Cultura

El Gordon Gekko del mundo del arte

2010-02-13

Edelman, el ex tiburón corporativo que fue parte de la inspiración para crear el...

Kelly Crow / Dow Jones Newswires

Justo antes de que se inaugurara en diciembre la feria de arte más prestigiosa de Estados Unidos, la Art Basel en Miami Beach, un energético hombre de 70 años llamado Asher Edelman atravesó el centro de convenciones donde se preparaba el evento hasta el stand de una galería de Zurich. Estaba acompañado por una decena de alguaciles estadounidenses, que tomaron posesión de cuatro pinturas de Yves Klein, Fernand Leger, Joan Miró y una escena en una pista de carreras de Edgar Degas, con un valor combinado de alrededor de US$15 millones.

Edelman hace todo lo posible por proteger sus intereses de arte. Había obtenido una orden de una corte federal para confiscar el inventario de la galería de Zurich como compensación potencial por una pintura de US$750.000 de Robert Ryman que la galería, llamada Gmurzynska, había tomado en préstamo y, según afirma el coleccionista, había dañado accidentalmente unos meses atrás.

En 48 horas, Edelman obtuvo su dinero y la galería recuperó sus cuadros. Peter R. Stern, un abogado de Gmurzynska, afirma que la compañía aseguradora de la galería se encontraba en el proceso de disputar el reclamo por el daño y la galería no sabía que se había emitido una orden judicial por la obra en ese lapso. "Asher utiliza tácticas inusuales, pero consigue lo que quiere", afirma sobre el incidente Barrett White, director de la galería Haunch of Venison, de Nueva York.

Edelman, el ex tiburón corporativo que fue parte de la inspiración para crear el personaje de Gordon Gekko en la película de 1987 Wall Street, ha adoptado una nueva profesión: financista de arte. Tras décadas como coleccionista, director de museos y dueño de galerías, Edelman estableció hace poco su propia firma, Art Assured Ltd., para coordinar inversiones en arte.

El campo de financiar arte es un terreno agreste por estos días. Cuando la recesión alteró el mercado hace un año, una cantidad de instituciones tradicionales como bancos y casas de subastas se echaron para atrás en préstamos y otros acuerdos de financiación basados en los precios de venta previstos para las obras. Un grupo enérgico de prestamistas y financistas boutique avanzaron para llenar ese vacío. Los más prominentes operan como tiendas de empeño de alta categoría, al entregar efectivo rápido a los coleccionistas, agentes y artistas a cambio del derecho para vender los trabajos de los prestatarios si no devuelven sus préstamos.

Estos prestamistas proveen una liquidez muy necesaria en un mercado donde en el último año los valores del arte se han desplomado y el crédito se ha estancado. Pero este territorio puede ser despiadado, con tasas de interés para préstamos a un año que a veces superan el 20% y donde el incumplimiento de pagos a veces puede llevar a batallas públicas en las cortes, como ocurrió el año pasado cuando Art Capital Group, con sede en Nueva York, demandó a la famosa fotógrafa Annie Leibovitz por incumplir los pagos de su préstamo de US$24 millones. Ambas partes alcanzaron un acuerdo más adelante para extender el préstamo.

Edelman es un jugador nuevo en el campo de las finanzas de arte, pero sus planes son ambiciosos y su actitud descarada capta atención en el mundo del arte. Más allá de otorgar préstamos, Edelman afirma que pretende apostar dinero a obras de arte que serán subastadas, un nicho en el cual sólo unos pocos financistas se han aventurado.

Antes de la recesión, era rutinario que Sotheby's y Christie's aseguraran comisiones al subastar obras a través de una apuesta financiera llamada una garantía: la casa prometía pagarle a un vendedor un precio acordado por una obra a no ser que los postores ofrecieran más. A cambio, la casa se llevaba una parte considerable —hasta 40%— de cualquier ganancias adicional si el postor ganador superaba el precio garantizado.

Cuando se desató la crisis hace poco más de un año, Christie's y Sotheby's perdieron en total US$63 millones de arte garantizado que no se vendió. Hoy la garantía de las casas de subastas casi ha desaparecido, sostienen esas firmas.

Edelman planea aprovechar ese vacío. Cuando un vendedor consigna una obra para ser subastada, la firma de Edelman promete comprar la pieza si no se vende por un precio mínimo acordado. A cambio, el vendedor le pagará a la firma honorarios de 5% a 10% del precio garantizado de la obra.

A diferencia de las casas de subastas, Edelman sostiene que también está dispuesto a apostar por una amplia gama de objetos de precios más bajos, como una obra modernista de US$55.000. Edelman afirma que los ítems de precios más bajos representan un mercado no explorado y prevé obtener ganancias del mayor volumen de obras.

Controversia

El plan está generando controversia en el mundo del arte. Las casas de subastas hacen público cuando ofrecen garantía sobre una obra en particular, debido a que de cierta forma son dueñas de la pieza. Una de las reglas cardinales en el proceso de subasta es que los vendedores no pueden hacer ofertas sobre su propio trabajo, debido a que podrían hacerlo para hacer subir el precio.

Pero no existe dicha norma para una obra que ha sido garantizada de forma privada y Edelman asegura que no descartaría hacer una oferta por una pieza que él mismo haya garantizado si alguien, diferente al vendedor, se lo pide. Los coleccionistas podrían terminar apostando contra él sin darse cuenta de que Edelman podría terminar con una mayor ganancia si la obra se vende bien.

La firma de Edelman está ubicada en el nororiente de Manhattan. El ambiente es más acogedor que la oficina con paredes negras en la que pasó la mayor parte de los años 80 comprando y deshaciendo empresas, desde Canal-Randolph hasta Mohawk Data Sciences. El arte entonces, como ahora, aparece en todas partes.

Cuando Stanley Weiser, el guionista de Wall Street, la cinta dirigida por Oliver Stone, vio en los 80 la casa de Edelman en una revista, reajustó el guión para que el tiburón corporativo ficticio, interpretado por Michael Douglas, coleccionara arte. "La parte sofisticada de Gekko (su casa y las subastas) fue basada en Edelman", dice Weiser. Stone y Douglas pasaron tiempo con el financista cuando estaban preparando la película.

La confianza de Edelman en el mercado del arte sigue intacta. Algunas de sus ideas se filtran en los memorandos que envía regularmente a expertos en el mundo del arte. En uno que envió el año pasado escribió: "El arte, como el oro, tiene un valor intrínseco... No puedo identificar una época en la historia moderna en la que (el arte) no haya servido de refugio cuando otros no han estado disponibles o no son sostenibles".



KC