Migración

Agradecidos, los haitianos consideran a Sao Paulo la 'tierra prometida'

2012-02-24

Un hombre haitiano, con su maleta a la entrada de un refugio para inmigrantes en la ciudad...

Gérard Aziakou

La megalópolis brasileña de Sao Paulo, que se construyó con olas sucesivas de inmigración extranjera, está abriendo sus puertas a cientos de haitianos que huyen de la miseria en su país, devastado por el terremoto de 2010.
 
No hay cifras oficiales sobre la cantidad de haitianos que viven en el área metropolitana de Sao Paulo, de 20 millones de personas, pero al menos 4.000 han llegado al norte de Brasil desde el seísmo de enero de 2010, sobre todo a través de los Estados de Amazonua, Acre y Rondonia tras atravesar las fronteras de Bolivia y Perú.
 
En entrevistas con AFP, varios haitianos elogiaron al Gobierno brasileño, que les concedió visados de residencia tras largas odiseas por Sudamérica, y describieron a Sao Paulo como la 'tierra prometida'.
 
"Han hecho tanto por nosotros, mientras otros países como Perú, Bolivia, Ecuador, incluso Estados Unidos, nos han dado la espalda", dijo Luckner Doucette, que llegó recientemente a Sao Paulo tras ocho meses en el norte del país.
 
Doucette, 31 años, que dejó a su esposa de 27 años en la ciudad de Manaos, dice que no recibe ayuda de las autoridades, y que no la precisa.
 
"Han hecho bastante por nosotros. Yo hablo portugués, me estoy quedando con amigos y tengo bastante confianza en que conseguiré un empleo en la construcción", dijo Doucette a AFP.
 
Brasil, que atraviesa un 'boom' de la infraestructura y la construcción ligados a la Copa del Mundo 2014 y a los Juegos Olímpicos de 2016 que se celebrarán en el país, se ha convertido en un atractivo destino para los inmigrantes haitianos.
 
Para los recién llegados a la capital económica del país, la primera parada suele ser en la Casa del Migrante, un refugio dirigido por misioneros en el barrio obrero de Glicerio.
 
Carla Aparecida Silva Aguilar, una asistente social que dirige la Casa del Migrante, indicó que el refugio alberga actualmente a 43 haitianos, de un total de 112 extranjeros de 20 países.
 
El complejo, ubicado cerca del distrito japonés Liberdade, ofrece alojamiento, comida, ayuda psicológica, clases de portugués y ayuda para conseguir empleo y asistencia médica.
 
Los residentes del refugio no reciben dinero y cada mañana, después del desayuno, deben abandonar el lugar y sólo pueden regresar después de las 16H30.
 
Su estancia no tiene un plazo máximo. "Lo decidimos caso por caso. Algunos se quedan dos semanas y otros varios meses", dijo Silva Aguilar.
 
El mes pasado, el refugio suspendió temporalmente las visitas de periodistas después de que el diario O Globo describiera la llegada de haitianos como una "invasión".
 
Suzanne Legrady, portavoz de la Misión Scalabrini de la parroquia Nuestra Señora de la Paz, que administra la Casa del Migrante, insiste en que los haitianos no roban empleos a los brasileños.
 
"Hay escasez de trabajadores en Sao Paulo, sobre todo en la construcción y en el trabajo doméstico", explicó.
 
El mes pasado, Brasilia decidió restringir la entrada de haitianos, al tiempo que concedió visados humanitarios a los 4.000 que ya se encontraban en el país. El Gobierno estima que otros 1.100 haitianos se hallan ilegalmente en Brasil.
 
Tras la publicación de la historia, la Casa del Migrante se vio inundada con correos electrónicos de compañías locales y personas que les ofrecen empleos, dijo Silva Aguilar.
 
Muchos residentes haitianos cuentan con una buena educación, hablan francés, español o inglés y eran considerados de clase media en su país. Dicen que abandonaron su tierra natal a raíz de la falta de oportunidades.
 
Micheline Charlton, una haitiana de 32 años, llegó a Sao Paulo tras un viaje tortuoso a través de Bolivia y Perú, y desembarcó en la ciudad de Tabatinga (estado de Amazonas, noroeste) en junio pasado.
 
Aún tiene que encontrar un empleo, pero no quiere ser empleada doméstica. "Yo tenía empleadas en Haití", contó a AFP. "Estoy buscando un empleo en una oficina pero no hablo portugués y generalmente es más difícil para las mujeres encontrar trabajo", dijo.
 
Charlton, que dejó atrás a su marido y a tres hijos, afirma que no está desalentada. "Amo este país, quiero quedarme aquí y traer a mi familia", aseguró.
 
Un hombre haitiano, con su maleta a la entrada de un refugio para inmigrantes en la ciudad brasileña de Sao Paulo, el 15 de enero pasado. Sao Paulo se ha convierto en una especie de 'tierra prometida' para cientos de haitianos que huyen de la miseria en su país.



KC