Sepulcros blanqueados

El bien frente al mal

2012-08-22

"Sabemos, en efecto, que la ley es espiritual, mas yo soy de carne, vendido al poder del...

Fuente: F. Fraternidad Católica

11a. de 12 partes

El bien y el mal existen innegablemente, y desde niños se nos desarrolla el instinto para percibir lo bueno de lo malo, el bien del mal. La primera cátedra del Evangelio, la prédica principal de Jesús antes que cualquier otra, es la de distinguir el bien del mal, para lo cual no se necesita más que el sentido común para saber lo que es bueno y es malo. Es la primera lección del catecismo. La mayor parte de las veces no decimos a los demás lo que hacemos para merecer lo que nos pasa, nos decimos casi siempre víctimas inocentes y le echamos la culpa a Dios, creyendo que Él no habla, no escucha, ni se defiende; haciéndonos tontos y engañándonos a nosotros mismos, porque Él lo sabe todo, tal como lo sabe nuestra conciencia que no la podemos apagar nunca.

En este aspecto, discerniendo sobre el bien y el mal, San Pablo expresa su sentir en una de sus epístolas. Fue un estudioso y adentrado de la Fe Católica después de haber sido un perseguidor acérrimo de los cristianos y judío de nacimiento al servicio militar de los sumos sacerdotes para combatir el cristianismo. El confiesa en los siguientes versículos sus sentimientos sobre el instinto del bien y el mal:

"Sabemos, en efecto, que la ley es espiritual, mas yo soy de carne, vendido al poder del pecado. Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quiero, sino que hago lo que aborrezco. Y, si hago lo que no quiero, estoy de acuerdo con la Ley en que es buena; en realidad, ya no soy yo quien obra, sino el pecado que habita en mí" (Epístola de San Pablo a los Romanos, Cap. 7 vers. 14-25). El bien o el mal están dentro de nosotros, no está afuera, es lo que nos hace ser buenos o malos.

Acaso la Gula, Avaricia, Pereza, Ira, Envidia, y Soberbia, son excluyentes de los pecados capitales que, como lo Lujuria, se cuestiona aparte en este caso de pederastia; no son acaso ramas del mismo tronco. Valdría la pena espulgar y recapacitar en el significado y los sinónimos de estos siete graves pecados a los que todos estamos expuestos o cometiéndolos, siendo entonces sujetos también al juicio de Dios. La corrupción, con sus distintas expresiones, también debería verse de manera pecaminosa y aborrecerla.

Qué ilusos aquellos que creen que con la difusión tendenciosa semejante a la que están desplegando para desacreditar a la iglesia, van a hacer que nos apartemos de ella o que vamos a desestimar nuestras creencias, nuestra Fe religiosa hacia Jesucristo, por el sólo hecho de que unos cuantos sacerdotes o religiosos la desacreditaron con su conducta ruin. Por el contrario, ahora estamos más firmes, unidos y dispuestos a defenderla contra estos ataques, y solamente basta señalar y recordar que estamos en la Iglesia de Jesucristo, no con esos hombres que la desprestigiaron. Así como hay algunos malos religiosos así también hay muchos buenos que cumplen con su misión apostólica y son digno ejemplo a seguir, son la inmensa mayoría.

Finalmente, para concluir, no se vale ni podemos aceptar que en casos particulares "justos paguen por pecadores". O que nuestra Iglesia, que solamente guarda la palabra de Dios y sirve para evangelizar la doctrina de Cristo, sea vituperada por aquellos que la deshonraron.

Entonces y como corolario, vale la pena reflexionar en estos versículos: "El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra". ¡No seáis semejantes a sepulcros blanqueados! ¡Con la vara que midas serás medido! ¡No son todos los que están, ni están todos los que son! También, no está por demás y vale la pena recordar y repasar el final de la oración que Cristo nos enseño para dirigirnos a Dios: "Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, -no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal-, Amén".

Por último, pedimos a Dios Padre, a nuestro Señor Jesucristo, que nos ilumine para trasmitir su palabra fielmente, tal cual nos la hace saber, y que cumpla la intención que tenemos para compartirla a nuestros hermanos, y de esta forma cumplir nuestra misión evangelizadora para que todos conozcan su mensaje y se salven. El que tenga oídos, que oiga.

Mañana, 12a. u última parte

Ver anteriores:

https://elperiodicodemexico.com/nota.php?sec=Columnas-Sepulcrosblanqueados



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