Reportajes

¿Cómo abordar la inversión china en el mundo?

2013-01-13

Incluso determinar qué operaciones chinas son estatales puede ser difícil. El...

Por BOB DAVIS, WSJ

BEIJING—El furor político que acompaña muchas de las inversiones de las empresas de China en el exterior es fácil de comprender. Lo complejo es decidir qué se puede hacer al respecto.

A diferencia de las compañías privadas, las empresas estatales chinas sirven a dos amos: el Partido Comunista y los accionistas privados. Y el partido cuenta con el as bajo la manga puesto que designa a los presidentes ejecutivos. Los políticos sospechan que estas inversiones podrían ser un "potencial caballo de Troya", como las calificó un reciente informe de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad Estados Unidos-China.

Según la comisión del Congreso de EE.UU., las empresas estatales representaron 90% del valor de las inversiones chinas en las industrias estadounidenses de maquinaria, aeroespacial, automóviles y logística entre 2007 y el tercer trimestre de 2011. Algunos acuerdos de 2012 fueron particularmente controvertidos. La oferta de una compañía china con vínculos al gobierno municipal de Beijing para comprar la mayor parte de la empresa aeroespacial Hawker Beechcraft Inc. fracasó a causa de las objeciones de seguridad nacional del gobierno estadounidense.

Canadá aprobó una propuesta de Cnooc Ltd. para adquirir la energética Nexen Inc., pero advirtió que las futuras compras de activos canadienses de arenas petrolíferas por parte de empresas estatales chinas sólo serán aprobadas bajo circunstancias "excepcionales".

Incluso determinar qué operaciones chinas son estatales puede ser difícil. El gobierno de EE.UU. sospecha que el ejército tiene una influencia significativa sobre varias empresas privadas importantes de China.

Prohibir estas inversiones no tiene sentido desde el punto de vista económico, al separar a las economías débiles de una fuente de financiamiento abundante. EE.UU., en cambio, intenta aprovechar las negociaciones de cara a un tratado de libre comercio en el Pacífico, la Alianza Transpacífica (o TPP, por sus siglas en inglés), para formular reglas que gobiernen la conducta de las empresas estatales.

China no es parte de las negociaciones, pero EE.UU. espera que, a la larga, Beijing aceptara las limitaciones impuestas a las compañías estatales con tal de sumarse al pacto comercial y beneficiarse de los recortes de aranceles y otros acuerdos.

Pero eso podría ser ilusorio. China se encamina a convertirse en la economía más grande del mundo dentro de una o dos décadas y la influencia de Washington se está desvaneciendo. La sigla TPP, asimismo, genera anticuerpos en China.

Una columna de opinión publicada por la agencia estatal de noticias Xinhua describió a la TPP como "un instrumento directo para impedir que China e India tengan acceso igualitario a los mercados clave de la Cuenca del Pacífico".

Huang Huaguang, quien dirige la oficina de investigación de desarrollo internacional del Partido Comunista chino, dijo abiertamente en una entrevista que "el objetivo de la TPP es excluir a China".

Robert Kimmitt, un abogado en Washington que se desempeñó como subsecretario del Tesoro durante el gobierno de George Bush, promueve sigilosamente una alternativa: la creación de una ronda de negociaciones para abordar los problemas específicos que presentan las firmas estatales. Seguirían el modelo de las conversaciones realizadas en 2008 sobre los fondos soberanos de inversión, enormes fondos de inversión controlados por el gobierno, que eran percibidos como instrumentos de los gobiernos extranjeros para avanzar sus intereses.

El diálogo en torno a los fondos soberanos tuvo lugar bajo el patrocinio del Fondo Monetario Internacional y generó lo que se conoce como los Principios de Santiago, ya que se acordaron en la capital de Chile.

Los fondos se comprometieron a invertir con fines comerciales, y no políticos; divulgar mayores datos sobre sus operaciones e inversiones; y renunciar a una "influencia inapropiada" por parte del gobierno, su principal accionista.



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