¡Basta ya!

Una tragedia llamada PGR

2013-05-01

Las cosas para la PGR se complicaron aún más con Felipe Calderón, quien era...

Por Víctor Sánchez Baños

Cuidado de la democracia. Como norma política parece cosa buena. Pero de la democracia del pensamiento y del gesto, la democracia del corazón y la costumbre es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad.

José Ortega y Gasset

Durante mucho tiempo, en los últimos 12 años, en este espacio mencionamos la irresponsable operación de la Procuraduría General de la República, en la procuración de justicia en nombre de la sociedad.

En ese lapso varios  procuradores generales de justicia, trabajaron al capricho y berrinche de los presidente de la República, lo que nos lleva a una inmediata reflexión: urge deslindar la PGR del Presidente, para hacerla un organismo autónomo y estrictamente bajo el control de la sociedad.

Pero, vamos a la historia reciente de la PGR. Con Vicente Fox, se manejó al capricho de quien no tenía la más remota idea de la función del Ministerio Público Federal. Trató a los procuradores como asesor jurídico a los que jamás les hizo caso. A Rafael Macedo de la Concha, con el tema de Andrés Manuel López Obrador y con la orden de un juez para sancionar penalmente al Peje, prefirió no actuar y obligar a la PGR a no cumplir la ley. La actuación gris de Daniel Cabeza de Vaca, es simplemente una vergüenza.

Las cosas para la PGR se complicaron aún más con Felipe Calderón, quien era abogado y sabía perfectamente la función de esa estratégica, para la sociedad, institución. Sin embargo, fueron los peores años para la Procuraría.

Le arrebató las funciones de investigador y se las entregó a la Policía Federal, en aquel entonces bajo el control de Genaro García Luna, quien duró todo el sexenio. Acabó con la estructura de representante social y la dejó en mera institución de membrete.

Abogados como Eduardo Medina Mora, Arturo Chávez Chávez y Marisela Morales, hicieron añicos a una institución que merece el respeto de todos y, al mismo tiempo, es por orden constitucional el instrumento de la sociedad para representar a la sociedad cuando es ofendida por un criminal o quien viola la ley.



EEM

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