Reportajes

El Popocatepétl, una amenaza incesante

2013-06-05

La efervescencia política y otros distractores, están subestimando la...

José Manuel Rodríguez Solar

"No  hay que lamentar, hay que prevenir;
ver el futuro en el presente"

Después de analizar y considerar el torrente noticioso con lujo de datos, detalles e imágenes sobre la actividad volcánica del Popocatépetl, sería conveniente y pertinente que el gobierno federal considere no solo las acciones de evacuación en caso de una erupción, sino mejor que pensara en ir despoblando desde ahora las poblaciones que se encuentran amenazadas y que corren inminente peligro si se produce tal evento; que nadie quisiera, pero que puede darse.

No se trata solo de prevenir, o de auxiliar a la población en caso de una tragedia de esta naturaleza, sino de adelantarse a los hechos tomando las medidas concernientes y necesarias oportunamente, como sería la de deshabitar las zonas de alto riesgo y peligrosidad. Por fortuna no ha sucedido todavía la temida erupción, pero puede suceder en cualquier momento y sin previo aviso, como lo advierten científicos y vulcanólogos que se han dado a la tarea de investigar y estudiar la actividad volcánica actual del volcán.

 

La efervescencia política y otros distractores, están subestimando la preocupación de los habitantes en las zonas que están en peligro en caso la erupción. En la Ciudad de México, y otras ciudades como Puebla, Tlaxcala y alrededores, se han podido ver y sentir la lluvia de cenizas que desprende el  volcán, esparcidas lo largo y ancho de 90,000 km². Así que no podemos soslayarlo ni dejar de comentarlo como una advertencia más a la que no debemos ser indiferentes. Tampoco el gobierno debe ser pasivo ante la alarma y la señal amarilla. Suceda o no suceda dicha erupción, hay que ser cautos, precavidos y prestar atención a estos avisos. Más vale remediar y prevenir ahora que lamentar y sufrir después las consecuencias.

Es urgente, por el tiempo que se ha perdido, prestar atención a los avisos y advertencias que el Popocatéptl ha estado enviando en las últimos meses y no pasarlos desapercibidos.  Desde 1994 ha habido seis episodio de alerta amarilla fase 3 y actualmente se encuentra en la fase 2.

 

En estas circunstancias, ante la amenaza incesante, el gobierno debería avocarse en una  tarea efectiva y pronta para evitar cualquier tipo de tragedia, y disponer desde ahora acciones concretas de prevención que sean "efectivas" ante una eventual erupción, las cuales deberían centrarse en deshabitar las poblaciones que están muy cerca del volcán y dentro del radio de más alta de peligrosidad; y no esperar a que se dé la indeseable erupción volcánica. Para tal efecto sería conveniente comenzar a planear y estudiar a donde mudar a la gente que se encuentra bajo la amenaza volcánica.

Es cierto que muchos de los habitantes de esa región no querrían hacerlo voluntariamente y se niegan a abandonar sus asentamientos por razones obvias y lógicas, ya que no solo es su hábitat  el que dejarían si se mudaran a otra parte, sino también en su terruño está su modus vivendi y sustentación económica. Además, la resistencia a la evacuación frente al peligro volcánico no es privativa de México; se han visto casos similares en otras partes del mundo cercanas a volcanes. No es fácil aceptar el peligro de un evento de esta naturaleza que no se sabe cuando sucedera.

 

Precisamente ante esta predisposición hay que pensar, y esa es la tarea, en un desarrollo urbanístico sustentable para esa gente que habría que desalojar de las cercanías del volcán, y ofrecerles una mejor y más segura opción para su hábitat. 

Una ciudad nueva y apropiada, en la que se encuentren integrados y satisfaciendo sus necesidades con las condiciones adecuadas para desarrollarse económicamente de acuerdo con las actividades a las que actualmente se dedican, como las agrícolas, ganaderas, avícolas,  etc. Tal vez otras mejores opciones.

Solo así podrían voluntariamente aceptar la movilización que por ahora rechazan, porque también, ante una evacuación provisional, al abandonar sus casas temen perder sus bienes y pertenencias por los saqueos infrahumanos que se dan en estos casos. Muchos prefieren morir en medio del peligro que abandonar su casa y pertenencias, porque las opciones que el gobierno les brinda no son las mejores ni las más seguras, son generalmente una aventura de alto riesgo.

Esta obra que se plantea, desde el inicio de la construcción y edificación, podría darles  además ocupación a los migrantes de la zona volcánica de manera preferente y encontrar en ella un mejor trabajo y ocupación.

Esta propuesta conlleva un estudio y una planeación de la obra urbana comenzando con un censo poblacional y socioeconómico para determinar la magnitud de este proyecto, a fin de satisfacer las necesidades de los nuevos habitantes.  Sería una obra de gran envergadura que pondría de manifiesto una actitud solidaria del gobierno con las gentes que hoy, más que otras, se encuentran en peligro de perder sus vidas. Una prueba tangible de que verdaderamente las autoridades cumplen con su deber de proteger a la población ante amenazas de desastres naturales y que se preocupan por ellos.

Una obra de esta naturaleza tendría además ventajas económicas como la de dar ocupación a muchos que están desempleados y ocuparlos en las obras de construcción en este desarrollo habitacional. Valdría más la pena y es más indispensable que la construcción de un nuevo aeropuerto o una súper-autopista, como en las que se están pensando.

 

Este tipo de obras, la planeación de zonas metropolitanas, los estudios para mejorar su administración y los criterios para delimitarlas competen a la Secretaría de Gobernación, a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), y también a la Comisión de Desarrollo Metropolitano de la Cámara de Diputados, quiénes debería estar trabajando y ocupando de estas atenciones que deberían ser preferentes en favor de la población que se encuentra asentada en zonas vulnerables a desastres naturales. No solo de la zona del popocatépetl, sino también de aquellos lugares en donde existen asentamientos irregulares y peligrosos, propensos a inundaciones, deslaves, explosiones, tsunamis, etc.

Para tal fin el gobierno puede ordenar un presupuesto extraordinario de emergencia para hacerle frente a esta posible contingencia que se cierne sobre los pobladores de las zonas aledañas al Volcán Popocatépetl. De una u otra manera debería sufragarse el costo de esta tarea que tiene prioridad nacional y actuar en consecuencia con la prisa que merece. No debemos esperar a que se incluya, discuta o apruebe en el próximo presupuesto anual de la federación. El costo de esta movilización también debería compartirse y prorratearse sobre los presupuestos de los Estados colindantes a la zona volcánica. Así mismo para estas gestiones y casos existe el Sistema Nacional de Protección Civil, la Dirección General para la Gestión de Riesgos, el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), dependientes de la Secretaría de Gobernación. Aquí es donde quisiéramos ver que nuestros impuestos están trabajando, y no en obras superfluas e intrascendentes que solo benefician los bolsillos de los constructores, contratistas y gobernantes corruptos que se benefician con ellas.

El costo de un programa de esta naturaleza, para el desalojo y evacuación de los habitantes de la población asentada en las inmediaciones del volcán Popocatépetl, así como del nuevo asentamiento urbano para ellos, podría ser de aproximadamente 12,000 millones de pesos (mil millones de dólares), incluyendo las movilizaciones, acarreos, nuevas viviendas y apoyo al modus vivendi de los emigrantes. El área del terreno, tal vez serían 10 kilómetros cuadrados.

El costo que se presupone equivale apenas a menos del 1 por ciento del total de la suma que se erogó para rescatar de la quiebra a las instituciones bancarias después de los desfalcos que tuvieron en la década de los noventa (IPAB-FOBAPROA); o bien, en otra comparación, a una centésima del costo anual del servicio de la deuda pública; o a una milésima parte del PIB. Más aún, para este fin, ameritaría darle un pellizco a los más de 167,000 millones de dólares que el gobierno presume tener como reservas. En este caso no podemos ni debemos ser indiferente con una emergencia de tal naturaleza como la que se plantea, frente a miles de compatriotas, y menos escatimar recursos tratándose de proteger y salvar sus vidas.

Pero mientras esta obra se analiza, aprueba, se comienza y termina, ahora mismo habría que comenzar a acomodarlos provisionalmente en otros lugares y para ello se pueden aprovechar algunas de las unidades habitacionales que pueden estar disponibles en los inventarios del Infonavit, Foviste, ISSSTE, Seguro Social, etcétera. En esta emergencia hay que brindarles una opción digna, decente y no al revés, o todo lo contrario, en albergues improvisados e insuficientes que solo producirían hacinamientos. Hay que echar mano de donde sea con tal de liberarlos de  la amenaza latente en la que están viviendo todo el tiempo.

El costo de estas nuevas unidades habitacionales de las que se dispusiera se solventarían con el pago de las indemnizaciones por la expropiación de sus casas y terrenos en las zonas de peligro volcánico, conforme a un decreto que debería pronunciarse en este caso y por las razones expuestas, como se hace cuando se expropian otras propiedades particulares cuando se tienen que hacer obras públicas de interés social.

Sólo así, en primer lugar, se puede negociar y resolver la evacuación de la zona volcánica, que suceda o no suceda una erupción, se debería proceder desde ahora el desalojo y la expropiación de esas áreas y cerrarla para siempre por la razón incuestionable de su alta peligrosidad, como medida de seguridad nacional.

Menos debemos esperar que se presente la erupción para iniciar la evacuación de la zona. Nadie puede darnos la seguridad de que no va a pasar nada y que el volcán puede seguir esperando y no hacer erupción, la que de por sí está pronosticada desde hace tiempo  por científicos vulcanólogos.

 

Además, independientemente, es una obra de desarrollo urbano y habitacional que debió haberse hecho desde hace mucho tiempo, desde la época de Ernesto Zedillo, que cuando se le planteó se hizo de la vista gorda, al igual que al entonces secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, flamante secretario de Educación Pública actualmente. 

Este no debe verse como un problema regional, sino de conciencia nacional y solidaridad con todos aquellos que se encuentran amenazados de muerte en las zonas de peligro volcánico. No es esta una súplica de clemencia para ellos, sino una petición de justicia hacia sus derechos humanos. Son gente que está viviendo la peor suerte por su pobreza que les impide emigrar a otros lugares. No son todavía personas desaparecidas, pero que podrían serlo.

 

Es ridículo estar pensando en un programa de evacuación a la mera hora de la erupción, en auxiliarlos después de su desgracia. Lo mismo sucede con aquellos que habitan al borde de las autopistas y carreteras. Acabamos de presenciar una tragedia similar en Ecatepec, por la explosión de una pipa de gas el mes, que produjo la muerte de 27 las personas, en donde su puso de manifiesto la improvisación y la falta de previsión en la construcción de una autopista que se construyó al lado de las casas de los habitantes de esa zona que es habitacional y urbana. Después de esta tragedia el gobierno se dio cuenta de su negligencia, indolencia y grave falta de previsión, recayendo la responsabilidad en aquellos gobernantes que pudieron evitar el hecho. Más recientemente, hace una semana, volvió a suceder algo similar, con el deslave de un cerro que no fue amurallado y por donde a sus orillas pasa la autopista México-Querétaro. En este caso murieron siete personas y otras quedaron heridas, además de los graves daños materiales que se produjeron. Las carreteras tienden a estrechar los asentamientos urbanos y propician el crecimiento habitacional a sus lados.

Pudiéndose evitar tragedias no se hace ni se piensa en hacer nada para evitarlas. Como siempre sucede, en esta, como en otras ocasiones, como dice el dicho: después de ahogado el niño, quieren tapar el pozo".

Pero, volviendo al tema que nos ocupa, el del Popocatépetl, pensemos, si realmente el volcán llega a hacer erupción y que el gobierno no haga nada ahora, previamente advertido, entonces si mal se va a ver, por no haber hecho caso de los avisos oportunos. Simplemente sería reprendido, aunque después emprendiera acciones de rescate infructuosas y extemporáneas. Este es el único hecho verdadero, que de suscitarse, si se le atribuirá al gobierno como una extraordinaria negligencia o desidia, luego de tantas advertencias que desde hace más de 20 años hemos estado recibiendo.

Ha transcurrido el tiempo suficiente para haber evacuado las zonas que están amenazadas. Por eso vale la pena pensar seriamente en tomar previsiones y precauciones y no dejar pasar más días sin hacer todo lo que está al alcance con toda oportunidad.

 

Sin embargo el gobierno se resiste a evacuar zonas cercanas al volcán Popocatépetl pese a las emisiones continuas de ceniza Las autoridades aún no lo consideran necesario. Insisten que por ahora no se ordenará la evacuación de los pobladores que viven cerca del volcán Popocatépetl.

En apoyo de esta recomendación y sugerencia y para reforzar esta llamada de atención, a continuación se reproducen textualmente algunas consideraciones de reconocidos especialistas y técnicos en la materia, los cuales han sido publicados en distintos medios periodísticos.

"La vulnerabilidad de la capital mexicana, debido a su ubicación sobre zona sísmica, preocupa a los investigadores que participaron en la redacción del nuevo Atlas de la Ciudad de México y le conceden desventaja ante otras zonas metropolitanas como Tokio-Yokohama, Los Ángeles-Long Beach,  o San Francisco-Oakland, que enfrentan similar riesgo".

Otros vulcanólogos, Gerardo Suárez y Zenón Jiménez, investigadores del Instituto de geofísica de la UNAM, recomiendan que "no soslayemos el hecho de que el Popocatépetl es un volcán activo. Recordemos que su última erupción, acompañada de explosiones, ocurrió en 1925, después de un periodo de tensión similar al que hoy estamos viviendo, que en aquella época fue entre los años de 1919 y 1925. En esos años la zona volcánica prácticamente no estaba poblada ni había los asentamientos humanos que hoy tenemos".

"Los riesgos potenciales de la ciudad no son, por desgracia, únicamente de origen sísmico. La ciudad de México está ubicada en el llamado cinturón de fuego del pacífico, sitio donde ocurren la mayor parte de los fenómenos sísmicos y volcánicos de nuestro planeta."

"Los terremotos de 1985 y los últimos sucesos evidencian el peligro que enfrentan las zonas ubicadas sobre el cinturón de fuego del pacífico, entre las que también podemos contar, dentro de la ciudad de México; la Sierra de las cruces (Cuajimalpa), Lomas de plateros, Olivar del Conde y la Sierra del Ajusco; Aparte de las otras zonas ubicadas en las inmediaciones de la zona volcánica del Popocatépetl y la Sierra de Texcoco."

"Si se observa el plano de hipsometría y batimetría de la ciudad de México y las ondas conurbadas, nos podremos dar cuenta de la situación de vulnerabilidad a la que nos referimos, así como apreciar los volcanes activos o conectados a nuestro alrededor: El Popocatépetl, el Iztaccihuatl, La Malinche, el Ajusco y el Nevado de Toluca."

Por si fueran pocas las advertencias y recomendaciones, a continuación podemos leer las últimas noticias sobre la actividad volcánica del Popocatépetl y lo que opina la población asentada en las zonas de peligro.

Espero que después de esta lectura de noticias, se considere seriamente la gravedad de la amenaza cernida.

Ver "Ultimas noticias y opiniones sobre actividad volcánica del Volcán Popocatépetl"

Este problema es preponderante y debe llamar nuestra atención sobre cualquier otro problema o necesidad apremiante, a tal grado que debemos considerarlo y no distraernos en otras cuestiones que pueden ser irrelevantes frente a la erupción anunciada.

Más que simulacros, deberían efectuarse acciones contundentes como la despoblación de las zonas en inminente peligro.

Recientemente, hace apenas unos días, el presidente Enrique Peña Nieto, al encabezar la instalación del Consejo Nacional de Protección Civil, afirmó que en el Gobierno de la República "tenemos muy claro que un deber irrenunciable del Estado es crear condiciones de seguridad y protección para sus habitantes, y en este propósito es indispensable promover la coordinación y articulación de los esfuerzos institucionales".

Dijo que en nuestra historia reciente México ha sufrido el embate de diversos fenómenos que han afectado la vida de miles de familias mexicanas y que han cimbrado la más profunda conciencia nacional. Por ello, añadió, "México está obligado a reorientar los esfuerzos de Protección Civil, en materia de prevención y mitigación de riesgos en el impacto de los desastres".

Por lo importante y trascendente de su discurso, que se enmarca en el contexto de este artículo, reproducimos los puntos contextuales que se refieren a la prevención y anticipación a los desastres naturales, como el tema que ahora estamos tratando: sobre la posibilidad de una erupción del volcán Popocatepetl y la afectación a los pobladores que se encuentran cerca del mismo.

Ver discurso del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto

Este discurso, se acomoda muy bien y resulta oportuno en la intención y propósito de esta propuesta que cae además como anillo al dedo; no necesita prueba particular, sino que se deduce fácilmente de lo enunciado por el presidente de la República. En él se compromete a tomar acciones preventivas ante la víspera de desastres naturales.

Por si fuera poco, y para reforzar más la importancia que tiene la prevención y anticipación a los desastres naturales, también el presidente Peña Nieto, en otro discurso, al dar inicio la Semana Nacional del Medio Ambiente, reitero nuevamente que "hay que reducir la vulnerabilidad de los mexicanos que viven en situación de riesgo. Transitar hacia modelos de ciudades sustentables, con sistemas de movilidad inteligentes". Así lo dijo, en forma breve, precisa y concreta.

Esta es la ocasión y la oportunidad para poner de manifiesto en los hechos el contenido de estos dos elocuentes discursos y las intenciones que tiene el presidente. Como corolario de estas reflexiones, solo podemos decir que "hay que pasar, del dicho al hecho, de las intenciones a las acciones, y de las propuestas a las realizaciones".

No hay que esperar un desastre como en otras ocasiones para hacer algo al respecto, hay que hacer lo conducente en este caso, tomar la amenaza como si fuera un tsunami que se está formando. Más vale prevenir que lamentar.

Hay que tomar en cuenta las experiencias que han sacudido a varios países por este tipo de desgracias, y que pudieron evitarse de haber prestado atención a las advertencias. Más adelante en un anexo aparte puede leerse la documentación que hay sobre los registros de las erupciones volcánicas más mortales del planeta.

Solo basta extraer de esa documentación un solo caso que resulta ilustrativo sobre lo que paso en otro lugar y puede pasar aquí.

El monte Pelée, es un estratovolcán (*) activo ubicado en el extremo norte del Departamento francés de Ultramar de la isla de Martinica, parte del Arco volcánico de las Antillas Menores. Es un volcán que domina la isla con sus actuales 1,397 msnm. Este volcán había dado señales de actividad en 1792 y en 1851, aunque en ambos casos las erupciones fueron leves. Su historia y similitud con el Popocatépetl debería llamar la atención.

 

Volcán "Monte Pelée", en la Isla Martinica, Francia

 

No estamos advirtiendo una erupción del volcán, ni una tragedia, solamente queremos prevenirnos de ella con toda oportunidad, antes de que suceda, si llegará a suceder.

Ver: Crónica de la Erupción del Volcán "Monte Pelée"

Este volcán, el Monte Pelée, como el  Popocatepetl, son del mismo tipo: estratovolcán.

Casos e historias como esta hay muchas, simplemente bastaría con leer en la historia del mundo los desastres naturales más mortales del planeta que ha sufrido la humanidad por causa de las erupciones volcánicas.

Ver: Erupciones Volcánicas más mortales del planeta

También hay que recordar lo sucedido en las islas Montserrat, más recientemente,  donde el volcán "The Soufriere Hills", en agosto de 1997, de la noche a la mañana, hizo erupción en cuestión de minutos destruyendo y arrasando más de 200 casas que se encontraban en el paso del torrente de material volcánico convertido en lava. Muchas desgracias se tuvieron que lamentar en esa isla en la que no había opción de ir a otro lado. Tampoco se pudo pronosticar la tragedia antes de que sucediera ni el curso y dirección que tomaron los derrames que provocó el volcán.

Una última información que debemos considerar es que los otros volcanes en la zona del cinturón de fuego del pacífico (Iztaccihuatl, Malinche, Tlaloc) cerca de la ciudad de México, no tienen carácter abierto y están conectados por las cavernas que comunican al Popocatepelt, a través del cual harían erupción en caso de una intensa actividad volcánica.

El gobierno federal, si se adelantara a prevenir esta eventualidad, pasaría a la historia con un reconocimiento muy especial no sólo de los pobladores de estos lugares, sino de todos los mexicanos y sería recordado en el futuro a partir del momento en que sucediera.

No importa cuando suceda, entre más tiempo pase y no pase nada, mas lo van a recordar cuando llegue ese día, al que vulcanólogos y científicos no descartan,  ni pueden precisar ni  saber cuándo será. Si no es por ellos, que sea por sus hijos, o por sus nietos.

OPINION DE VULCANÓLOGOS SOBRE EL POPOCATÉPETL

El Popocatépetl está considerado por científicos vulcanólogos como uno de los 10 volcanes más peligrosos del mundo.

"A unos 70 km de la ciudad de México se encuentra un asesino enorme que se esconde bajo un glaciar. Se eleva a 5,400 metros sobre el nivel del mar y presenta una amenaza seria no sólo para la capital (con una población aproximada de 12 millones de personas), sino también para otras numerosas ciudades y aldeas que se encuentran en las proximidades. Es el volcán más despiadado de los 20 enormes volcanes de México. En el año 2000 unas decenas de miles de personas fueron evacuadas, y su erupción entonces provocó el derretimiento de los glaciares".

Ver artículo: Los 10 Volcanes más peligrosos del mundo.

En síntesis, vale la pena tomar en cuenta la sugerencia de que hay que evacuar y deshabitar lo antes posible las zonas más peligrosas que están alrededor del volcán, comenzando por aquellas que están más cerca y de mayor peligro. Al mismo tiempo, brindarles a sus habitantes la opción de una nueva vivienda en mejores condiciones de las que actualmente tienen, y que en ellas puedan continuar con su modus vivendi o una mejor alternativa.

Porque también hay que imaginar que en el caso de que surgiera una erupción, la evacuación sería trágica, y en el congestionamiento y aglomeraciones que se producirían en los caminos, quizás hasta podrían morir en el intento de salir corriendo, en medio del pánico, el miedo y apresuramiento para huir de los rios de lava, las cenizas, los flujos de lodo, inundaciones, derrumbes, asfixia o intoxicación. Son escenarios que por la experiencia en otros países se producen en este caso.

Luego, también si llegara la alerta roja de evacuación, podemos imaginar a los medios de transporte atrapados entre sí, unos subiendo a dar auxilio y socorro, y otros huyendo del peligro, circulando en caminos estrechos y angostos que las propias autoridades han reconocido que se encuentran intransitables y que requieren mantenimiento o reconstrucción urgente. Hay tramos en los que no libran el paso dos autos juntos, menos dos camiones.

 

A todo esto están expuestos constantemente los pobladores en esos lugares, incluso sin considerar el extremo de una erupción abierta.

No es ningún tipo de solución ponerse a construir o reconstruir caminos, nuevos o viejos, que den acceso a las zonas de peligro. De ninguna manera debe alentarse ningún tipo de obra o asentamientos humanos; por el contrario, después de la evacuación o deshabitación debería cerrarse definitivamente y declararse zona de alto peligro por seguridad nacional.

En lugar de gastar dinero en caminos mejor debería repartirse esa inversión entre los pobladores para aquellos que por mutuo propio evacuen la zona y puedan comprar una vivienda en cualquier otro lugar que ellos elijan. Esta sería otra opción en lugar de darles físicamente una vivienda, para aquellos que desde ahora quisieran mudarse a otra parte.

Se ha puesto a pensar acaso el gobierno del costo económico que tendría una tragedia de esta naturaleza, en el caso de que el Popocatépetl hiciera erupción, en los cientos de miles de millones que costaría, y de las vidas humanas que se perderían. Según cifras de economistas, la inversión en la prevención de una erupción volcánica es la más redituable: si invertimos un peso en la prevención, vamos a ahorrarnos cinco pesos en el costo que tendría un desastre de esta naturaleza, pero sobre todo, estaríamos salvando cientos de miles de personas.

Esperamos que esta advertencia sea atendida y que se le dé curso para prevenir y no lamentarnos después por haber hecho caso omiso de ella. Llegó el momento en que el gobierno tiene que demostrar su capacidad de respuesta para dictaminar, hacer y resolver el problema que está latente. Es una buena oportunidad para darnos un buen ejemplo. Pasar del dicho al hecho. Sería lamentable que los avisos y señales que nos manda "Don Goyo" no se atiendan y pasen desapercibidas.

Ver Video

Estratovolcán (*)

Se  llama estratovolcán a la variedad de volcán cónico de gran altura, formado por varias cantidades de estratos de lava solidificada, piroclastos alternantes (producidos en épocas alternantes de actividad volcánica y de ríos de lava líquida) y de cenizas volcánicas. Los estratovolcanes se caracterizan por poseer un perfil empinado y por producir explosiones volcánicas periódicas. La lava que emana de estos volcanes es viscosa y antes de llegar lejos, se endurece debido al enfriamiento. Sus fuentes de magma son altas en sílice o ácidas y contienen dacita, riolita y andesita. Muchos de estos volcanes superan los 2500 metros de altura.

Los vulcanólogos optan por el término "estratovolcán", en lugar del frecuentemente usado "volcán compuesto", para marcar las diferencias entre ambos, ya que es una característica general de los volcanes el hecho de poseer una estructura compuesta de capas de varios materiales provenientes de las diferentes erupciones.

Los estratovolcanes son geologías típicas de zonas de subducción, y se presentan en forma de arcos o de cadenas longitudinales en los bordes de la placa tectónica. Estos bordes se encuentran donde la corteza oceánica penetra por debajo de la corteza continental (como en los Andes) o en una dorsal del océano (como puede observarse en Islandia). El magma que los forma emerge cuando el agua retenida en el basalto y en los minerales se derrama sobre la astenósfera (la losa superior del manto terrestre), produciendo su hundimiento.

La desecación (o sea, la eliminación total del agua por parte de los minerales) ocurre cuando se presentan las condiciones adecuadas de temperatura y de presión en algunos minerales, como resultado de la subducción de la placa. El agua de la capa inferior, al ser liberada, disminuye el punto de fusión de la roca que se movió sobre esta, y es sometida, en consecuencia, a una fusión parcial que la hace emerger por ser menos densa que las rocas que la rodean, dando lugar a piscinas temporales sobre la litosfera. Entonces emite magma por la corteza, aportando minerales compuestos con abundante sílice. Ya cerca de la superficie, el magma forma debajo del volcán como una laguna en una cámara magmática. La baja presión relativa del magma contribuye a que los gases (azufre, CO2 y cloro) y el agua reaccionen, a la manera de una botella de agua con gas al abrirse, y formen fisuras volcánicas y piroclastos. Cuando se acumula una cierta cantidad de magma y de gases, la tapa del cono volcánico se quiebra, produciendo una erupción explosiva.

Zonas de subducción:

La teoría de la tectónica de placas describe a la subducción de placas como a la secuencia provocada por el hundimiento de una placa bajo otra placa litosférica convergente. Este proceso se lleva a cabo en zonas de subducción, que actualmente se encuentran en el cinturón de fuego del Pacífico, ubicado en las costas del Océano Pacífico; en partes del mar Mediterráneo; en la región costera índica de Indonesia y en las Antillas del Sur.



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