Internacional - Finanzas

KPMG enfrenta críticas por su trabajo de auditoría en Espirito Santo

2014-08-28

KPMG fue el auditor de Espirito Santo Financial Group S.A., una compañía financiera...

PATRICIA KOWSMANN, DAVID ENRICH y MARGOT PATRICK

The Wall Street Journal

LISBOA (EFE Dow Jones)—En las oficinas de KPMG en Lisboa, pocos clientes han dado tanto trabajo de auditoría como el grupo Espirito Santo, cuyos negocios abarcaban desde la banca hasta la minería. Ahora, el colapso de este imperio familiar está planteando dudas respecto a si KPMG debería haber detectado antes los problemas.

KPMG fue el auditor de Espirito Santo Financial Group S.A., una compañía financiera con sede en Luxemburgo que en julio solicitó la protección por bancarrota. en Lisboa era el auditor de Banco Espírito Santo S.A., que fue rescatado en agosto, y de docenas de otras compañías vinculadas. Y KPMG fue el auditor de tres vehículos de inversiones en paraísos fiscales que comercializaban con la deuda de Espirito Santo y que jugaron un papel en lo que el banco central de Portugal ha descrito como esquema fraudulento.

Los más críticos creen que el alcance del trabajo de auditoría de KPMG podría haber puesto a la firma en posición de identificar miles de millones de euros que fluían secretamente entre las compañías del grupo antes de que el embrollo de Espirito Santo sacudiera a los mercados europeos hace unas semanas.

Tras el rescate y escisión de Banco Espírito Santo en julio, el gobernador del banco central de Portugal dijo a los legisladores que el episodio ponía sobre la mesa los riesgos de conflictos de interés con los auditores que son pagados por las compañías para que las evalúen. El banco central dijo que el nuevo equipo directivo al frente del banco que ha sobrevivido contratará a nuevos auditores, según fuentes cercanas al asunto.

"Con el auditor desempeñando tantos papeles, la pregunta parece ser: ¿Estaban demasiado dispersos como para ver el panorama general, o en el peor de los casos, estaban demasiado concentrados en conseguir contratos de auditoría para actuar?", afirma Peter Hahn, profesor de finanzas de Cass Business School en Londres.

El portavoz de KPMG, Brian Bannister, dijo que la firma "sostiene la calidad del trabajo de auditoría" que llevó a cabo para los vehículos de inversión en los paraísos fiscales y Espirito Santo, señalando que fue realizado "de acuerdo a todos los estándares profesionales y éticos aplicables". Aseguró que KPMG no cree que haya un conflicto de intereses y que los vehículos de inversión en paraísos fiscales estaban legalmente separados de Banco Espírito Santo.

KPMG comenzó a auditar las cuentas de Banco Espírito Santo en 2002. En 2011, siguiendo las guías no vinculantes del regulador del mercado portugués, el banco debería haber cambiado de auditor, en una política hecha para evitar que se establecieran relaciones demasiado estrechas entre auditores y clientes.

Pero el banco hizo caso omiso de esa medida, optando por extender la relación con KPMG otros cuatro años. El comité auditor del banco elaboró un informe en el que señalaba que la renovación del contrato de KPMG permitiría "retener el profundo conocimiento acumulado por KPMG sobre las operaciones y los riesgos [del banco], haciendo que la auditoría fuera más eficiente y productiva".

Además del banco, KPMG Portugal auditó a al menos otras 60 empresas del grupo Espirito Santo, según un informe de KPMG del año pasado donde aparece una lista de cerca de 400 clientes de la firma en Lisboa.

Si bien no es infrecuente que las compañías utilicen al mismo auditor durante muchos años, las normas de la Unión Europea que entrarán en vigor en 2016 exigirán a los bancos cambiar de auditores o licitar los servicios de auditoría, al menos una vez cada 10 años.

En 2009, KPMG comenzó a auditar a otras dos entidades, Top Renda y EuroAforro Investments, registradas en el paraíso fiscal de Jersey, según registros de la Comisión de Servicios Financieros de Jersey. KPMG consiguió este trabajo tras la renuncia en 2008 del anterior auditor, PricewaterhouseCoopers LLP. En sus informes de auditoría en 2006 y 2007, PwC señaló su opinión como auditor el "subjetivo" modo en que Top Renda valoraba determinados activos.

Top Renda y EuroAforro se encargaban principalmente de comprar deuda de entidades del grupo Espirito Santo y posteriormente emitir activos que eran vendidos a clientes de Banco Espírito Santo, según sus propios registros.

El año pasado, KPMG reemplazó a PwC como el auditor del tercer vehículo de inversión en Jersey, Poupanca Plus Investments, que se dedicaba a prácticas similares, según informes corporativos.

Los tres vehículos fueron auditados por Andrew Quinn, un director ejecutivo de las oficinas de KPMG en Jersey, según los informes. Quinn declinó hacer comentarios al respecto.

El portavoz de PwC Mike Davies confirmó que previamente la firma había sido el auditor de estos tres vehículos de inversión, aunque declinó hacer comentarios respecto a los motivos de la renuncia.

Los vehículos de Jersey, controlados por fideicomisos sin ánimo de lucro anónimos, fueron establecidos en el mejor momento de Banco Espírito Santo a principios de la década pasada, según una portavoz de Credit Suisse Group AG, responsable de gestionar dichos vehículos. La portavoz dijo que Credit Suisse no tuvo "ninguna visibilidad" sobre los clientes a los que se vendían los productos de los vehículos.

Los reguladores portugueses creen que el papel de estos vehículos en la compra de la deuda de Espirito Santo, la comercialización de productos a clientes de Banco Espírito Santo, y al uso de los ingresos que se generaban para comprar más deuda se ocultó de forma inapropiada, según fuentes cercanas al asunto.

Estas actividades fueron en parte las responsables de las pérdidas de Banco Espírito Santo en el segundo trimestre, después de que el regulador obligara al banco a provisionar 1.250 millones de euros para reembolsar a los clientes minoristas a los que había vendido productos de estos vehículos de inversión.

El asunto vio la luz después de que el equipo de auditores de KPMG en Lisboa supiera de la existencia de los vehículos de inversión en paraísos fiscales cuando revisaba los libros de Banco Espírito Santo este verano, según una fuente cercana al asunto. Hasta ese momento, los auditores de Lisboa no sabían de la existencia de esos vehículos, que eran auditados de forma separada por el equipo de Quinn en Jersey.

Los expertos creen que ya que KPMG era el auditor de los vehículos de inversión y del banco debería haberse percatado antes de las estrechas relaciones y de la exposición del banco a estas entidades.

"El auditor deber estar en una posición que le permita ver todo el juego", explica Prem Sikka, profesor de contabilidad de la University of Essex.

 



ROW

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