Internacional - Población

Al Qaeda y los talibanes, presionados por el estado islámico

2014-10-26

El mulá Omar, líder de los talibanes, es un emir

Por Subel Bhandari y Zia Khan

KABUL/ISLAMABAD (dpa) - Los talibanes que llevan desde 2001 haciendo la guerra en Afganistán no sabían bien cómo reaccionar cuando el pasado verano (boreal) un nuevo movimiento islamista irrumpió en amplias regiones de Irak y Siria. En un principio, les brindaron una silenciosa bienvenida como compañeros yihadistas. Pero las cosas se complicaron cuando Abu Bakr al Bagdadi, líder de la organización Estado Islámico (EI), se autoproclamó califa.

El mulá Omar, líder de los talibanes, es un emir "ul momineem" o comandante de la fe, un status cercano al de califa que recibió en 1996 por parte de más de mil religiosos durante su mandato en Afganistán. Sin embargo, ni él se declaró jamás califa ni Afganistán califato.

Según confirmaron a dpa fuentes próximas a los talibanes, sus esfuerzos por abordar el tema con EI no han tenido resultado. "El EI dijo a los talibanes que Al Baghdadi era un califa, al contrario que el mulá Omar, y afirmó que si así lo desean, los talibanes pueden hacer un 'bayaat' (jurar lealtad) a Al Bagdadi", dijo un funcionario de inteligencia afgano. "Obviamente, los talibanes rechazaron la oferta". Al menos dos ex talibanes que aún mantienen relación con EI confirmaron la información.

Al autodeclararse califa de todos los musulmanes del mundo, Al Bagdadi está retando tanto el liderazgo talibán como el de Al Qaeda. Según otro ex talibán, Al Qaeda lanzó recientemente un video de hace 13 años de su fundador, Osama bin Laden -muerto en una operación especial de captura por las fuerzas estadounidenses- jurando lealtad al mulá Omar. Y el actual jefe de la red, Ayman al Zawahiri, también lanzó en julio un video en el que reiteraba su fidelidad al líder talibán.

"Afganistán no pertenece a EI. Nosotros somos los que luchamos en Afganistán", dijo a dpa el portavoz talibán Zabihulá Muyahid. "Los problemas por los que luchamos son nacionales, no están ligados a otros países". Pero lo cierto es que resulta difícil establecer con exactitud cuál es el grado de influencia de EI en la región.

El mes pasado, el EI distribuyó propaganda en las dos lenguas regionales en las ciudades situadas en la frontera entre Pakistán y Afganistán, instando a los musulmanes a jurar lealtad al "califa". Y según el ex talibán Waheed Muzhda, hay quienes podrían apoyar la presencia de la organización en la región. La semana pasada, seis líderes talibanes paquistaníes, entre ellos su portavoz Shahidulá Shahid, juraron lealtad a EI, y todos han sido reemplazados en sus puestos.

Según los analistas, aunque la mayoría de los fragmentados grupos extremistas tanto en Pakistán como en Afganistán siguen siendo fieles al mulá Omar, el líder talibán y aliado de Al Qaeda está viendo su influencia seriamente desafiado. Además de las fuertes bajas sufridas por los ataques de drones estadounidenses y la ofensiva del ejército paquistaní, ve cómo disminuyen los fondos y se genera más división entre sus filas.

Por su parte, Al Qaeda también parece estar perdiendo el reclamo internacional del que gozó antaño debido a la competencia directa de EI, más radical y más sólido en lo financiero. Según predice el analista pakistaní Fida Khan, esta presión subyacente hace que Al Qaeda no sea la única bandera del extremismo islamista mundial.

Así, el grupo parece estar tomando medidas desesperadas para relanzar su posición, entre ellas el audaz intento del pasado mes por hacerse con el control de buques pakistaníes en el puerto de Karachi. Días antes, Al Zawahiri había anunciado el establecimiento de una filial de Al Qaeda en India, que supone tanto "un movimiento preventivo como una reacción directa a la creciente influencia y fama de EI", dijo el politólogo afgano Najib Sharifi. Según resumió el experto Rahimulá Yusufzai, "querían mostrar al mundo que seguían siendo relevantes".



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