Reportajes

Iraquíes regresan a una asolada Tikrit tras expulsión de EI

2015-06-23

Tropas iraquíes retomaron la ciudad el 1 de abril, respaldadas por combatientes...

Por VIVIAN SALAMA y QASSIM ABDUL-ZAHRA

TIKRIT, Irak (AP) — Abdel Mowgood Hassan trepó por un montón de ladrillos y una puerta arrancada para entrar en la casa de su tío en Tikrit. Era el primero de sus parientes en hacer el cauto viaje de vuelta a casa desde la expulsión de los milicianos de Estado Islámico.

"Es seguro", dijo Hassan con calma. "Comprobé que no hubiera bombas trampa".

Hassan es uno de los civiles que regresaron en los últimos días a la ciudad natal de Sadam Husein, después de que fuerzas iraquíes y milicias aliadas tomaran en abril la ciudad de manos del grupo Estado Islámico. Pero si bien ahora hay policía que patrulla las calles, sus civiles suníes están preocupados por el futuro, sienten recelo hacia las milicias chiíes que liberaron Tikrit y temen que el grupo EI pueda regresar.

Policías iraquíes entrenados por Estados Unidos comprueban la documentación de todos los que vuelven a Tikrit, situada 130 kilómetros (80 millas) al norte de Bagdad, para evitar que se infiltren extremistas en esta ciudad a las orillas del río Tigris.

En las calles casi vacías se oyen explosiones ocasionales conforme los agentes detonan bombas colocadas junto a los caminos y abandonadas por los milicianos tras su ocupación de 10 meses. Personal de limpieza con ropas naranjas retira los escombros mientras otros trabajadores tratan de restaurar los suministros de electricidad y agua.

Tropas iraquíes retomaron la ciudad el 1 de abril, respaldadas por combatientes suníes, milicias chiíes asesoradas por Irán y ataques aéreos liderados por Estados Unidos. La toma de Tikrit fue la mayor victoria hasta ahora en la lucha de Irak contra el grupo Estado Islámico, que controla en torno a un tercio de Irak y de la vecina Siria y ha declarado un califato en la zona.

El ejército entregó después el control de la ciudad a un contingente de policía provincial, un modelo que espera replicar en las distintas zonas liberadas de todo el país. EL objetivo es tener 13 regimientos de policía patrullando ciudades y pueblos en el resto de la provincia de Salahuddin una vez se expulse a los extremistas.

Sin embargo, las autoridades admiten que estos policías se parecen más a una fuerza paramilitar.

"El combate callejero forma parte de su nueva instrucción", indicó Hamed Nams Yassin al-Yaburi, comendante de la policía de Salahuddin. "También entrenamos francotiradores".

En una colorida tienda colocada por el Ramadán a las afueras de Tikrit, hombres, mujeres y niños soportan una pesada burocracia y registros de policías fuertemente armados. Algunos vuelven a casa por primera vez en un año. Muchos vuelven como se fueron, con sólo la ropa que llevan.

"Teníamos miedo de marcharnos y ahora tenemos miedo de volver", dijo Samia Jadiya, que se refugió en la tienda con sus tres hijos mientras su esposo completaba el papeleo. "Ya no sabemos a quién temer y en quién confiar".

Un agente de inteligencia militar que se encontraba cerca, y que habló bajo condición de anonimato al no estar autorizado a informar a la prensa, señaló que la policía había arrestado a 11 personas que intentaron entrar en la ciudad en los últimos días, sospechosas de pertenecer al grupo Estado Islámico. No dio más detalles.

Una vez en Tikrit, los que regresan se encuentran con que los daños varían mucho de un edificio a otro. Unos tienen algún agujero de bala, mientras que otros están en ruinas, como los calcinados restos de la sede del gobierno provincial. Algunas casas siguen llenas de explosivos, un intento de última hora de los milicianos que huían para frenar el avance iraquí.

Pero quizá lo más preocupante para los vecinos suníes que regresan son las pintadas que cubren lo que quedó en pie.

En un barrio cerca de la comisaría de Tikrit, una pintada en farsi dice "Conquistadores, sean victoriosos; la paz sea con los mártires y con el imán Jomeini", una referencia al líder supremo iraní.

El gobierno iraquí dice que en Tikrit sólo combatieron fuerzas iraquíes. Sin embargo, una serie de asesores militares iraníes, incluido el general Qassem Soleimani, líder de la Guardia Revolucionaria, un cuerpo iraní de élite, asistieron en la batalla. Trabajaban con el ejército iraquí y las Fuerzas Populares de Movilización, un contingente formado sobre todo por milicias chiíes.

Los suníes iraquíes denuncian desde hace tiempo discriminación y abusos tras la invasión liderada por Estados Unidos en 2003 que derrocó la dictadura suní de Sadam y la reemplazó por un gobierno dominado por la mayoría chií del país. Se cree que suníes desencantados y miembros del antiguo gobierno de Sadam colaboraron al rápido avance del grupo EI el año pasado.

Varios grupos humanitarios han denunciado abusos cometidos por milicias chiíes, y algunos vecinos de Tikrit sugirieron que esas milicias podrían haber saqueado sus hogares.

El grupo Estado Islámico "nunca entraba en nuestras casas salvo cuando tenían que arrestar a alguien", dijo Bayda Anwar Shail, que encontró su casa arrasada. "Son las fuerzas de Movilización Popular. Abren nuestras casas y miran nuestras cosas sin respeto".

Sin embargo, Hassan indicó que hay muchos culpables.

"No son sólo las Fuerzas de Movilización Popular", dijo. "Incluso nuestra gente, la policía, saquean las casas".

"Mi casa está muy dañada y al menos dos de las casas en esta calle fueron saqueadas", añaidó. "Pero Tikrit es mi hogar y no podía seguir lejos más tiempo".

Repasando la casa de su tío Hajji Ahmed, Hassan camina con cuidado entre cristales rotos, ropas y libros tirados por el salón. Pero allí, tirada y sin daños, hay una camiseta blanca con el rostro sonriente de Sadam.

El texto árabe escrito en la prenda es una frase popular de los días del régimen, un vestigio de una Irak muy diferente que para muchos parece muy antigua: "Si habla Sadam, habla Irak".



EEM

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