Internacional - Economía

El nuevo marco para la deuda de Grecia no favorece al resto de la UE

2015-10-06

La pregunta de cuándo la deuda de un país puede ser considerada sostenible ha estado...

Gabriele Steinhauser, Wall Street Journal

Cuando los gobiernos de la zona euro decidieron hace unos meses lanzarle un nuevo salvavidas financiero a Grecia, también acogieron una nueva manera de evaluar la capacidad del país para solventar sus deudas. Ese marco, sin embargo, no deja muy bien parados a otros países que también tienen altos niveles de endeudamiento.

Italia, Portugal y España tienen altas necesidades de financiamiento, es decir el monto que tienen que recaudar para refinanciar los créditos que vencen, superiores al 15% de su Producto Interno Bruto (PIB) en los próximos años. Se trata del nivel máximo que, en opinión del Fondo Monetario Internacional, es manejable para Grecia en su análisis preliminar de sostenibilidad de deuda divulgado hace unos meses. En cambio, Chipre e Irlanda, otros dos miembros de la zona euro que fueron rescatados en los últimos años, siguen por debajo del umbral del 15%.

La pregunta de cuándo la deuda de un país puede ser considerada sostenible ha estado en el eje de las negociaciones entre la zona euro y el FMI durante años. La respuesta ha cambiado en forma constante, en especial en el caso de Grecia.

En el segundo trimestre de 2012, el FMI aprobó un segundo paquete de rescate multimillonario, pero solamente después de una cuantiosa rebaja contable de los bonos soberanos de Grecia que prometía reducir la deuda del país a 120% del PIB para 2020. En opinión del FMI, la medida era necesaria para que la deuda griega fuera "sostenible a mediano plazo".

No pasó mucho tiempo antes de que esa predicción quedara desactualizada. En noviembre de 2012 ya era claro que la meta de una deuda de 120% del PIB para 2020 estaba fuera del alcance de Grecia. Para conservar el apoyo del FMI, la zona euro prometió que la deuda griega estaría "sustancialmente por debajo de 110%" del PIB para 2022.

En las acaloradas negociaciones de este año entre el gobierno izquierdista griego, que se oponía a las medidas de austeridad, y el resto de la zona euro, el FMI volvió a sonar las alarmas de alerta sobre la deuda helena. El aumento de los déficits, el menor crecimiento y las menores privatizaciones que se preveían durante el gobierno de Syriza "vuelven insostenible la dinámica de la deuda", advirtió el organismo. En su análisis publicado el 2 de julio, tres días antes de que los griegos votaran en forma abrumadora en contra de un acuerdo con los acreedores, el FMI estimó que la deuda griega seguiría en 149,9% en 2020.

Incluso si la sostenibilidad de la deuda fuese evaluada por las necesidades de financiamiento, en lugar de la relación deuda-PIB, era improbable que el gobierno griego lograra recuperar su independencia financiera sin recibir un alivio significativo, alertó la entidad. Fue en este informe en que el FMI mencionó por primera vez en forma oficial el umbral de 15% como un nivel apropiado para determinar la sostenibilidad de la deuda griega.

Al cambiar su enfoque desde la relación deuda-PIB a las necesidades de financiamiento, el FMI hizo caso a las exigencias de las instituciones europeas, que habían sostenido que los plazos largos de vencimiento y las bajas tasas de interés de los créditos del rescate de Grecia hacían que la deuda del país fuera mucho menos onerosa que la de los países que tienen que acudir a los mercados de capitales para obtener financiación. Un aspecto crucial es que el concentrarse en las necesidades de financiamiento facilita que los gobiernos de la zona euro aborden el problema de deuda de Grecia sin reducir el valor nominal de sus préstamos a Atenas. Las necesidades brutas de financiamiento se pueden reducir al otorgarle a un país más tiempo para pagar los préstamos, aunque la relación deuda-PIB no se altere.

Funcionarios europeos y del FMI señalan que el énfasis en las necesidades brutas de financiamiento en el caso de Grecia no es la mejor forma de evaluar la sostenibilidad de la deuda de otros integrantes de la zona euro. En contraste con lo ocurrido con Grecia, donde la mayoría de la deuda seguirá en manos de los gobiernos de la zona euro durante mucho tiempo, España, Italia y Portugal dependen mucho más de los mercados financieros.

Eso quiere decir que el marco regular del FMI para determinar la sostenibilidad de las deudas de los países, que además de las necesidades brutas de financiamiento abarca la relación deuda-PIB y los vencimientos y el perfil cambiario de la deuda soberana, sigue siendo válido, dicen estas fuentes.



JMRS
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