Reportajes

Efecto de los huracanes

2006-05-27

Estos precedentes son motivo suficiente para fortalecer los recursos y las políticas...

Una nueva temporada de huracanes está por comenzar y, según los pronósticos que advierten los meteorólogos, puede ser una de las más intensas en muchos años, incluso mayor que la del año pasado, cuando varios fenómenos hidrometeorológicos azotaron costas mexicanas, provocando una enorme devastación especialmente en los estados de Quintana Roo, Chiapas y Yucatán.

Los efectos de los huracanes sobre el bienestar de la población son ampliamente conocidos. La destrucción de infraestructura urbana, de carreteras, puentes y medios de comunicación, de viviendas, hospitales y escuelas, así como la pérdida de cosechas, hoteles y fuentes de empleo, afectan gravemente la situación económica de regiones enteras del país. Además, la población se ve expuesta a diversos riesgos para la vida y la salud, al generarse condiciones de rápida propagación de infecciones y enfermedades respiratorias, gastrointestinales, dengue y otras similares.

Sin embargo, son menos conocidos los importantes efectos que tienen los huracanes sobre el medio ambiente y los ecosistemas. En principio, los huracanes modelan el paisaje y contribuyen anualmente con la acumulación de sedimento.

Esto se puede medir con técnicas de comparación de imágenes satelitales del estado del suelo antes y después del fenómeno hidrometeorológico. Si bien este proceso resulta natural, la cantidad de agua arrastrada por las lluvias, corrientes e inundaciones, provoca el desgaste de los suelos y su erosión, toda vez que los escurrimientos se llevan los nutrientes y la sedimentación daña la calidad del agua y en consecuencia de los ecosistemas.

Desafortunadamente uno de los efectos menos valorados del paso de un huracán y de la destrucción que provoca, es la contaminación permanente y de largo plazo por la enorme cantidad de residuos y sustancias que arrastra el agua a su paso.

Pese a que no se cuenta con estudios o estadísticas que hayan cuantificado la cantidad de residuos de tipo doméstico generados en situaciones de desastre, imagine solamente la gran cantidad y variedad de elementos y sustancias que se guardan en los hogares, como son las baterías, diversos tipos de combustibles, detergentes y químicos de limpieza, aparatos electrodomésticos, así como residuos orgánicos, que son arrastrados por la fuerza del agua y las inundaciones.

Debe considerarse también que las inundaciones y las fuertes corrientes pueden dañar instalaciones y depósitos de sustancias peligrosas, derramando petróleo, gasolinas, diesel y otras sustancias químicas.

Además, los enormes volúmenes de agua que son arrojados por los huracanes pueden desenterrar, arrastrar y dejar al descubierto toda clase de residuos sólidos, ya sea de los basureros y rellenos sanitarios o de los sistemas de recolección de aguas negras, generando una contaminación de bosques, suelos, mares, ríos, pozos y otras fuentes de agua potable.

Tenemos que considerar que estos fenómenos están aumentando en frecuencia e intensidad debido al cambio climático, por lo que su potencial destructivo será cada vez mayor si no ponemos un alto a nuestras actuales fuentes de contaminación atmosférica.

Todos estos precedentes son motivo suficiente para fortalecer los recursos y las políticas ambientales del país, con objeto de conservar nuestras fuentes de agua, de alimentos y de vida.

Pero también deben ser motivo para fortalecer las estrategias de protección civil, favoreciendo desde luego la participación ciudadana en brigadas de rescate y de limpieza de escombros y residuos, pero sobre todo de manera preventiva a través del impulso a la educación ambiental, que permita a los ciudadanos tomar conciencia de los riesgos a los que estamos sometiendo a la naturaleza y a nosotros mismos con el estilo de vida contemporáneo.
 



EGG

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