Internacional - Política

Martin McGuinness, principio y final del conflicto en Irlanda

2017-03-21

McGuinness ingresó en el brazo armado del partido Sinn Féin, hasta llegar a dirigir...

Javier Aja

Dublín, 21 mar (EFE).- El proceso de paz en Irlanda del Norte ha caminado con éxito de la mano de Martin McGuinness, a pesar de que en el origen del sangriento conflicto que azotó a la provincia británica también destaca la figura de este líder nacionalista, fallecido hoy tras una carrera que ha mezclado violencia y política.

La historia reciente de la isla de Irlanda y del Reino Unido no se entendería sin la influencia de McGuinness, una persona corriente expuesta a una situación extraordinaria en su juventud, al comienzo de la movilización de la comunidad católica norirlandesa contra la discriminación sufrida a manos de la mayoría unionista.

Aquellas protestas por los derechos civiles, reprimidas brutalmente en ocasiones por el Ejército británico y la Policía -sectaria e integrada casi exclusivamente por protestantes-, revivió a un convaleciente Ejército Republicano Irlandés (IRA) y encendió la mecha de un enfrentamiento que causó más de 3,000 muertos en casi cuatro décadas.

Como muchos jóvenes de la región y de su Derry natal, escenario del "Domingo Sangriento" en 1972, McGuinness ingresó en el brazo armado del partido Sinn Féin, hasta llegar a dirigir junto a Gerry Adams estas dos caras del movimiento republicano.

Juntos diseñaron la estrategia del "rifle y la urna" en los pasados años 80, un cóctel de violencia y política para lograr el objetivo histórico de la reunificación de Irlanda que, no obstante, decidieron abandonar hacia mediados de los pasados 90 tras constatar el aislamiento y estancamiento del partido y su brazo paramilitar, así como la necesidad de acabar con las muertes.

Era el momento de explorar la vía democrática y los medios exclusivamente políticos, aunque convencer de ello al IRA conllevaba un gran riesgo para ambos, si bien eran los únicos con la autoridad y carisma suficiente para llevar a la banda al fin del conflicto sin dejar atrás a demasiados disidentes armados.

Sus conversaciones con Londres y Dublín, secretas al principio, desembocaron en la firma del acuerdo del Viernes Santo en 1998 y en la adhesión definitiva del Sinn Féin al principio de un Gobierno de poder compartido entre protestantes y católicos.

Desde entonces y de la mano, sobre todo, de McGuinness, los republicanos han ido dando pasos históricos hacia la reconciliación en la isla.

De trato más amable, cálido y cercano que Adams, quien sigue negando que perteneciera al IRA a pesar de que así lo sugieren las fuerzas de seguridad, McGuinness aprovechó su don de gentes para seducir a casi todos sus enemigos políticos y hacer avanzar el proceso de paz.

Se ganó primero al reverendo radical Ian Paisley, con quien compartió Ejecutivo entre 2007 y 2008 y, para sorpresa de todos, estableció una relación profesional y amistosa que les valió el apodo de los "hermanos risitas", lo que molestó a algunos unionistas que no olvidan su pasado violento.

Aunque marcaron distancias, los últimos dos ministros principales unionistas, Peter Robinson y Arlene Foster, también han destacado tras su fallecimiento la calidad humana de McGuinness y su papel como pacificador.

Pero en un proceso de paz como el norirlandés, cargado de momentos históricos, el apretón de manos protagonizado en Belfast por la reina Isabel II y el excomandante del IRA en junio de 2012 pasará seguramente a la posteridad como uno de los actos clave para la reconciliación en la provincia británica.

La soberana británica había sufrido en carne propia la violencia republicana con la pérdida de su primo Lord Mountbatten, el tío favorito del príncipe Carlos, en un atentado del IRA perpetrado en la República de Irlanda en 1979, con McGuinness entre los líderes de la banda terrorista.

Al final, la estrategia política iniciada hace años está dando a Sinn Féin más frutos que la militar, tal y como adivinaron Adams y McGuinness mucho antes que sus compañeros de armas.

La formación se ha situado a la par del Partido Democrático Unionista (DUP) tras los comicios del pasado marzo, convocados después de que McGuinness dimitiese de su puesto de viceministro principal en protesta por un escándalo financiero en la política de energías renovables del Ejecutivo.

También en la República de Irlanda, el Sinn Féin se ha afianzado como una de las principales fuerzas y los partidos mayoritarios le ven como un socio de coalición aceptable para un futuro muy próximo.

Con la marcha de McGuinness y la jubilación de Adams sobre la mesa, el revelo en el movimiento está en marcha con una nueva generación de republicanos sin conexión con la lucha armada, que presentan una cara más amable para una parte del electorado que aún identifica a ambos líderes con la historia más negra de Irlanda. 



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