Religión

El Papa aboga por el trabajo de los jóvenes

2017-06-10

Es necesaria una alianza de sinergias y de iniciativas para que los recursos financieros sean...

El Papa devolvió la visita al Vaticano del Presidente de Italia, el 18 de abril de 2015

Trabajo y valores fundamentales

El Papa reafirmó el llamamiento a generar y acompañar procesos que den lugar a nuevas oportunidades de trabajo digno, las dificultades juveniles, los nuevos pobres, la dificultad que los jóvenes encuentran al formar una familia y al traer al mundo hijos encuentran un denominador común en la insuficiencia de la oferta de trabajo, y muchas veces precario o mal retribuido que no permite una seria proyección. Es necesaria una alianza de sinergias y de iniciativas para que los recursos financieros sean puestos al servicio de este objetivo de gran respiro y valor social y no sean en cambio disueltas y dispersas en inversiones especulativas”, dijo el Papa: “los valores fundamentales” de la cultura italiana son “la dignidad de la persona, la familia, el trabajo.”

Migraciones y laicidad positiva

El Papa habló también de las migraciones en Europa: “Me alegra subrayar que Italia mediante la generosidad de sus ciudadanos y el compromiso de sus instituciones y haciendo un llamado a sus abundantes recursos espirituales, se empeña en transformar estos desafíos en ocasiones de crecimiento y en nuevas oportunidades. Una prueba, entre otras es la acogida a los numerosos prófugos que desembarcan en sus costas, la acción de primeros auxilios garantizada por sus naves en el Mediterráneo y el compromiso de grupos de voluntarios, entre los cuales se distinguen asociaciones de entes eclesiales y la capilar red de parroquias. También es una prueba el gran compromiso de Italia en ámbito internacional en favor de la paz, de la conservación de la seguridad y de la cooperación entre los Estados”.

Y sobre el tema de la relaciones Estado-Iglesia, el Papa subrayó el concepto de la laicidad “italiana”, “positiva”: “Este compromiso, que evoca el principio de la distinción fijada en el art. 7 de la Constitución, expresa y promueve al mismo tiempo una peculiar forma de laicidad, no hostil, ni conflictiva, sino amigable y colaborativa, si bien en la rigurosa distinción de las competencias propias de las instituciones políticas de un lado y de aquellas religiosas del otro”.