Capital seguirá creciendo hacia arriba 

(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 30 SET - La capital mexicana, cuyo suelo arcilloso la hace muy vulnerable a los terremotos, inició desde hace mucho un crecimiento vertical, pero los expertos creen que este proceso no se detendrá.
   
Los paisajes horizontales remiten a los tiempos lejanos en que la urbe parecía más una cabecera provincial pero cada vez es más difícil hallar terrenos libres y usarlos para construcciones de uno o dos niveles, excepto en la periferia rural.
    
En este año, se contabilizan 3.996 casas nuevas edificadas en desarrollos verticales, contra 87 de tipo horizontal, de acuerdo con el Registro Unico de Vivienda, mientras que a nivel nacional prevalece todavía el modelo de residencias tradicionales, con 93.536 apartamentos contra 34.104 de uno o dos niveles.
    
"La construcción vertical es la única opción que tiene la ciudad para atender la demanda de espacio habitacional, pero presenta algunos frenos", señaló Ignacio Cabrera, presidente de la Comisión de Desarrollo Urbano y Vivienda del Consejo Patronal de la República Mexicana.
    
"El problema es que están surgiendo una serie de desarrollos en áreas donde los usos de suelo están restringidos a equis número de niveles, donde cada vez hay una movilización más intensa de los vecinos" para frenarlos, indicó.
    
El terremoto del 19 de septiembre, que ha arrojado hasta ahora 358 personas muertas, a las que se añaden otro centenar del sismo del día 7 en el sureste del país, no desalienta a las constructoras, que hoy aparecen como "el gran villano de la historia" a seguir realizando edificios cada vez más altos.
    
"El tema de las casas no es una opción, porque si fueran todas casas no cabríamos dentro de esta ciudad", expuso Guillermo Simonini, director del sitio Inmuebles24.com, especializado en bienes raíces.
    
La vivienda vertical representa el 80% de la demanda en la capital azteca, de acuerdo con sus cálculos.
    
Sin embargo, los terremotos sí tendrán un impacto en la planeación de las nuevas edificaciones en el corto, mediano y largo plazo en la ciudad, porque "habrá una visión mucho más crítica".
    
Los ingenieros y sismólogos consideran que los reglamentos de construcción vigentes, que se volvieron más estrictos a raíz del devastador terremoto del 19 de septiembre de 1985, que arrojó entre 15,000 y 20,000 muertos en la Ciudad de México, es el adecuado para el subsuelo lacustre de la capital, pero no se ha aplicado correctamente.
    
Las razones oscilan entre la falta de supervisión adecuada de las autoridades y la corrupción de los encargados de vigilar que se cumplan las regulaciones.
    
"Difícilmente va a haber vivienda horizontal. Yo creo que vamos hacia arriba, porque hay una carencia de suelo definitivamente" y será necesaria "si queremos evitar que estén invadiendo las zonas de reserva ecológica", señaló Cabrera.
    
No obstante, indicó que en las autorizaciones de proyectos nuevos de tipo vertical "es importante que no se permita a un desarrollador hacer un inmueble que no tenga una autorización certificada".
    
El terremoto del día 19 provocó la caída de 38 inmuebles, entre ellos la escuela privada Enrique Rébsamen, al sureste de la urbe, que causó la muerte de 19 niños y 6 adultos, y el edificio Alvaro Obregón, en el tradicional barrio Roma, en el cual todavía se estima que habría al menos una veintena de personas atrapadas, donde fallecieron 40 personas, pero la cifra podría superar las 60.
    
Sin embargo, la mayoría de las edificaciones altas que cayeron tenían entre 4 y 7 niveles, pero los grandes "rascacielos" de la urbe, como la emblemática Torre Latinoamericana y la Torre Mayor, la Torre Bancomer, la Torre de PEMEX y el World Trade Center, que tienen más de 50 niveles, apenas sufrieron caídas de plafones y rotura de cristales. En cambio, el terremoto de 1985 sí provocó la caída de edificios más altos, pero no mayores a 15 niveles. (ANSA).

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