Deportes

La nueva religión

2018-07-05

Pero mi impresión al ver estos espectáculos, también con motivo de otros...

José María Vegas cmf 

El 6 de junio me escribió Juan Luis Vázquez, redactor de Alfa y Omega. Me pedía algún material o reflexión que vinculase Rusia-fútbol-religión. Me resultó difícil vincular esos temas y lo dejé correr. Finalmente, contesté declinando la solicitud de escribir sobre el tema, pero le comuniqué de manera estrictamente personal lo que pensaba al respecto. Es sustancialmente lo que viene a continuación, levemente actualizado.

El mundial está en curso. Hoy, solemnidad de San Pedro y San Pablo, es día de descanso. Nos da un respiro y es una buena ocasión para reflexionar sobre el evento, incluso para tratar de descubrir algún vínculo con la religión. En relación a Rusia, la verdad es que yo he salido del país (por un mes, para visitar a mi madre) justo cuando iba a comenzar, y volveré cuando esté a punto de terminar. No puedo transmitir el ambiente que hay en Rusia en este momento, aunque mi impresión es que el país está demostrando su enorme capacidad para organizar estos grandes eventos. Le decía a Juan Luis que los rusos, pese a vivir el mundial con gran ilusión, pues son grandes aficionados, son también realistas, y no tenían a su selección como favorita. Alemania, Argentina, España estaban en sus quinielas. Alemania ya ha caído, España se la juega con Rusia (al escribir todavía no se ha jugado el partido). En fin, ya veremos.

Pero mi impresión al ver estos espectáculos, también con motivo de otros similares, como la Champions League, es que el fútbol  se ha convertido en la nueva religión. Me viene a la mente lo que decía al principio del siglo XX el gran filósofo Max Scheler: la principal amenaza para una religión no es el ateísmo, sino precisamente la aparición de otra religión. Cuando veo el circo que se monta en torno al fútbol, por ejemplo, una final de la Champions o un campeonato del mundo, tengo la sensación de que el fútbol se ha convertido efectivamente en la religión de nuestro tiempo, lo que mueve a las masas y levanta pasiones, y hace que se realicen obras enormes, como los espectaculares estadios que han construido en Rusia en estos años, (he estado en el de San Petersburgo y he visto por fuera el de Kazán), como antes el fervor religioso levantaba catedrales góticas.

La gran diferencia, que es muy sustancial, es que el fútbol no salva, solo entretiene, y, además, nos secuestra la libertad y la responsabilidad, pues a diferencia de la religión, especialmente el cristianismo (en la que la gracia supone la naturaleza, y debemos responder con la fe y los actos a la llamada de Dios), en el fútbol, no podemos hacer nada, sólo ver y desear, pero la "felicidad", la "buenaventura" que procura depende totalmente de otros, que además se forran a nuestra costa. En síntesis, el fútbol (y otros deportes en menor medida) se ha convertido en una pseudoreligión, en una idolatría, y, por tanto, en algo pernicioso.

Lo digo yo, que soy aficionado al fútbol, y además soy del Atleti... 



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