Internacional - Política

Ansiedad e incertidumbre ante la presencia de Donald Trump en la ONU 

2018-09-10

En contraste, la última vez que un líder estadounidense presidió la...

Mark Landler y Maggie Haberman, The New York Times

WASHINGTON — El próximo 26 de septiembre, el presidente Donald Trump se encontrará en el contexto que más disfruta: sentado en la cabecera de una mesa pulida, decidiendo si darles la palabra a los ansiosos solicitantes que lo rodean, recompensando a los que le caen bien e ignorando a los que le desagradan.

No se trata de una nueva versión de El aprendiz, ni siquiera de una reunión de su gabinete. Trump presidirá la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, un papel alternante que este mes le toca a Estados Unidos. Su turno protagónico ya ha provocado ansiedad entre las personas, dentro y fuera del gobierno estadounidense, a quienes les preocupa que el presidente aporte disparates salidos de la telerrealidad en el escenario mundial.

Dado que el moderador del mes tiene la prerrogativa, Trump planea enfocarse en Irán y sus actividades en Medio Oriente. Los diplomáticos europeos dicen temer que eso solo enfatice la desavenencia entre las potencias occidentales del consejo, ante la poca popularidad de la decisión de Trump de sacar a Estados Unidos del acuerdo nuclear iraní, al que aún pertenecen los gobiernos de la Unión Europea.

El tema que ha elegido el presidente de Estados Unidos también despertó objeciones por parte de Rusia, que entonces sentenció que toda la reunión debe concentrarse en el acuerdo nuclear, así como por parte de Irán, que acusó a Trump de abusar de su liderazgo en el consejo para denigrar a un solo país.

La resistencia no se limita a los demás países. También se han expresado dudas dentro del Departamento de Estado estadounidense, el Consejo de Seguridad Nacional y la misión de ese país ante las Naciones Unidas sobre qué tan conveniente es que Trump dirija un diálogo en torno a un tema complejo y divisorio con líderes extranjeros que se oponen de manera contundente a su manejo del acuerdo nuclear.

En contraste, la última vez que un líder estadounidense presidió la reunión —Barack Obama, en 2014— eligió un tema al que los demás miembros pudieron adherirse fácilmente: combatir a los terroristas extranjeros.

Mohamad Yavad Zarif, el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, acusó a Trump de planear el uso la sesión para “culpar a Irán por los horrores que Estados Unidos y sus aliados han desatado en todo” el Medio Oriente. Señaló que la única resolución del Consejo de Seguridad que está vigente actualmente con respecto a Irán es el acuerdo nuclear.

Según las reglas del Consejo de Seguridad, Zarif o incluso Hasán Rohaní, el presidente iraní, tienen derecho a un lugar en la reunión y a que Trump le dé la palabra. Los funcionarios del gobierno estadounidense dijeron que creen poco probable que Rohaní asista, aunque está programada su presencia en la Asamblea General, que se reúne al mismo tiempo.

Aunque asistiera, los funcionarios dijeron que Trump podría irse de la reunión antes de que sea el turno de Irán. Le darían la palabra solo después de que los quince miembros del Consejo de Seguridad hayan hablado, un proceso que podría tomar medio día. Si Trump se fuera antes, lo más probable es que le otorgue su asiento a Nikki Haley, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU.

“El presidente Trump está convencido de que debemos comenzar a asegurarnos de que Irán se apegue al orden internacional”, dijo Haley en una conferencia de prensa reciente. “Además, seguimos viendo cómo son partícipes de situaciones que no son útiles, ya sea en el Líbano, Yemen o Siria”.

El furor respecto del acuerdo nuclear, según funcionarios, ha acaparado el diálogo acerca de las otras actividades de Irán y es por eso que Trump quiere discutir el tema.

Estados Unidos les está advirtiendo a sus aliados, por ejemplo, que los misiles iraníes representan una amenaza para los aviones civiles en el golfo Pérsico.

Sin embargo, más allá de criticar el comportamiento de Irán, no está claro lo que Trump espera lograr cuando se siente en la mesa del Consejo de Seguridad. Con tanta resistencia a su política en torno a Irán por parte de Rusia, China y otros miembros con derecho de veto, no existe la posibilidad de obtener apoyo para ningún tipo de resolución.

Para un presidente que acalló a la disidencia en su época en la telerrealidad con un “¡Estás despedido!”, la pregunta es cómo reaccionará si los representantes de Irán y Rusia se rehúsan a quedarse callados.


 



regina