Diagnóstico Político
Costosas señales del presidente López Obrador
Ricardo Perret | Forbes
El ejercicio del poder en el gobierno implica decisiones y comunicaciones que generan un impacto funcional y simbólico; así que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) deberá cuidar que sus acciones tengan una repercusión real, funcional y tangible, tanto a corto como a largo plazo, e incluso sacrificando sus consecuencias simbólicas.
El hecho de que, cuando era candidato, recorriera el país a todo lo largo y todo lo ancho, causó alto impacto en lo funcional: creó comités, conoció liderazgos y palpó las problemáticas locales. Así, a nivel simbólico, construyó en la mente de los electores la idea de que era el candidato más cercano a la gente, luchador y perseverante. Ese posicionamiento simbólico, que despertó fuertes emociones entre los electores, fue imposible de igualar por los otros candidatos. Fueron acciones que le ayudaron en lo funcional y en lo simbólico-emocional a ganar la elección.
Él, mejor que muchos en el país, conoce esta dinámica bidimensional de cualquier decisión de un líder. A estas alturas, no logro descifrar si el manejo estratégico de AMLO sobre lo funcional y lo simbólico es intuitivo, o bien, lo hace de manera táctica; me inclino hacia lo primero.
Ahora, lo importante a entender de esta dinámica es que no siempre una decisión impacta positivamente en ambos territorios. Claro, como candidato, buscas que así sea y, por ello, la cantidad de promesas que se lanzan en campaña, pero, como gobernante, la responsabilidad es mucho mayor.
Las acciones de un presidente pueden tener un gran impacto a nivel funcional y, aunque tengan repercusiones en su posicionamiento simbólico, no toda decisión tendrá que ser tan popular.
El presidente debe ser cuidadoso y no enfocarse en puras decisiones de gran valor simbólico o populares, pues, a la larga, podrían tener un gran impacto negativo en lo funcional. La decisión de cancelar las obras del nuevo aeropuerto en Texcoco tuvo un gran impacto simbólico, tanto para partidarios como para no partidarios: a todos les lanzó la señal de “ya llegué y tengo el poder”. Mientras que sus partidarios captaron la señal simbólica de “es un presidente que cumple lo que promete y hará lo mejor para el pueblo”, muchos otros lo criticamos. Lo cierto es que esta decisión dejó un terrible saldo a nivel funcional para el país, tanto financiero como en la parte de movilidad turística y de negocios.
Podrían tener un impacto positivo simbólico, pero negativo funcional, otros temas, como la austeridad extrema en los sueldos y salarios de la burocracia, la disminución de impuestos en la frontera y la construcción de la refinería.
En el otro extremo, podrían tener un alto impacto positivo, en lo funcional y en lo simbólico, la “petición” a los bancos de bajar comisiones, la construcción del Tren Maya, la rehabilitación de las vías en el Istmo de Tehuantepec, la recuperación del campo y el apoyo a pueblos originarios.
Decisiones como la cancelación de la reforma educativa y las atribuciones del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) podrían resultar populares, pero sólo para un segmento muy pequeño; para el resto podrían ser negativas simbólicamente, mientras que, para el país, en el mediano plazo, podrían tener un alto impacto negativo a nivel funcional.
AMLO tendrá que vencer la tentación de tomar decisiones simbólicas tan costosas a nivel funcional. Para ello, tiene que olvidarse del referéndum al que piensa convocar en 2021, puesto que lo pone en “modo campaña” y no en “modo gobernante”.
En estos meses habrá tres temas que ocuparán grandes espacios, y que habrán de ponderarse más en lo funcional que en lo simbólico, y tienen que ver con la impartición de justicia y el combate a la impunidad y la corrupción: definiciones alrededor de la Guardia Nacional, elección del Fiscal General y el combate al robo de combustible.
Yo, como ciudadano, prefiero decisiones de mayor impacto funcional, aunque sacrifiquen impacto simbólico; me importa más tener un mejor país, más seguro y transparente, que tener un presidente simbólicamente popular.
JMRS
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