Internacional - Población

Washington se recupera de la tormenta entre guerras de nieve, palas y niños

2016-01-25

La tormenta -bautizada

Beatriz Pascual Macías

Washington, 25 ene (EFE).- La capital de Estados Unidos comenzó hoy a recuperarse de la gran tormenta de este fin de semana entre guerras de bolas de nieve, voluntarios que apartan el hielo con palas y la alegría de los niños, que aprovecharon para hacer muñecos mientras las clases continúan suspendidas.

La ciudad, centro burocrático y sede de importantes organizaciones internacionales, mantuvo hoy una inusual estampa de "Polo Norte" adornada hasta con un iglú, construido por un grupo de jóvenes durante el fin de semana y que hoy se mantuvo intacto, a pesar de la leve subida de las temperaturas.

La tormenta -bautizada "Snowzilla", en referencia al monstruo cinematográfico Godzilla- arrojó durante casi 35 horas nieve, viento y hielo sobre Washington y los estados colindantes de Virginia y Maryland, que hoy permanecen enterrados en algunas zonas por más de medio metro de nieve.

"Entiendo la ansiedad y el deseo de la gente de volver a la normalidad. Todos queremos que la ciudad se recupere lo antes posible", dijo durante una rueda de prensa la alcaldesa de Washington, Muriel E. Bowser, quien pidió a los vecinos un día más para que los quitanieves puedan despejar las calles.

Con las clases suspendidas, el Gobierno federal cerrado y el transporte cortado en numeroso puntos de la ciudad, muchos habitantes de Washington aprovecharon el día para jugar, celebrar grandes comilonas con la familia y romper con palas el hielo que bloquea la entrada de casas y comercios.

"Cada uno tiene que limpiar su área. Tenemos que limpiar todo el tiempo para que la gente no resbale. Cada cual tiene que poner de su parte", explicó a Efe Manuel López Rivera, que tiene un herbolario en el noroeste de la ciudad y comenzó a palear la nieve el sábado, cuando todavía no se había convertido en hielo.

Ahora, con la nieve solidificada, es mucho más difícil abrirse camino y, por eso, los equipos de voluntarios se han convertido en una herramienta clave para las personas mayores o discapacitadas, atrapadas en sus casas al menos desde el viernes.

"Lo mejor que puedes hacer es ayudar a alguien y la recompensa más grande es tener a alguien que te diga gracias", aseguró a Efe Bruce Tucker, afroamericano que ha vivido cuatro décadas en el barrio de Columbia Heights y que desde que comenzó la nevada ha ayudado a abrir los accesos de las casas de ancianos.

"Si hay una situación así, uno tiene que ponerse las botas, el abrigo y salir a ayudar", consideró Tucker, de 1,80 metros de alto y acompañado por una recia pala de su tamaño.

Junto a los que combaten la nieve con palas, se agolparon durante todo el día enjambres de niños que, aprovechando la suspensión de las clases, libraron grandes batallas de bolas de nieve y convirtieron en fortalezas las largas hileras de coches cubiertos por un gélido manto blanco.

"La nieve es genial, hemos hecho un muñeco de nieve", contó a Efe Leslie Mendoza, de 10 años, que este fin se semana erigió con su mejor amiga su primer hombre helado.

"Para hacer un muñeco de nieve hay que hacer primero una pelota grande de nieve y luego otra chiquita para la cabeza. Hay que poner cuatro botones aquí -explicó señalando el tronco- y otros botones en la boca. También hay que poner una zanahoria (para la nariz) y dos rocas para poder hacer los ojos".

La alegría, la sorpresa y el asombro han sido sentimientos compartidos por pequeños y grandes, quienes también disfrutaron de la nieve con trineos de plástico, flotadores de aire y hasta con esquís que usaron para deslizarse por colinas, como la que preside el edificio del Congreso.

En línea con ese espíritu festivo, el parque Meridian Hill, conocido como "Malcom X", se convirtió el domingo en escenario de una gran batalla de nieve.

Los participantes, más de un centenar y que se dieron cita por Facebook, usaron bolsas y cestas para almacenar las bolas de nieve y tener más munición para atacar a sus contrincantes, entre los que destacaban jóvenes disfrazados de Capitán América, Pantera Rosa o soldados imperiales de la Guerra de las Galaxias.

Y así, mientras cada uno libra su personal batalla contra los efectos de la tormenta, las labores de limpieza continúan entre el incansable traqueteo de las anaranjadas máquinas quitanieves.

Estas máquinas, protagonistas de un fin de semana fantasmagórico, han decidido acumular toneladas de nieve en el estacionamiento del estadio Robert F. Kennedy Memorial, donde el sol comenzó hoy a borrar las huellas de una de las nevadas más grandes de la historia reciente de Washington.



JMRS
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