Internacional - Seguridad y Justicia

El Chapo no era el verdadero líder del Cártel de Sinaloa, según sus abogados

2018-06-29

En una audiencia del juzgado el 26 de junio, los abogados ofrecieron un primer atisbo de una...

Alan Feuer, The New York Times

 

Desde que tomaron el caso el año pasado, los abogados de Joaquín Guzmán Loera, el capo mexicano del narcotráfico conocido como el Chapo, han montado principalmente una defensa procesal. Mediante una serie de recursos sobre los duros términos de la reclusión de su cliente y el abrumador desafío que enfrentan para examinar las evidencias en su contra, los abogados de Guzmán han argumentado que sus derechos están en riesgo y que hay pocas probabilidades de que su juicio sea justo.

Sin embargo, en una audiencia del juzgado el 26 de junio, los abogados ofrecieron un primer atisbo de una defensa afirmativa de Guzmán, argumentando que existe evidencia de que puede que su cliente no sea lo que los fiscales federales han afirmado que es durante meses: el jefe máximo del Cártel de Sinaloa de México. Su prueba para esta afirmación provino de una fuente inusual —el gobierno mismo— y los abogados la usaron para sugerir que Guzmán podría no ser el líder del cártel, sino simplemente un “subordinado” que obedecía las órdenes de alguien más.

A partir del momento en que se llevó a Guzmán a Nueva York para ser enjuiciado ahí el año pasado, la fiscalía de Estados Unidos en Brooklyn ha insistido en que hasta su arresto, el Chapo había sido el narcotraficante más poderoso del mundo, un capo de la droga violento que ordenó personalmente la muerte de miles de personas durante sus décadas al mando del Cártel de Sinaloa. No obstante, en una carta sellada enviada hace tres semanas a los abogados de Guzmán, los fiscales reconocieron que a lo largo de los años un puñado de informantes confidenciales habían contradicho esa información, afirmando que a pesar de su reputación puede que Guzmán no haya estado a cargo de su propia organización.

Los fiscales descartaron esta prueba el martes en el juzgado debido a que es de segunda o incluso de tercera mano, y agregaron que estaba plagada de “testimonios de oídas”. No obstante, se vieron obligados a pasársela a los abogados de Guzmán por lo que se conoce como regla Brady, una práctica que exige la divulgación de información que podría resultar favorable para un acusado.

La naturaleza exacta de lo que los informantes señalaron sigue sin conocerse, pero uno de los abogados de Guzmán, Eduardo Balarezo, solicitó al juez Brian M. Cogan en la audiencia que obligara al gobierno a darle más información. Balarezo argumentó que quería conocer los nombres de los informantes y cuándo y dónde se les tomó testimonio, a fin de poder investigar a fondo los argumentos e incorporarlos a su defensa.

El juez Cogan declinó emitir una orden desde el estrado, con el argumento de que él mismo quería saber más. Preguntó si las declaraciones de los informantes eran “clave” para la estrategia de Balarezo. La respuesta de Balarezo fue afirmativa y sugirió que planeaba argumentar en el juicio que Guzmán no estaba a cargo del cártel. No obstante, dado que no quería divulgar demasiado su estrategia al gobierno, dijo que solo revelaría más al juez sobre sus planes en privado.

Desde el inicio, el juez Cogan ha presidido el caso en el Tribunal Federal de Distrito de Brooklyn aunque Guzmán, quien escapó de prisión en dos ocasiones en México, ha estado en custodia desde su llegada a Nueva York en el ala de máxima seguridad de la penitenciaría federal de Manhattan. El hecho de que esté siendo enjuiciado en un municipio y se le mantenga en prisión en otro ha requerido un impresionante desvío del tránsito local: cada vez que Guzmán acude al tribunal, el puente de Brooklyn se cierra a la circulación y él cruza a toda velocidad el río Este en una caravana llamativa de patrullas de policía, automóviles blindados y ambulancias, con luces intermitentes y sirenas que resuenan.

El mes pasado, quejándose de este “espectáculo”, Balarezo solicitó al juez Cogan que cambiara el juicio al juzgado federal de Manhattan, que está directamente conectado con la prisión en la zona del Bajo Manhattan. En aquel momento, pareció una solicitud extrema, pero, el martes, el juez Cogan dijo que está considerándola.

En esta etapa del caso, Guzmán no comparece ante el tribunal tan seguido, pero una vez que comience su juicio —que está programado para iniciar en septiembre y tener una duración de cuatro meses— el puente tendría que cerrarse dos veces al día para que Guzmán hiciera el recorrido de ida y vuelta entre el juzgado y su celda. Los cierres corresponderían más o menos con las horas pico de la mañana y la tarde.

El juez Cogan mencionó que la solicitud de cambiar el juicio —para evitar así una pesadilla de tránsito a largo plazo— “no carecía en absoluto de validez”.



Jamileth