Valores Morales

Una psicología para una espiritualidad

2010-10-07

El nacimiento de la Psicología o de la ciencia psicológica en incierto. Algunos...

Autor: Germán Sánchez Griese

El camino es el de conocer con exactitud el carisma de la congregación y a partir de ahí descubrir la espiritualidad
 
Del odio al fanatismo…

La ley del péndulo se aplica también a la historia de la vida consagrada. Hecha por hombres, pero con la intervención directa de Dios, la historia de la Iglesia no está exenta de la influencia que las ideologías, las modas y las tendencias del mundo ejercen sobre los hombres. Misterio asombroso que después de dos mil años de vicisitudes, la Iglesia aún continúa su peregrinar en esta tierra.

En este peregrinar nos encontramos asombrados al constatar la forma en que los errores pueden infiltrarse en la Iglesia y en sus hombres. Ejemplos los hemos tenido siempre, desde las herejías de los primeros siglos del cristianismo, pasando por la reforma protestante, hasta llegar a lo que hoy en día Benedicto XVI ha querido llamar la dictadura del relativismo. Un relativismo que también se ha infiltrado en la Iglesia, siendo el Magisterio la primera víctima. En muchos sectores la palabra del Papa o es ignorada, cuestionada, cuando no vilipendiada y no raramente atacada . 1 Sus enseñanzas quedan igualadas o relegadas a una opinión más. Dicha postura que tuvo su punto álgido con Pablo VI en los tiempos de la Encíclica Humanae vitae, continuo en cierta forma bajo el Pontificado de Juan Pablo II y parece recobrar nuevos bríos ahora con Benedicto XVI.

Los sectores de esta confrontación son variados y van desde los temas humanos, políticos, sociológicos y morales. Uno de estos temas ha sido el papel que ha comenzado a jugar la psicología en los últimos años especialmente entre las comunidades religiosas. Existen claras indicaciones sobre el papel que debe jugar la psicología en la formación de las personas consagradas en las diversas etapas, pero tales disposiciones, como hemos dicho, o son ignoradas o son puestas en duda. En muchas de las ocasiones se hace lo que se piensa que está bien, omitiendo la aplicación de los principios del Magisterio .2

El nacimiento de la Psicología o de la ciencia psicológica en incierto. Algunos quieren ver en los poetas griegos, con las tragedias, el inicio acertado de la descripción de la conducta humana. Si es así, no sólo los poetas griegos, sino los escritores en general, pueden considerarse los iniciadores de la psicología, al redactar en forma algunas veces magistral la conducta y los sentimientos del hombre. Basta pensar, dentro de la literatura italiana a un Manzoni que en la novela I promessi sposi (Los novios) delinea con encanto y exactitud sin igual infinidad de sentimientos que puede albergar el hombre: amor, odio, pasión, represión.

Los padres del desierto, los padres griegos y latinos, innumerables abates o priores también han contribuido en forma excelsa en la clasificación de una serie de conductas que pueden darse en el hombre. Pensemos por ejemplo en la Regla de San Benito, cuando logra describir la conducta que debe seguir toda persona que busque responder al llamado de Dios en la vida consagrada, como es el no anteponer nada al amor de Dios. Hay algunos que también ven en Santo Tomás de Aquino uno de los precursores de la Psicología por la descripción que hace de las virtudes y los vicios que se dan en el hombre.

La epistemología quiere ver los inicios de la Psicología con Freud y el psicoanálisis y es el momento en que nace de parte de la Iglesia, una reacción en contra a esta ciencia. No debemos olvidar sin embargo, que como ciencia humana, la Psicología ha tenido que evolucionar. Y si bien su primera escuela, la freudiana, está fundada sobre conceptos contrarios a la antropología cristiana, por negar la libertad del hombre 3 y la acción de la gracia, existen actualmente alrededor de 120 escuelas distintas, con 120 formas de ver al hombre, algunas muy distintas una de la otra. Pero fue quedando en la mente de muchos eclesiásticos y miembros de la Iglesia, el hecho de que la Psicología atentaba contra la libertad del hombre, la gracia de Dios y que por tanto era una ciencia, si es que podía llamarse ciencia, de la que convenía estar lo más alejado posible. En una forma misericordiosa, sólo se veía con buenos ojos para quienes tenían que encargarse de los enfermos mentales.

Con el pasar de los años, y especialmente hacia finales de los años sesentas, con el boom de las baterías psicológicas y su difusión en campos tan variados como el académico, el político o el laboral, algunas personas de la Iglesia comenzaron a cambiar su semblante frente a la Psicología, o al menos frente a los exámenes psicológicos. Parecía algo inocuo y hasta cierto punto de vista divertido, el conocer un poco más a una persona a través de preguntas ingeniosas, dibujos y pruebas de inteligencia, no exentas algunas de ellas de cierto elemento divertido . 4Este fue un inicio para abrir las puertas de la psicología a la vida consagrada. Un inicio sin embargo que fue ingenuo y sin la debida preparación. Fascinados por los resultados de poder conocer mejor a un persona que se candidatada como idóneo para la vida consagrada; la facilidad de utilizar este medio, ya que bastaba solamente la aplicación de algunas baterías y algunas entrevistas con el psicólogo; la supuesta rapidez para hacer un discernimiento, este medio comenzó a usarse indiscriminadamente. Indiscriminadamente porque se hacía caso omiso de qué tipo de antropología estaba detrás de dichas pruebas e incluso cuál era la formación psicológica y religiosa de quién aplicaba las pruebas y debía entrevistar al candidato.

Poco a poco estos exámenes fueron extendiéndose no solamente al campo del discernimiento vocacional, sino al de diversas etapas y situaciones de la vida consagrada, llegando a pensarse que todos o una gran mayoría de los problemas tanto personales como comunitarios podría resolverse con la ayuda de la psicología. De las pruebas se paso a la terapia personal 5o la terapia de grupo, ocasionando no pocas veces estragos en muchas congregaciones. Estragos que han debido pagarse con el abandono de muchos miembros, que bajo la influencia de una psicología que no respeta la libertad humana y la acción de la gracia en la persona han decidido "realizarse" para mejor vivir lo que ellos creían haber descubierto con el psicólogo.

En unos pocos años se ha pasado con la psicología de una postura de incomprensión y desconfianza a un fundamentalismo o fanatismo en el que parecería que ninguna persona que quiera vivir la vida consagrada, ya sea candidato, religiosa de votos temporales o perpetuos, persona joven, adulta o anciana, si no ha seguido una terapia de tipo psicológico, ha asistido a una consulta psicológica una vez en su vida y lee de vez en cuando un libro de psicología, no puede considerarse equilibrada y apta para la vida consagrada.

El hueco de la espiritualidad.

Dicen los americanos, nothing is free as a free lunch (no haya nada gratis como un sandwich gratis). En la vida todo tiene una causa y una consecuencia. La ley del péndulo que algunos sectores han tenido de frente a la Psicología, tiene una explicación, no es algo mágico o que ha iniciado de la nada.

A partir del Concilio Vaticano II se ha dado un gran énfasis en la persona humana. El Concilio Vaticano II, atento a los signos de los tiempos y con el objeto de rescatar a la vida consagrada de una posible asfixia espiritual, quería que se diera una atención prioritaria a la persona, es decir, tener a la persona consagrada como centro de atención . 6 Pero este centro de atención no debería hacer girar todos los medios y todas las personas en torno a cada individuo. Más bien, los medios y las personas eran para ayudar a cada miembro de la congregación a vivir mejor su consagración a Dios. Nacieron por tanto iniciativas de tipo formativo y apostólico que ponían el centro de atención en los individuos y no sólo en la comunidad o en la observancia externa de la regla, de los horarios, de los apostolados.

El balance podría haber sido perfecto en el sentido que una atención más cercana al individuo podría haber producido personas consagradas más capacitadas para el desempeño del apostolado, pero sobretodo más motivadas para vivir con radicalidad el seguimiento de Cristo. Sin embargo, el mundo y sus condiciones cambiantes, influyeron también el ámbito de la vida consagrada transportando a veces, sin el debido discernimiento, criterios, modos de pensar y de actuar que pertenecían más a un estilo de vida laical, que a un estilo de vida consagrada a Dios.

Poco a poco Dios fue pasando a un segundo lugar para centrarse en el individuo, en el bienestar del individuo. La espiritualidad entendida como mística y ascética, es decir, como la huella de Dios en el alma y el esfuerzo del hombre por encontrar a Dios ,7 fu sustituida por un sentimiento vago y etéreo de utilizar aquello que hiciera sentir bien a la persona. Son dos circunstancias que se unieron para dar entrada a esta postura. Por un lado el excesivo centralismo en la persona. Se pasaba de un olvido casi total de la persona, en donde sólo contaban los resultados en las obras, el cumplimiento externo de la regla, las normas, las constituciones, al lado opuesto en dónde la persona venía a ser el centro de la formación y de la atención, olvidando a su vez la regla, las normas, las constituciones y los resultados en las obras. Ahora era la persona la medida de toda la vida espiritual. La otra circunstancia que entró en juego fue el dejar de un lado el sacrificio y la oración personal, como contraposición a todo lo que fuera obligación por alcanzar una perfección tipificada del la vida consagrada. Si antes la ascesis era vista como elemento esencial, libremente aceptado para llegar a Dios, ahora se le quería ver como reliquia de gusto dudoso proveniente de traumas y heredado de prácticas medievales.

Se va perdiendo por tanto el concepto de la vida consagrada al grado que muchos congregaciones religiosas se plantean en los años del postconcilio la validez de su presencia en el mundo. Al no saber quién se es, no se sabe por tanto qué hacer. Quien no tiene un fin en la vida, cualquier medio es bueno para dar un sentido a la vida, aunque ese medio, paradójicamente, vaya en contra de ese fin. Esta situación de la vida consagrada queda reflejada en el documento Elementos esenciales de la vida religiosa, cuando menciona en la introducción la realidad que vive la vida consagrada en aquellos momentos históricos: "Los institutos religiosos de vida apostólica han intentado, además, afrontar los cambios exigidos por la rápida evolución de la sociedad a la cual son enviados y por el desarrollo de los medios de comunicación que condicionan sus posibilidades de evangelización. Al mismo tiempo, estos institutos se han encontrado con cambios imprevistos en su misma situación interna, elevación del promedio de edad de sus miembros, disminución de vocaciones, merma consiguiente de sus efectivos, diversidades en los estilos de vida y en las obras y, con frecuencia, incertidumbre acerca de su identidad. El resultado ha sido una experiencia comprensiblemente compleja, con muchos aspectos positivos y algunos otros notablemente dudosos." 8 El mismo documento clarifica la identidad de la vida consagrada y algunos elementos que deben considerarse esenciales para la vivencia de dicho tipo de vida. Creo que la posteridad juzgará cómico y trágico el grado de desorientación alcanzado por algunas congregaciones, siendo necesaria la redacción de un documento que clarificara y puntualizara estos aspectos. "La consagración es una acción divina. Dios llama a una persona y la separa para dedicársela a Si mismo de modo particular. Al mismo tiempo, da la gracia de responder, de tal manera que la consagración se exprese, por parte del hombre, en una entrega de sí, profunda y libre. La interrelación resultante es puro don: es una alianza de mutuo amor y fidelidad, de comunión y misión para gloria de Dios, gozo de la persona consagrada y salvación del mundo." 9

Si la consagración es una acción de dios, una llamada, una mística, junto con una respuesta libre del hombre, es decir, unos medios que se concretizan en una ascesis, este doble juego responderá a unas características muy específicas, dependiendo del carisma de cada congregación. Se establece por tanto una espiritualidad propia, basada en la experiencia espiritual del Fundador o Fundadora. La espiritualidad por tanto se convertirá en el camino a seguir para alcanzar a Dios, de acuerdo a la huella que el mismo Dios deja en el alma y con la concurrencia de la persona consagrada a través de unos medios muy específicos, delineados por el fundador o por el patrimonio espiritual de la congregación acumulado a lo largo de los años.

Pero cuando las dos circunstancias que hemos mencionados anteriormente, esto es, el centralismo en el individuo y el desprecio de un ascetismo se exageran, la espiritualidad se sustituye con medios que hacen sentir bien a la persona, le exigen poco o nada de esfuerzo. La consecuencia son personas centradas en sí mismas, alejadas de Dios y de sus intereses. "Oggi si parla molto di "spiritualità", ma con questo termine si intende sovente l' arte dell'autorealizzazione o l'insieme delle tecniche atte a raggiungere il benessere interiore. La spiritualità si riduce spesso all'attenzione sulla propria esperienza interiore che privilegia l'analisi psicologica, con un vago riferimento al divino. Qualcuno parla anche di una declina-zione psicologica della spiritualità.Ora la spiritualità cristiana, quella di cui intendiamo affermare il primato, è la vita secondo lo Spirito. Una spiritualità che non esclude l'aiuto delle scienze umane, ma che non si lascia li-mitare da esse o ridurre ad esse." 10

Frente a las dudas, la desconfianza y las sombras que emergieron en aquello años, muchos sustituyeron la espiritualidad con la psicología, sobre todo porque Dios había perdido la primacía en la vida de muchas religiosas. Si Dios no era el punto que se debía alcanzar, sino el propio bienestar y el bienestar de los hombres, entonces los medios miraban a los aspectos psicológicos, sociológicos y políticos. Quien debería ser experta en espiritualidad había abandonado este camino.

Hacia un equilibrio.

Si bien esta postura, compartida por varias congregaciones, no fue del todo generalizada, no es menos cierto que muchas congregaciones fueron salpicadas de esta moda, es decir, de querer resolver todos los problemas de la vida consagrada en base a la psicología. No debemos olvidar el gran impacto que tuvo la así llamada Psicología humanista de Carl Rogers y sus grupos de encuentro. Focalizado en la experiencia del yo, en dónde el individuo es el mejor conocedor de sí mismo y el terapeuta funciona únicamente como coach, es decir como animador para lograr que el individuo haga lo que le parece que es bueno –y no lo que es objetivamente bueno-, la vida consagrada aprovechó esta técnica, utilizándola inconscientemente como espiritualidad .11 Muchas de estas técnicas grupales fueron aplicadas indiscriminadamente en conventos y comunidades religiosas, determinando en gran parte la salida de un buen número de personas consagradas. Tal parece ser que la regla seguida por muchas de estas personas era la de realizarse sin ningún tipo de traumas, ejercidos, supuestamente, por la vida consagrada.

Ahora, pasados un poco más de cuarenta años de la clausura del Concilio, dejados a la espalda tantos errores, dudas y fracasos, en el momento en que se comienzan a poner en práctica los deseos de los padres conciliares para la vida consagrada, podemos establecer las prioridades y los medios para alcanzarla.

Decía el decreto Perfectae caritatis que "Ordenándose ante todo la vida religiosa a que sus miembros sigan a Cristo y se unan a Dios por la profesión de los consejos evangélicos, habrá que tener muy en cuenta que aun las mejores adaptaciones a las necesidades de nuestros tiempos no surtirían efecto alguno si no estuvieren animadas por una renovación espiritual, a la que, incluso al promover las obras externas, se ha de dar siempre el primer lugar." 12 Por tanto la renovación espiritual tiene que estar a la base de toda renovación en la vida consagrada. Para ello, antes que buscar afuera lo que se tiene dentro, cada congregación debe profundizar en el propio carisma, con el fin no sólo de conocer lo que ha hecho el Fundador, sino lo que haría el fundador en las situaciones actuales. Conociendo el carisma, la experiencia espiritual13 hecha por el Fundador se puede descubrir la mística y la ascética, en un ejercicio de perenne renovación, de forma que la persona consagrada encuentra en la experiencia espiritual el encuentro personal con Dios y las formas concretas de alcanzarlo. No se trata por tanto de buscar en los aspectos externos la renovación. Se debe ir primero al interior, para después renovar el exterior. De lo contrario se corre el peligro de hacer de la renovación una labor de mero maquillaje. No en vano el Papa Benedicto XVI está promulgando ya no la renovación de la vida consagrada, sino el relanzamiento de la misma. Se ha dejado por mucho tiempo los conceptos y la identidad fundamental de la vida consagrada, en aras de una pseudo-renovación, que muchas veces trataba de justificar más una ideología que una verdadera teología de la vida consagrada. Dicha ideología venía de fuera, de las modas cambiantes del mundo, de las tomas de posición, a veces contrarias a los valores evangélicos. Se trata ahora de ir a lo esencial, es decir buscar la unión con Dios para de ahí irradiarla a los hermanos, en la misión que va de acorde con el propio carisma. "Por lo que se refiere a las Órdenes y congregaciones con una larga tradición en la Iglesia, como habéis subrayado, se constata que a lo largo de los últimos decenios casi todas —tanto las masculinas como las femeninas— han atravesado una difícil crisis, debida al envejecimiento de sus miembros, a una disminución más o menos acentuada de las vocaciones, y a veces incluso a un "cansancio" espiritual y carismático. Esta crisis, en ciertos casos, ha sido incluso preocupante. Sin embargo, junto a situaciones difíciles, que conviene mirar con valentía y verdad, se dan también signos de recuperación positiva, sobre todo cuando las comunidades deciden volver a sus orígenes para vivir en mayor consonancia con el espíritu del fundador. En casi todos los recientes capítulos generales de los institutos religiosos, el tema recurrente ha sido precisamente el redescubrimiento del carisma fundacional para encarnarlo y actuarlo de forma nueva en el tiempo presente. Redescubrir el espíritu de los orígenes, profundizar en el conocimiento del fundador o de la fundadora, ha ayudado a dar a los institutos un nuevo y prometedor impulso ascético, apostólico y misionero. De este modo se han revitalizado obras y actividades de siglos; y hay nuevas iniciativas de auténtica actuación del carisma de los fundadores. Es necesario seguir avanzando por este camino, orando al Señor para que lleve a pleno cumplimiento la obra que él mismo ha comenzado." 14

El camino por tanto es el de conocer con exactitud el carisma de la congregación 15 y a partir de ahí descubrir la espiritualidad propia que debe animar a todos los miembros de la congregación y a las mismas obras de dicha congregación. Si el carisma es la experiencia del espíritu encarnada en cada persona, cada persona debe reflejar dicha experiencia, en su persona 16 y en sus obras.

De esta manera la espiritualidad ocupará el primer lugar en la formación y puesta en marcha de la propia identidad, sin desdeñar las ciencias humanas, como la psicología 17 que vendrán a ayudar en la construcción de esta personalidad. Sólo cuándo se sabe lo que se es y hacia dónde se quiere llegar, se conocen también los medios y las formas en que éstos llevan al fin que se quiere alcanzar.

NOTAS

1 En gran parte, esta postura hacia el Magisterio se debe al hecho de la recepción que algunos grupos han hecho del Concilio Vaticano II, como dice Benedicto XVI: "Surge la pregunta: ¿Por qué la recepción del Concilio, en grandes zonas de la Iglesia, se ha realizado hasta ahora de un modo tan difícil? Pues bien, todo depende de la correcta interpretación del Concilio o, como diríamos hoy, de su correcta hermenéutica, de la correcta clave de lectura y aplicación. Los problemas de la recepción han surgido del hecho de que se han confrontado dos hermenéuticas contrarias y se ha entablado una lucha entre ellas. Una ha causado confusión; la otra, de forma silenciosa pero cada vez más visible, ha dado y da frutos." Benedicto XVI, Discursos, 22.12.2005.

2 De hecho, el conocimiento de una psicología esta contemplado desde el inicio de la formación de las personas consagradas: "El programa ha de ofrecer cursos fundamentales sobre diferentes temas, de tal modo que los institutos puedan elegir los que completan la formación impartida por ellos mismos. El programa debe estar bien estructurado y ser armónico, comprender elementos fundamentales de Sagrada Escritura, teología espiritual, teología moral, eclesiología, teología y derecho de la vida religiosa —en particular, de cada uno de los consejos evangélicos—, liturgia, como también conceptos fundamentales de antropología y psicología, que den al sujeto, al principio de su camino formativo, la posibilidad de conocerse mejor, particularmente en las áreas más necesitadas de formación.(56) Todas las temáticas deberán profundizarse en función formativa." (Congregación para los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica, La colaboración entre institutos para la formación, 8.12.1998, n. 16b). En el aspecto intelectual, en lo referente a la formación filosófica y psicológica, se contempla también una adecuada formación en las ciencias psicológica: "Será necesario ofrecer a los alumnos una sólida base filosófico-teológica, habilitarlos a la tarea de educadores de la fe, prepararlos al anuncio explícito del Evangelio y a la promoción humana y social, hacerlos sensibles a la relación entre el Evangelio y la cultura, al diálogo ecuménico e interreligioso, al discernimiento de los signos de los tiempos, a la integración en la pastoral orgánica y a la apertura misionera en comunión con la Iglesia universal y particular. Además, deberán ofrecer una buena preparación, impregnada de valores evangélicos, en las ciencias humanas (pedagogía - psicología - sociología - ciencia de la comunicación social), haciéndolos capaces de valerse de ellas en la transmisión de la fe y en la formación de los discípulos de Cristo." (Congregación para los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica, La colaboración entre institutos para la formación, 8.12.1998, n. 20). E incluso, frente a algunos problemas comunitarios no se desdeña el uso de la psicología: "Toda forma de comunicación implica itinerarios y dificultades psicológicas particulares que pueden ser enfrentadas positivamente, incluso con la ayuda de las ciencias humanas. Algunas comunidades se han beneficiado, por ejemplo, de la ayuda de expertos en comunicación y de profesionales en el campo de la psicología o de la sociología." (Congregación para los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica, Vida fraterna en comunidad, 2.2.1994, n.33.)

3 Es por ello que algunos han llamado a la escuela freudiana, una escuela determinista, ya que el hombre, bajo sus principios, poco o nada puede hacer para superar sus instintos y sus pasiones, nacidos en sus primeros años. Lo único que puede hacer es reconciliarse con ellos y aceptarse tal como es.

4 El mismo Magisterio de la Iglesia acepta la posibilidad de dichos exámenes psicológicos para acertarse de la idoneidad del candidato a la vida consagrada, sin dejar todo el peso del discernimiento a dicho instrumento: "La admisión comporta condiciones que establece el derecho general y el derecho propio puede agregar otras. Los puntos indicados por el derecho son los siguientes: (…)- el equilibrio de la afectividad, especialmente el equilibrio sexual, que supone la aceptación del otro, hombre o mujer, en el respeto de su diferencia. Se podrá eventualmente recurrir a los servicios de un examen psicológico, teniendo en cuenta el derecho de toda persona a preservar su intimidad." Congregación para los Institutos de Vida consagrada y sociedades de vida apostólica, Orientaciones sobre la formación,2.2.1990, n. 43.

5 El mismo Magisterio de la Iglesia ya había alertado de estos abusos: "También la dirección espiritual en sentido estricto merece recobrar su propia función en el desarrollo espiritual y contemplativo de las personas. De hecho, nunca podrá ser sustituida por inventos psíquico-pedagógicos." Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos seculares, La dimensión contemplativa de la vida religiosa, marzo 1980, n. 11.

6 "El modo de vivir, de orar y de actuar ha de estar convenientemente acomodado a las actuales condiciones físicas y psíquicas de los miembros del Instituto y también acomodado en todas las partes, pero, principalmente, en tierras de misión y a tenor de lo que requiere la índole peculiar de cada Instituto y las necesidades del apostolado, a las exigencias de la cultura ya las circunstancias sociales y económicas." "Gobiernen a sus súbditos como a hijos de Dios y con respeto a la persona humana." Concilio Vaticano II, Decreto Perfectae caritatis, 28.10.1965, n. 3 y n. 14.

7 Utilizamos estas palabras en el sentido que le ha dado Amedeo Cencini. "Se la mistica è ció che Dio realizza in noi, l'ascetica è quanto noi cerchiamo di fare per cogliere la sua azione e rispondervi". Amedeo Cencini, Amerai al Signore Dio tuo, Psicologia dell'incontro con Dio, Edizioni Dehoniane Bologna, Bologna 2000, p. 44.

8 Sagrada Congregación para los religiosos e institutos seculares, Elementos esenciales de la vida religiosa,31.5.1983, n.1.

9 Ibídem., n. 5.

10 Fran Rodé, La spinta che la Chiesa si attende dalla vita consacrta in Duc in altum!, Vita consacrata il primo decennio, Edizioni Art, Roma 2006, p. 94.

11 Para un análisis más profundo sobre este argumento, recomendamos la lectura del libro Paul Vitz, Psicologia e culto di sé, Studio critico,Edizioni Dehoniane Bologna, Bologna 1987.

12 Concilio Vaticano II, Decreto Perfectae caritatis, 28.10.1965, 2b.

13 "El carisma mismo de los Fundadores se revela como una experiencia del Espíritu (Evang. test. 11), transmitida a los propios discípulos para ser por ellos vivida, custodiada, profundizada y desarrollada constantemente en sintonía con el Cuerpo de Cristo en crecimiento perenne." Sagrada Congregación para los religiosos e institutos seculares, Mutuae relationes, 14.5.1978, n. 11.

14 Benedicto XVI, Discurso "Al Consejo ejecutivo de las Uniones Internacionales de Superiores y Superioras Generales"18.2.2008.

15 Como ha dicho Benedicto XVI recientemente a los jesuitas "Voglio oggi incoraggiare voi e i vostri confratelli a continuare sulla strada di questa missione, in piena fedeltà al vostro carisma originario, nel contesto ecclesiale e sociale che caratterizza questo inizio di millennio." Benedicto XVI, Discorsi, 21.2.2008

16 "La vera autorealizzazione non significa dunque una semplice attuazione delle proprie doti, né una qualsiasi promozione dell'io più o meno coronata del successo sociale. (…) Al contrario, l'autentica realizzazione significa sempre qualcosa di nuovo e inedito, è conquista d'un modo di essere più pieno, rischio d'affidarsi a un progetto ancora sconosciuto, che si scopre un po' alla volta riconoscendovi progressivamente se stessi e quel che si è chiamati ad essere. Il carisma è appunto tale progetto: scoprirlo è conoscersi, viverlo è realizzarsi in pienezza secondo vie che non sono mai del tutto prevedibili e che vanno sempre oltre ciò che l'individuo potrebbe normalmente aspettarsi da se stesso." Amedeo Cencini, Amerai il Signore Dio tuo, Psicooogia dell'incontro con Dio, Edizioni Dehoniane Bologna, Bologna 2000, p. 40.

17 Así se puede establecer lo dicho por la Congregazione per l'Educazione Cattolica, en La formazione teologica dei futuri sacerdoti, Tipografia Poliglotta Vaticana, Città del Vaticano 1976, n. 54. " Lo studio della psicologia quale scienza ausiliaria, che –oltre a offrire una percezione più approfondita dell'essere umano- stimola la teologia a meglio determinare il senso delle verità rivelate che si rifesirscono all'uomo."



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