Testimonios

Tragedia migratoria: ¿éxodo o invasión?

2015-09-14

Este desastre migratorio había producido escasa atención mediática. Solamente...

Autor: Vicente Alejandro Guillamón

¿Por qué la gran "riada" humana de ahora se dirige únicamente a la Europa "cristiana"? ¿Quién orienta o dirige este éxodo masivo hacia la Unión Europea? ¿Qué significa la V de victoria que hacen los refugiados, incluso los niños, cuando pasan por delante de cámaras de televisión?
 
La tragedia migratoria siria, que está siendo muy mediática, muy televisada, ha provocado la reacción humanitaria –que era lo mínimo que se podía esperar- de la Unión Europea y hasta de Estados Unidos. Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo con la causa de semejante aluvión humano. Por ejemplo, el obispo húngaro, Laszlo Kiss-Rigo, cuya diócesis del sur de Hungría se ve inundada por gentes que huyen del conflicto sirio, entre otros, ha dicho: "No son refugiados. Esto es una invasión. Vienen aquí con gritos de Allahu Akbar (Alá es grande). Quieren tomar el control".

Antes de rechazar de plano la opinión de este obispo, cuya diócesis sufre la avalancha muy directamente, conviene hacerse unas cuantas preguntas o plantearse unas cuantas cuestiones. En primer término se trata de refugiados musulmanes, a juzgar por el atuendo de las mujeres que nos muestran los informativos, que huyen de un conflicto totalmente musulmán entre dos partes a cual de ellas más cruel y bárbara.

Sin embargo, en lugar de dirigirse a otros países musulmanes, podridos de dinero y seguramente de su misma corriente religiosa, como Arabia Saudita y demás emiratos del golfo Pérsico, siempre necesitados de mano de obra para atender las obras faraónicas que llevan a cabo, prefieren recalar en las naciones "cristianas" de la Unión Europea, algunas de ellas con importantes problemas de paro y una lengua y cultura muy diferentes a las de los supuestos refugiados.

Tampoco se dirige nadie a Rusia, o a Irán, países más mucho más próximos a Siria que la distante Europa. De Irán podría suponerse que siendo chiíta no acepta a estos refugiados que seguramente serán sunitas, pero respecto a Rusia, ¿qué impedimentos hay para que los refugiados no vayan a esta gran nación?

Antes de que se produjera la repentina explosión migratoria de estos días, la guerra civil siria (iniciada en 2011) y el norte de Irak ya habían provocado tres millones y medio de refugiados, mayormente cristianos y de otras confesiones minoritarias, asentados en campamentos muy precarios sostenidos por ACNUR, el organismo de la ONU de atención a los refugiados. De ellos, 1,6 millones permanecen "almacenados" en Turquía, 1,1 millones en el Líbano (suponen el 26% de la población total del país de los cedros), 620,000 en Jordania, y 300,000 en Egipto.

Este desastre migratorio había producido escasa atención mediática. Solamente algunos obispos y eclesiásticos significados de la zona venían levantando la voz sobre tan terrible tragedia, pero sin apenas repercusión en los grandes medios informativos.

La avalancha de ahora tiene lugar en un momento de perfil bajo del conflicto sirio, aunque se adviertan ciertos movimientos que preludian una gran ofensiva contra los islamistas radicales. Francia lleva a cabo bombardeos selectivos contra posiciones clave de los rebeldes, a los que se han sumado aparatos de la lejana Australia. Estados Unidos emplea drones para liquidar a los cabecillas del Estado Islámico. Rusia acaba de instalar una gran base militar en las inmediaciones de Damasco con la intención evidente de atacar al "califato" islamista. Nuestro ministro de Asuntos Exteriores, García-Margallo, dijo hace poco que había que había que sentarse a "platicar" con el sátrapa sirio Basar el Asad. Todas estas coincidencias señalan claramente un cambio de tendencia. Si hasta hace bien poco el "malo" de este drama era el Asad, parece que ahora los "malos" son sus oponentes, aunque esta no es una guerra de malos y buenos, sino de malos y peores. No obstante hay que reconocer que las iglesias católicas, cualquiera sea su rito, gozaban de más tolerancia con el todavía presidente sirio que con los islamistas fanatizados.

En todo caso, la pregunta inicial sigue en pie: ¿por qué la gran "riada" humana de ahora se dirige únicamente a la Europa "cristiana"? ¿Quién orienta o dirige este éxodo masivo hacia la Unión Europea? ¿Qué significa la V de victoria que hacen los refugiados, incluso los niños, cuando pasan por delante de cámaras de televisión? ¿Victoria sobre quién, sobre los que los acogen y les van a dar cobijo y comida?

Muchas preguntas, pero ninguna respuesta más allá de las puramente humanitarias. Efectivamente, no es cosa de rechazar a esta pobre gente obligada a huir de los horrores de la guerra, aunque resulte extraño que únicamente lo hagan en una dirección. Porque ahora viene la segunda parte, la de su acomodo a una civilización muy distinta a la suya, no vaya a suceder que para mitigar un problema ajeno a Europa, estos refugiados terminen creándonos graves problemas a los europeos. Ahí están ya, como preludio, las manifestaciones ruidosas pro refugiados de la extrema izquierda occidental.

 



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