Internacional - Finanzas

El hombre detrás de la gran apuesta de Warren Buffett en los seguros especializados

2017-02-13

A Buffett le gusta el negocio de los seguros porque genera efectivo proveniente de las primas que...

Nicole Friedman, The Wall Street Journal

A Peter Eastwood le gusta decir que la aseguradora que acaba de formar “no tiene el derecho a quedarse con el negocio de nadie”. También cuenta con una ventaja sobre el resto: el respaldo de Warren Buffett.

En 2013, el legendario inversionista contrató a Eastwood y otros tres ejecutivos de American International Group Inc. con el propósito de crear una aseguradora contra accidentes de propiedad. La acción representó la irrupción de Berkshire Hathaway en algunos tipos de seguros comerciales y dejó al conglomerado que dirige Buffett en competencia directa con gigantes como la propia AIG, lo que sorprendió a muchos observadores de los seguros especializados.

Eastwood, de 50 años, no demoró mucho en hacerse merecedor de los elogios de Buffett. La filial de seguros especializados del holding, Berkshire Hathaway Specialty Insurance (BHSI) registró una ganancia dentro de 15 meses y sus primas alcanzaron los US$1,300 millones en 2016, transformándose en un actor importante aunque no gigantesco del sector. La empresa cuenta con 805 empleados en 10 países.

“Hubiese esperado generar pérdidas durante un par de años, pero en lugar de ello hemos tenido una muy buena ganancia proveniente de las suscripciones de seguros”, manifestó Buffett. “Hay que darle a Peter los elogios que corresponden”.

El salto de Eastwood a Berkshire y posterior contratación de otros ex ejecutivos de AIG provocó cierta tensión. AIG dejó de comprar reaseguros de Berkshire tras la apertura de BHSI, lo que encaja dentro de la política de AIG de trabajar con menos reaseguradoras y no hacer negocios con competidores. Ambas empresas también acordaron que Berkshire no contrataría empleados de AIG durante un año.

Las relaciones entre ambas compañías han mejorado desde entonces. Hace unas semanas, AIG pagó a Berkshire alrededor de US$10,000 millones para hacerse cargos de las reclamaciones de seguros en caso de que sean inesperadamente altas, el mayor pacto de esta naturaleza para las dos empresas.

Eastwood, quien es hijo de dos profesores de colegios públicos de Rhode Island, cuenta que fue un mal alumno en la secundaria y que después de su graduación pasó dos años trabajando como operador de montacargas en un depósito de productos de papel. Reconoce que fue una experiencia formativa.

“No trabajé todo lo que debería y necesitaba en la secundaria”, señaló. Pero sus jornadas laborales de 10 horas lo motivaron a retomar los estudios y le ensañaron la importancia de estar presente.

En la Universidad de Ohio Wesleyan, el ejecutivo priorizó sus estudios sobre las actividades extracurriculares con el fin de cerrar la brecha con los estudiantes más jóvenes. “Ohio Wesleyan me brindó una oportunidad”, afirma.

Su primer trabajo tras egresar de la universidad fue con AIG en Nueva York, una ciudad que no conocía antes de postularse. Con una carrera de 17 años en la empresa, jugó un papel preponderante en su recuperación luego de la peor crisis de su historia cuando recibió una inyección fiscal de US$180,000 millones para seguir a flote.

Tres meses después de recibir el rescate del gobierno estadounidense en septiembre de 2008, Eastwood asumió la presidencia ejecutiva de Lexington Insurance Co., una de las filiales más rentables de AIG. Muchos esperaban que él y otros integrantes de la plana ejecutiva se marcharan, pero Eastwood se quedó y pasó un año viajando por el mundo tratando de impedir la fuga de clientes y empleados de la firma.

En ese momento, Eastwood temía que la partida de un ejecutivo que había transformado la filial en la joya del imperio desatara un éxodo, como confesó en una entrevista con The Wall Street Journal en 2009. “Seré el único que quede en el edificio?”, señaló.

Lanzó una campaña para impedir que los empleados se fueran. La experiencia, reconoce, le enseñó el valor de la humildad con su equipo de ejecutivos. “Tenía muy claro, desde un inicio, que si no lograba que la gente se quedara en la organización… no sería un líder exitoso”.

A la larga, no obstante, optó por integrarse a Berkshire, una empresa que desde hace tiempo estaba interesada en expandir su negocio de seguros comerciales. Buffett dijo que no había hallado el equipo adecuado de gestión hasta que Eastwood y un colega se contactaron con Ajit Jain, quien dirige el negocio de reaseguros de Berkshire.

A Buffett le gusta el negocio de los seguros porque genera efectivo proveniente de las primas que se pagan por adelantado y se puede invertir puesto que no se tienen que devolver sino hasta mucho después, lo que se conoce en la industria como float. El float de Berkshire llegaba a los US$91,000 millones al 30 de septiembre.

La inversión de Berkshire en seguros comerciales coincidió con un repliegue en el ámbito de los reaseguros, conforme nuevos participantes como fondos de cobertura ingresaban al mercado de reaseguros, lo que causó una caída de los precios. Estas nuevas empresas también han entrado al mercado de seguros comerciales, afectando los precios.

En el negocio se habla de reducir precios para obtener participación de mercado, señala Steve DeCarlo, presidente ejecutivo de AmWins Group Inc., una corredora de seguros mayorista. BHSI “no hace eso”, enfatiza.

Buffett señala que no le preocupa lanzar una compañía en un momento en que las aseguradoras son menos lucrativas que antes. El inversionista calificó la incorporación de Eastwood como un “jonrón” en su carta anual a los accionistas en 2015. La carta anual correspondiente a 2016, que será divulgada el 25 de febrero, tendrá una mención parecida.

“Creo que en 10 años seremos considerados como la principal empresa de seguros comerciales y de accidentes del mundo, y ciertamente nos encaminamos hacia allá”, indicó.

Eastwood, por su parte, subraya que la humildad con los empleados y los clientes ha sido clave en los avances de BHSI. Envía a los trabajadores recién contratados notas de puño y letra y sudaderas con capucha con sus números de empleados en la manga.

“No tenemos ningún derecho a quedarnos con el negocio de nadie y nadie tiene que trabajar para nosotros”, asevera.



JMRS