Valores Morales
Dios, Uno y Trino
Por: J. Salvador Hernandez,
La verdad revelada de la Santísima Trinidad ha estado desde los orígenes en la raíz de la fe viva de la Iglesia, principalmente en el acto del bautismo. Encuentra su expresión en la regla de la fe bautismal, formulada en la predicación, la catequesis y la oración de la Iglesia.
Estas formulaciones se encuentran ya en los escritos apostólicos, como este saludo recogido en la liturgia eucarística: "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros" (2 Co 13,13, Ef 4, 4-6.(Catic 249)
La exposición histórica de la doctrina trinitaria nos iluminará los pasos que ha seguido la Iglesia al dar expresividad cultural a su fe, según las distintas épocas de su historia y según una toma de conciencia cada vez más clara de esta fe (dinamismo progresivo del dogma), hasta su expresión oficial en los concilios de Nicea y Constantinopla.
Durante los primeros siglos, la Iglesia formula más explícitamente su fe trinitaria tanto para profundizar su propia inteligencia de la fe como para defenderla contra los errores que la deformaban. Esta fue la obra de los concilios antiguos, ayudados por el trabajo teológico de los padres de la Iglesia y sostenidos por el sentido de fe del pueblo cristiano ( Cfr. Catic 250).
Para la formulación (que no creación) del dogma de la Trinidad, la Iglesia debió crear una terminología propia con ayuda de nociones de origen filosófico: (substancia, persona, hipóstasis, relación, etc.). Al hacer esto, no sometía la fe a una sabiduría humana, sino que daba un sentido nuevo, sorprendente, a estos términos destinados también en adelante a significar un Misterio inefable, infinitamente más allá de todo lo que podemos concebir según la medida humana (Pablo VI, SPF 2) (Catic 51).
A grandes rasgos, los pasos y los exponentes importantes de este proceso son los siguientes:
1. Vivencia de la fe trinitaria en los padres apostólicos ( Siglos 1-1I).
a. La Didaché:
Enlaza con el kerigma apostólico sobre la revelación salvífica de la trinidad de Dios y nos presenta la fe de los primeros tiempos de la Iglesia acera de la Trinidad, al referimos a la manera de bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, según el mandato de Jesús.
b. Clemente Romano:
Enuncia la fe trinitaria sin comentarla, porque le parece tan clara que sobra todo comentario. Su aportación principal en el progreso dogmático del misterio trinitario está en poner de manifiesto la realidad de las tres divinas personas en pie de igualdad, al mismo tiempo que las distingue en la unidad divina.
c. Ignacio de Antioquía:
Presenta la fe de trinitaria de la Iglesia en un momento privilegiado de su expansión vivencial en la era postapostólica. Contempla la revelación del misterio trinitario a la luz de la encarnación del Hijo. Describe la realidad del Dios tripersonal en sus relaciones divinas a la luz de la revelación, concienciada por la fe de la Iglesia. Pues toda la economía de la salvación eclesial está enraizada en la realidad del Padre y del Hijo en el Espíritu.
d. Policarpo:
Trasmite de manera muy sencilla el kerigma apostólico acerca de la revelación trinitaria mediante el lenguaje bíblico que nos habla de la vida intima de Dios Padre, Hijo y Espíritu.
Conclusión:
Los Padres Apostólicos acusan más que una preocupación de carácter teológico, su objetivo de transmitir fielmente la fe recibida de los apóstoles a las generaciones futuras.
2. Transmisión de la fe trinitaria por los padres apologistas (siglos 11-111).
Si el periodo anterior se caracterizaba por la simplicidad de formas en la exposición del dogma trinitario, según la transmisión de la fe apostólica, el presente parte de una problemática planteada por las nuevas circunstancias que le condicionan totalmente. Se abre a la Iglesia a un nuevo mundo que piensa en un categorial ideológico distinto del anterior; precisa pues la Iglesia encarnarse en el mismo para comunicarle el mensaje de Cristo.
En esta coyuntura histórica surgen los Apologistas, muy sensibles a las culturas de su tiempo, que verterán en las categorías de su tiempo la revelación trinitaria de Cristo, para que el hombre de su tiempo tenga acceso a la misma al sentirla expresada en su propio lenguaje.
a. San Justino
Encarna en su persona la preocupación de la Iglesia de interesar a todo el hombre en la recepción del mensaje trinitario. Hay dos niveles en su exposición doctrinal: la tradición de la fe apostólica acerca del misterio trinitario y la reflexión teológica sobre el mismo misterio.
Justino tiene la intención de expresar el misterio trinitario en la terminología filosófica de su tiempo, aunque esto le llevo a algunas imprecisiones teológicas en la exposición doctrinal de su fe ortodoxa.
Nos pone en contacto con la fe de la Iglesia sin dificultad alguna, pero cuando quiere registrar dicha fe en las categorías de su tiempo se ve embarazado con algunas inexactitudes. Sobre todo de carácter subordinacionista por problemas de expresión adecuada.
b. San Ireneo
Los padres precedentes se proponían una simple exposición del misterio trinitario frente a las invectivas de sus enemigos. De ahí lo incompleto de sus explicaciones acerca de la revelación trinitaria.
Ireneo encarna la fe de la Iglesia sobre el misterio trinitario y de acuerdo a las nuevas circunstancias hace una exposición más completa y profunda.
Su originalidad es haber asumido toda la corriente de la tradición, liberándola de algunas desviaciones que se insinuaban ya en su seno. Dio un viraje completo al aspecto de la revelación trinitaria centrando la atención en la encarnación del Verbo, como revelador del Padre y dador del Espíritu, desarrollando con categorías bíblicas el aspecto salvífico del misterio trinitario en una preocupación pastoral y apologética.
Conclusión:
La teología de los apologistas se distingue sobre todo porque abre una nueva época en la exposición de dicho misterio. El clima intelectual en que se mueven facilita la aclaración de algunos conceptos, corrigiendo lo defectuoso del lenguaje humano para expresar la relación personal del Hijo al Padre, evitando así la subordinación del Logos al Padre.
3. Proclamación de la fe trinitaria
a. La fe trinitaria expresada en los sacramentos y plegarias.
La fe trinitaria expresada en categorías muy simples cristaliza en expresiones accesibles desde dos cauces distintos: la tradición en su formulación original, expresada en la práctica sacramental y la reflexión teológica anclada en la verdad bíblica.
La regla de fe acerca de la Trinidad, profesada en el bautismo conoce otras fórmulas más amplias hasta alcanzar un desarrollo completo de esta fe dentro de una teología netamente cristocéntrica. Su importancia radica en el hecho de que nos trasmiten la fe vivida por la Iglesia en su sacramentalidad cotidiana con fórmulas de donde está ausente todo matiz polémico, ateniéndose únicamente a la fe viva de la Iglesia.
b. Expresión de la fe trinitaria en la tensión con la cultura pagana.
La tensión entre la profesión de la fe trinitaria y la reflexión teológica para compaginar la unicidad de Dios con la revelación trinitaria del mismo, se resuelve solo a la luz de una mayor comprensión del cristianismo en consonancia con su progreso dogmático, aunque pasando por diversos siendo el más grave el subordinacionismo adopcionista: respaldado en algunas expresiones bíblicas que parecen subordinar el Hijo al Padre, asienta el principio de la inferioridad del Hijo con respecto al Padre en cuanto que el Hijo es solamente la imagen del Padre.
El surgimiento de las diversas desviaciones motivó la explicación y profundización de la fe trinitaria hecha por la Iglesia sirviéndose de la cultura ambiental como vehículo de la revelación trinitaria, al mismo tiempo que purificaba cuanto se oponía a ella por las desviaciones doctrinales.
4. Defensa de la fe trinitaria. (Siglos 111-1V).
En este período asistimos al desenvolvimiento de la fe trinitaria de la Iglesia purificándola de diversos presupuestos extraños al cristianismo.
a. Tertuliano.
Como hombre jurídico aportó a la Iglesia una clarificación de conceptos teológicos confusos perniciosos para la fe. Dentro de la evolución dogmática del misterio representa una aportación singular por que, respaldado en la Biblia y la tradición, crea un lenguaje teológico nuevo en la Iglesia para expresar el enunciado del misterio trinitario a partir del dato revelado, iluminándolo con la filosofía de su tiempo. Y facilitando la posterior penetración de dicho misterio.
Condensa su doctrina trinitaria en los siguientes términos: "Hay una sola substancia divina en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo; un único Dios que se comunica en la diversidad bajo el nombre de Padre, de Hijo y de Espíritu Santo". La terminología empleada por Tertuliano salva la única esencia divina en la Trinidad de Personas.
b. Cipriano.
No se detienen en exposiciones teológicas sino en la vivencia de fe, profesada por la Iglesia diariamente y que consiste en el reconocimiento de Dios Padre, de Cristo y del Espíritu Santo.
c. Orígenes.
Proclama el misterio trinitario según la fe de la Iglesia, aunque el clima subordinacionista a través del cual ve este misterio altera notablemente la explicación que da sobre el mismo.
El teólogo contrasta abiertamente con el creyente.
Su contribución mas importante al progreso dogmático es su clara afirmación de la tripersonalidad de Dios, no solo en el plano salvífico de la divina revelación, sino desde toda la eternidad en la vertiente de la divina generación.
d. Calixto Papa.
Mantiene la doctrina trinitaria frente a Sabelio que ponía en tela de juicio la distinción personal del Hijo con respecto al Padre. Insiste en que el Padre y el Hijo no son dos cosas, sino una misma e idéntica realidad. No le pasa inadvertida la grave dificultad del problema y busca una solución que conjugue la unidad divina con la relación personal del Padre al Hijo, según el dato revelado.
e. Dionisio Papa.
Dirige tres cartas de carácter dogmático a las comunidades de Cesarea y Alejandría acerca del sabelianismo y subordinacionismo que reducían a Cristo a simple criatura según una amañada interpretación de pasajes bíblicos como Prov.8,22 y Sal 11,3. El Papa afirma la trinidad de Personas en la unidad divina.
f. Arrio.
Los diversos errores sobre la revelación del misterio trinitario convergieron en el Arrianismo. Arrio pretende impostar toda la teología trinitaria partiendo de principios filosóficos en lugar de la misma revelación. Es la conclusión del subordinacionismo precedido del gnosticismo pagano. Al negar la Divinidad de Cristo afirmando que su filiación respecto del Padre es solamente adoptiva, niega la realidad de la Trinidad.
g. Alejandro de Alejandría.
Confiesa frente a Arrio la filiación divina de Cristo por su generación eterna del Padre, en modo alguno adoptiva, ya que comparte la misma esencia divina del Padre. Su teología cristológica no pertenece al categorial filosófico sino a la palabra revelada por Dios en la Biblia a la luz de la interpretación eclesial.
h. Concilio de Nicea.
El arrianismo fue una de las mayores crisis por las que ha pasado la Iglesia en su historia, al tener que enfrentarse con el sincretismo pagano que en Arrio se presentaba con carácter totalmente absorbente.
El concilio recurre en un Símbolo, profesado en su vida cultual para manifestar a través de él lo que la Iglesia cree.
El Símbolo Niceno es una profesión de fe trinitaria con estas proposiciones fundamentales:
*Creo en un solo Dios Padre todopoderosos.
* Creemos en solo Señor Jesucristo: Profesa a Jesús histórico como Señor, Kyrios.
* El Hijo de Dios, nacido del Padre, afirma la filiación divina de Jesucristo, natural y propia.
* Unigénito: Únicamente el Hijo procede del Padre por generación.
* Es de la esencia del Padre: El Hijo procede por auténtica y estricta generación natural, por la comunicación interna del propio ser del Padre al Hijo.
* Consustancial al Padre: El Hijo por lo que respecta a su naturaleza divina es igual al Padre, siendo su ser divino idéntico al del Padre.
* Y en el Espíritu Santo: afirma su divinidad sin más. La doctrina de la divinidad del Espíritu Santo se hallaba apenas en un estado de evolución progresiva, absorbida por la problemática cristológica. El mensaje de Cristo acerca del Espíritu Santo y lo hará el Concilio de Constantinopla.
JMRS