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La ira popular se desata en Londres: "¡Justicia para Grenfell!" 

2017-06-16

Hasta los voluntarios como Emily, nacida en el barrio y en la zona limítrofe entre el barrio...

CARLOS FRESNEDA / El Mundo

A los gritos de "¡Justicia para Grenfell!", exhibiendo las fotos de los "desaparecidos", decenas de residentes la torre incendiada en Londres irrumpieron este viernes en las dependencias de la juntas de distrito de Kensington y Chelsea y acusaron a la "premier" Theresa May de estar eludiendo las responsabilidades por la tragedia que se ha cobrado al menos 30 muertos y decenas de heridos.

La ira popular estalló a las puertas de las dependencias municipales y, horas después, ante el Ministerio de Comunidades y Gobiernos locales en Westminster. La propia Theresa May sintió de cerca la indignación de los residentes y fue despedida a los gritos de "cobarde" cuando visitó finalmente a los familiares al cabo de tres días y entre críticas por la "falta de humanidad" con la que ha afrontado la tragedia.

Los afectados de la torre Grenfell y de las viviendas sociales evacuadas protagonizaron una sentada colectiva a la entrada de la junta de distrito e hicieron pública una lista de peticiones: la lista completa de las víctimas de la tragedia, la apertura de una comisión especial para investigar la remodelación de la torre y uso de paneles inflamables, la creación de un fondo de ayudas a los damnificados y la garantía de realojamiento para las familias en el propio distrito.

La tensión a las puertas y en las escaleras de la junta de distrito de Kensigton y Chelsea fue un reflejo de la dimensión política y social que está tomando la tragedia. Los medios británicos se refieren ya a la tragedia de la torre Grenfell como el "huracán Katrina" de Theresa May, que reaccionó visitando hoy a los heridos en los hospitales de Londres y anunciando la creación de un fondo especial de 6 millones de euros para ayudar a la familias afectadas.

"No quiero ver disturbios sociales, pero la gente está llena de ira por todo lo que está aflorando", advirtió la laborista Emma Dent Coad, recién elegida como diputada por Kensington y Chelsea por un puñado de votos. "Estamos en el distrito más rico del país, que es capaz de gastarse 26 millones de libras en el pavimento de Exhibition Road para atraer a los turistas y dejar al tiempo tiempo desprotegidos a sus vecinos más vulnerables. Ahora se amenaza a los vecinos con realojarlos en otras zonas de la ciudad... Esto equivale a un programa de limpieza social".

Hasta los voluntarios como Emily, nacida en el barrio y en la zona limítrofe entre el barrio rico y el barrio pobre, no puede ocultar su malestar por todo lo que está ocurriendo. "Es increíble que viniera por aquí la Primera Ministra, para hacerse la foto junto a los bomberos, y que ni siquiera se dignara a tener un encuentro con los afectados", se lamenta Emily, a las puertas de la iglesia de St. Clements. "La distancia entre los políticos que nos gobiernan y la gente de a pie es abismal".

Como en Nueva York tras el 11-S, como en Nueva Orleans cuando el huracán Katrina, los árboles del noroeste de Londres se están poblando con los rostros tremendamente vivos de los "desaparecidos" en el incendio de la torre Grenfell. Muchos de ellos son niños como Jessica Urbano, 12 años, que vivía en el piso 20; o Fethia y Haria Hassan, que estaban con su madre Rania en el piso 23; o los hemanos Firdaws y Yahya, del piso 18...

En el 18 vivía también Genet Shawo y su marido, Paulos, con sus tres hijos. Al pequeño Isaac, de cinco años, le perdieron bajando por las escaleras en mitad de la humareda. Iba de la mano de un vecino, envuelto en una toalla húmeda, y solo notaron su ausencia cuando por fin salieron del edificio.

"Me resisto a creer lo peor y sigo rezando por él", aseguraba Genet Shawo en la Iglesia Metodista de Notting Hill, habilitada como refugio para los supervivientes y las familias. "Es un niño muy bello y muy hábil, y seguro que encontró la manera de salir. He recorrido todos los hospitales y los centros de emergencia pero no ha habido suerte... Necesitamos ayuda para poder encontrarlo".

Para Genet, es el momento de la esperanza y no de los lamentos. Prefiere no hablar de los temores con los que vivían a diario los vecinos de la torre Grenfell, en especial los de los pisos altos. "Nadie estaba preparado para lo que ocurrió", admite. "Pero yo lo único que quiero ahora es encontrar a mi hijo pequeño, todo lo demás no importa".

Un barrio empapelado con fotos

Genet extiende una foto de su hijo a Laura, una voluntaria italiana que recorre con su bici el barrio, empapelándolo a su paso con fotocopias de los desaparecidos. Laura conocía de lejos a la pareja de compatriotas que vivían en el piso 23, Gloria Trevisan y Marco Gottardi: "Tenemos amigos comunes y sé que se habían instalado hace poco en la torre. He llorado al saber el mensaje de despedida que ella le dejó a su madre".

Azed Melkamu se ha lanzado también a las calles con las tijeras, la cinta aislante y las fotos de su amiga Amal Ahmedin y su hija Amaya: "Vivían en el piso 18 y no sabemos nada de ellas. Ni siquiera una llamada el día del incendio. Puede que estuvieran dormidas, puede que hayan logrado escapar. No lo sabemos".

El mural con las fotos de los "desaparecidos" se ha convertido en un altar espontáneo a la entrada de la iglesia metodista de Notting Hill, el barrio partido en dos, donde están saliendo a flote las lacerantes desigualdades de la sociedad británica. Al sur, las calles arboladas y las mansiones deshabitadas de los multimillonarios. Al norte, el laberinto de las viviendas sociales donde se agolpan los inmigrantes y los "desfavorecidos".

La mole carbonizada de la torre Grenfell marca dramáticamente la línea divisoria del distrito de Kensington y Chelsea. Cientos vecinos de las viviendas sociales a los pies de la torre han tenido que ser evacuados y no saben siquiera si serán capaces de volver a sus casas.



yoselin