Turismo

Mi casa es su casa: intercambios de veraneo para conocer el mundo

2012-04-18

Este es nuestro estilo de vida: pasamos unos unos cinco meses al año fuera de Estados...

Por JIM GRAY, WSJ

En julio pasado, pasamos un mes en Kusadasi, Turquía, en una casa con vista al Mar Egeo. En agosto, vivimos en Praga, y en septiembre, estuvimos unas semanas en Berlín. Antes de eso, habíamos visitado Quito en febrero y Granada, Nicaragua, en marzo.

Este es nuestro estilo de vida: pasamos unos unos cinco meses al año fuera de Estados Unidos. Lo hacemos intercambiando nuestro apartamento en San Diego, California, con personas que viven en otros países.

Mi esposa, Carol, y yo nunca habíamos viajado fuera de América del Norte hasta que cumplimos 60 años. Luego de mandar a los hijos a la universidad, empezamos con visitas de una semana a Londres, París, Berlín y Tokio. Con eso, nos aficionamos a los viajes y decidimos que cuando yo me jubilara, a los 65 años, dedicaríamos el mayor tiempo posible a recorrer el mundo.

El autor y su esposa se quedaron en una casa de estilo colonial en Granada, Nicaragua.

Algunos amigos nos hablaron del intercambio de casas, así que decidimos canjear nuestro condominio frente a la playa en San Diego, que es nuestra residencia de veraneo. Nos unimos a dos redes: homeexchange.com y homelink.org. La primera tiene 39,000 miembros en 146 países; la segunda tiene 13,000 afiliados.

Desde que me retiré, hemos realizado 32 intercambios. Estas vacaciones duran por lo general entre tres semanas y un mes. Las transacciones siempre requieren de cierta negociación. La fortaleza de su posición negociadora depende de lo codiciado que sea el lugar donde tiene la casa que va a intercambiar.

Cada propietario impone sus condiciones. Nosotros, por ejemplo, no aceptamos mascotas, niños, fumadores ni más de dos personas en nuestra casa. Casi 80% de las personas que usan estos servicios tienen niños, lo cual limita nuestro universo. Pero si una casa nos parece muy atractiva, tratamos de ser flexibles.

En estos dos sitios publicamos todos los detalles de nuestra casa. Una vez que hacemos contacto con un socio potencial, toma unos 20 emails y, de pronto una llamada telefónica para cerrar la transacción.

Las casas en las que nos hemos hospedado varían ampliamente. En Hong Kong, llegamos a un apartamento de unos 140 metros cuadrados en una torre residencial, con vista a toda la ciudad y empleada doméstica incluida. En Granada, Nicaragua, la casa era de estilo colonial, con un patio central y más de 450 metros cuadrados de espacio.

En cada caso, sabíamos exactamente cómo era la vivienda antes de llegar. Una herramienta que es de gran ayuda es Google Earth.

Nuestra preferencia es quedarnos por un mes. La idea es visitar los sitios turísticos y, aún más importante, vivir entre los residentes locales y ser parte de su cultura.

En estas transacciones no hay intercambio de dinero. El método es muy efectivo en costos, pero no hay que olvidar las variables: transporte (el mayor gasto), alimentación y excursiones.

A menudo nos preguntan si tenemos problemas con los intercambios. Claro que sí. El principal son las cancelaciones. Debido a que nuestra prioridad es intercambiar con personas mayores como nosotros, pueden presentarse problemas médicos inesperados. Con socios más jóvenes, las dificultades suelen ser financieras.

Hemos tenido siete cancelaciones conectadas a nuestros 32 intercambios. Por fortuna, todas, excepto una, fueron con suficiente anticipación, de modo que no habíamos hecho reservas de pasajes y pudimos encontrar soluciones alternativas.

Otro inconveniente es la limpieza, ya que las personas tienen diferentes estándares. Nunca hemos encontrado una casa inaceptablemente sucia, pero nos hemos visto obligados a pasar el primer día limpiando. Claro, eso también quiere decir que los invitados pueden dejar su casa sucia cuando se vayan.

Otra preocupación es el tiempo que pasamos lejos de nuestros nietos. Compensamos esto compartiendo más tiempo con ellos cuando no estamos viajando. Igualmente, usamos mucho Skype para hacer videollamadas los domingos.

Estos problemas resultan mínimos comparados con las vivencias que hemos disfrutado en casi tres decenas de casas. Cada intercambio es una experiencia única. Despertar el primer día y darnos cuenta de que estamos en una casa nueva, una ciudad nueva y un país nuevo es una sensación maravillosa. Ahora, planeamos pasar un poco más de tiempo en Estados Unidos y Canadá. Estuvimos en Florida en enero y febrero. El primero de junio llegamos a París para pasar un mes y en julio emprendemos rumbo a Estocolmo. Esperamos llegar a Madrid en agosto y a Venecia en septiembre. Quisiéramos que el viaje empezara ya.



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