Ciencia y Tecnología
La energía eólica toma vuelo, pero los fabricantes de turbinas sienten la presión
Stanley Reed, The New York Times
Vestas Wind Systems y Siemens Gamesa son gigantes de la industria de la energía eólica que construyen turbinas inmensas que le brindan energía a un número cada vez mayor de hogares. Sin embargo, los recientes reportes de ingresos de ambas empresas indican que hasta ellos han batallado para poder adaptarse a un sector que cambia rápidamente.
La energía eólica se está convirtiendo en una fuente de electricidad cada vez más importante en todo el mundo y los precios respectivos de la tecnología han caído precipitadamente. Sin embargo, en busca de austeridad, los gobiernos de Europa y Norteamérica están eliminando los subsidios y los incentivos fiscales que ayudaron al crecimiento de la industria. Esas medidas afectan el rendimiento económico de empresas como Vestas y Siemens Gamesa.
Vestas, el mayor fabricante de turbinas eólicas del mundo, señaló que sus ingresos del tercer trimestre cayeron seis por ciento, a 2700 millones de euros (unos 3100 millones de dólares), en comparación con el mismo periodo de hace un año. Las utilidades disminuyeron 18 por ciento, a cerca de 291 millones de dólares, según Vestas. La publicación de las cifras hizo que las acciones de la empresa de Dinamarca se desplomaran un 20 por ciento.
Los resultados de Vestas se divulgaron poco después de que Siemens Gamesa Renewable Energy —la nueva empresa que combina las plantas de energía eólica de Siemens, el conglomerado alemán, con Gamesa de España— reportara pérdidas por el orden de 171 millones de dólares en el tercer trimestre de 2017. La empresa, que cotiza en Madrid, también aseguró que había tenido que recortar seis mil empleos.
Los ejecutivos y analistas creen que hay varios factores que causaron los deficientes resultados de ambas empresas.
Además de la eliminación gradual de los créditos fiscales y los precios garantizados que otorgaban algunos gobiernos, los precios de la energía solar se han abaratado rápidamente, por lo que este tipo de energía se ha convertido en una competencia para la eólica en varias partes del mundo. Tal vez sea más significativo que países como el Reino Unido, Chile y Alemania estén utilizando con mayor frecuencia subastas competitivas para premiar enormes proyectos de energías solar y eólica, con lo que ayudan a reducir los costos.
Este tipo de subastas ha ayudado a disminuir en un 15 por ciento los costos por unidad de la electricidad generados por proyectos eólicos en tierra —los cuales se prevé que empiecen a funcionar durante los próximos cinco años— y en un tercio los costos de las iniciativas eólicas marinas en el mismo periodo, según la Agencia Internacional de la Energía, una organización con sede en París.
“En general, el problema que afecta a todas las empresas es que hay una transición a las subastas de energía, las cuales son bastante competitivas”, afirmó Brian Gaylord, un analista sénior de MAKE, una firma de investigación de mercado.
Como ejemplo de las dificultades que atraviesa el sector, Vestas señaló que el precio que cobraba por sus turbinas había caído drásticamente. La empresa ganó cerca de 800,000 euros por megavatio (una unidad de capacidad energética) de los pedidos agendados en el tercer trimestre del año. En comparación, ganaba 950,000 euros por megavatio a fines de 2016.
Estas diferencias en los costos son significativas para Vestas por el tamaño de las turbinas eólicas que produce. Su turbina más grande en tierra puede bombear 4,2 megavatios de energía, una cantidad suficiente para suministrarle energía a cerca de cinco mil casas.
En una conferencia telefónica con analistas, Anders Runevad, el director ejecutivo de la empresa, describió un panorama de subastas competitivas por la electricidad que comenzaron en América Latina y se han extendido a buena parte del mundo. Vestas señaló en un comunicado que enfrentaba “una competencia acelerada y una rentabilidad decreciente”.
La situación podría empeorar. Los legisladores de Estados Unidos, uno de los mercados más grandes para la energía eólica, han considerado reducir de forma notable el valor de los créditos fiscales para los nuevos proyectos. Esto probablemente disminuirá el crecimiento del sector y generará incertidumbre entre los fabricantes.
“Creemos que los desafíos están aumentando” para los fabricantes de turbinas eólicas, escribió Sean McLoughlin, un analista del banco HSBC, en una nota dirigida a sus clientes.
No obstante, hay señales positivas. Los reportes no muestran una industria agonizante, pero resulta evidente que necesita adaptarse a las tendencias actuales. Vestas, por ejemplo, reportó un aumento del 48 por ciento en los pedidos del tercer trimestre, una métrica clave para la empresa, en comparación con el mismo periodo de hace un año.
Además, aunque hay poca evidencia de que los fabricantes vayan a tener un respiro, las tendencias de la industria han sido positivas para los consumidores. La energía eólica fue responsable del 20 por ciento de la nueva capacidad energética a nivel mundial, según la Agencia Internacional de Energía. Además, la caída de los costos es un beneficio para los hogares.
El cambio “finalmente es positivo para los consumidores y la industria energética”, comentó Gaylord.
yoselin
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