Por muchos años Uruguay fue un remanso de tranquilidad en América del Sur, pero la ola de violencia que lo ha sacudido en el último año fue de tal magnitud que para algunos analistas y organismos internacionales el país padece una “epidemia” de homicidios.
La lista fue elaborada por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de México, que no incluye a las ciudades con una población menor de 300 mil habitantes, ni aquellas que se encuentran dentro de un conflicto bélico.
El hombre armado que atacó las dos mezquitas en Nueva Zelanda el viernes, matando al menos a 49 personas, también dijo que se inspiró en el hombre que en 2015 mató a nueve feligreses negros en una iglesia en Charleston, Carolina del Sur.
“Ver gente que abandonó su rutina diaria para estar aquí es tener noción de que esto es algo mucho más grande”, decía Luyara Franco, hija de la concejal Marielle Franco, ejecutada hace exactamente un año junto con su chófer, Anderson Gomes, en Río de Janeiro.
La pregunta se cierne sobre esta ciudad: “¿Quién mató a Marielle Franco?”. Es una duda que se manifiesta como grafiti en prácticamente todos los vecindarios y aparece en camisetas y pancartas que se muestran en grandes manifestaciones.
Un suburbio de Sao Paulo se preparaba para enterrar a sus muertos el jueves mientras sigue buscando los motivos por los que dos antiguos alumnos enmascarados y armados con una pistola, cuchillos, hachas y arcos mataron a cinco adolescentes y dos adultos antes de suicidarse en la víspera.
Al menos nueve personas murieron el miércoles en un tiroteo en una escuela primaria brasileña, luego de que dos jóvenes ingresaron al recinto ubicado al este de Sao Paulo y empezaron a disparar, según información de la policía.
Brasil está acostumbrado hace tiempo a matanzas vinculadas a la delincuencia pero de ninguna manera a masacres en escuelas como la ocurrida este miércoles en un colegio público de Suzano, en la zona metropolitana de São Paulo.
Autoridades brasileñas anunciaron el arresto de dos expolicías por sospecha de que asesinaron a una concejala de Río de Janeiro hace un año, un hito en el caso de homicidio político que ha conmocionado a los brasileños durante casi un año.
Primero llegaron los helicópteros lanzando bombas químicas. Luego vinieron hombres armados con uniformes verdes que procedieron a asesinar a miembros de una tribu del Amazonas para dar paso a un camino importante.
Según la empresa, Perú es el octavo país con el que logra un acuerdo corporativo de colaboración eficaz. Antes ha firmado este tipo de convenios con Brasil, Estados Unidos, Suiza, República Dominicana, Panamá, Ecuador y Guatemala.
El Gobierno argentino, con los ojos puestos en las elecciones presidenciales de este año, está endureciendo su postura frente a la criminalidad, y la figura que está ganando protagonismo es la de la ministra de Seguridad.
Desde que Jair Bolsonaro presentó su candidatura a la presidencia del Gobierno brasileño, y más que asumió el poder el 1 de enero, han sido numerosas las medidas polémicas que ha anunciado --algunas incluso ya las ha materializado--, sobre todo en materia de derechos humanos y medioambientales.
Entre las medidas incluidas están obligar a los convictos a comenzar a cumplir sus sentencias una vez negada la primera apelación, categorizar a las milicias y pandillas de narcotráfico como grupos criminales organizados y combatir el financiamiento ilegal de campañas.
Vivir en Brasil implica vivir en un estado constante de alerta. El miedo a la inseguridad y el crimen –del hurto al asesinato a plena luz del día— es cotidiano.
Un juez de la corte suprema de Brasil reabrió el viernes una investigación sobre pagos sospechosos en efectivo que involucran al hijo mayor del presidente Jair Bolsonaro, Flavio, lo que revivió una pesquisa que agitó las primeras semanas del mandatario en el cargo.
La embajada brasileña en Berlín fue agredida el viernes por vándalos, que apedrearon algunas ventanas y rociaron otras con pintura roja.
Temiendo por su seguridad debido al aumento de la delincuencia en el país más grande de Latinoamérica, Paulo Alberto se unió a un club de tiro hace tres años para aprender a disparar.
Trasladarse de un punto a otro en la ciudad brasileña de Fortaleza, en el noreste de Brasil, se ha convertido en misión casi imposible desde que empezó el año. Los ataques incendiarios contra los autobuses han dejado el sistema de transporte público diezmado.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó el martes un decreto que facilitará temporalmente la compra de armas por parte de civiles, un primer paso en una promesa de campaña para cambiar las estrictas regulaciones que esencialmente han prohibido que los civiles porten armas.
