ECOLOGÍA
La Amazonía pronto arderá de nuevo
Cuando vuelva la temporada seca, la selva de la Amazonía arderá de nuevo, como todos los años. Por desgracia, esta vez será diferente. El momento presente debería servir como un llamado de alerta.
Cuando vuelva la temporada seca, la selva de la Amazonía arderá de nuevo, como todos los años. Por desgracia, esta vez será diferente. El momento presente debería servir como un llamado de alerta.
Gran parte de nuestra forma de vida anterior al virus ya es irrecuperable. Seguramente se desarrollarán una vacuna y tratamientos que reducirán la letalidad del virus. Pero lo más probable es que se tarden años.
Según los historiadores, las pandemias tienen dos tipos de final: el médico, que ocurre cuando las tasas de incidencia y muerte caen en picada, y el social, cuando disminuye la epidemia de miedo a la enfermedad.
Con los maestros relegados a las pantallas de las computadoras, los padres tienen que actuar como ayudantes de los maestros, monitores de pasillo, consejeros y personal de la cafetería, todo ello mientras intentan cumplir con su propio trabajo.
Resulta imposible pensar que esta inimaginable experiencia de mascarillas, distancia social, pérdidas humanas y cancelación de la vida no traerá consecuencias después de que termine la pandemia.
Los efectos secundarios psicológicos serán más difíciles de medir. El aislamiento y la pobreza causados por un largo periodo de confinamiento podrían incrementar las tasas de violencia doméstica, depresión y suicidio.
La medicina se transforma de manera rutinaria, de generación en generación. Para la enfermedad que impulsa esta pandemia, ciertas prácticas consolidadas de emergencia médica han desaparecido casi de la noche a la mañana.
Los españoles hemos escuchado a nuestros dirigentes repetir durante años que teníamos “la mejor sanidad del mundo”. Pocas veces una fabulación política terminó con un despertar más doloroso.
Funcionarios del gobierno y profesionales de la salud hablan de tasas de mortalidad, de aplanar la curva y de aislamiento y asumen que todos sabemos lo que eso significa. Pero los términos tienen significados que varían de país a país.
A medida que el coronavirus continúa extendiéndose por todo el mundo, las noticias llegan a un ritmo rápido y furioso. Pero no dejes que la avalancha de información te haga entrar en pánico por tu salud.
Ahora que la pandemia de coronavirus ha puesto a la economía global en un sorprendente estado de suspenso, los países más vulnerables del mundo sufren daños cada vez más intensos.
¿Por qué el Gobierno no ha tomado medidas más drásticas?, es la pregunta que recorre cualquier conversación sobre la pandemia dentro y fuera de México. Mientras, López Obrador se da baños de masas.
La intervención temprana es clave, al igual que un rastreo minucioso, cuarentenas obligatorias y un distanciamiento social meticuloso, todo bajo la coordinación de líderes dispuestos a actuar rápido.
Es difícil entender la ola global de pánico causada por el coronavirus. La enfermedad ha puesto al desnudo la fragilidad de un mundo interconectado e interdependiente. Si acaso hay alguna lección, es que la globalización nos hace a todos vulnerables.
Si las mujeres estadounidenses cobraran el salario mínimo por el trabajo no remunerado que hacen en la casa y al cuidar a sus familiares, habrían ganado 1.5 billones de dólares el año pasado. En todo el mundo, las mujeres habrían ganado 10.9 billones.