Ha sido el epicentro de más intrigas y debates políticos en los dos años que lleva como jefe del estado mayor conjunto que cualquiera de sus predecesores a lo largo de cuatro años. Los embrollos se suceden uno tras otro, algo inusual en un militar que tiene estrecho contacto con el presidente.
La era de Donald Trump termina con el cuarto proceso de destitución en la historia de Estados Unidos, el segundo contra el propio Trump. La Cámara de Representantes votó este miércoles a favor de juzgar al presidente republicano por “incitación la insurrección” tras el violento asalto al Capitolio.
El presidente es el único autorizado a ordenar el lanzamiento de un arma nuclear, pero si un comandante militar, aconsejado por sus abogados, determinara que la orden es ilegal, podría negarse a cumplirla. Pelosi afirmó que la situación de “este presidente desquiciado no podría ser más peligrosa”.
En sus primeros ocho meses como jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley cultivó cuidadosamente una imagen discreta en público. Sabía que con la ostentación y el descaro difícilmente se haría querer por su jefe, el presidente Donald Trump. Entonces sucedió “la caminata”.
