Laura Cortés, residente en Los Ángeles y de origen mexicano, asegura que vivirá las presidenciales estadounidenses como "un día normal". No confía en ningún candidato, una postura que comparten muchos votantes y que los demócratas intentan cambiar.
El expresidente Donald Trump ha redoblado sus demandas de que se declare al ganador de los comicios presidenciales poco después del cierre de casillas el martes, mucho antes de que se contabilicen todos los votos.
El martes, millones de personas en Pensilvania acudirán a su centro de votación local para emitir su voto. Los funcionarios electorales desean que todo transcurra sin problemas, pero a veces ocurren imprevistos.
Hay que destacar que las encuestas hacen referencia a la intención de voto de los ciudadanos, pero en Estados Unidos el presidente o la presidenta no se escoge a través de votación directa por lo que el llamado voto popular no siempre sirve para anticipar el resultado de las elecciones.
Puerto Rico celebra mañana, martes, unas elecciones generales que se perciben como unas de las más cerradas en su historia en la contienda por la gobernación y que incluyen dos consultas simbólicas sobre el estatus político de la isla y el futuro presidente de Estados Unidos.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, reafirmó al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que Canadá mantendrá su apoyo a Ucrania, pocas horas antes de que Estados Unidos elija su nuevo presidente entre Kamala Harris y Donald Trump.
El Departamento de Conservación Medioambiental de Nueva York (DEC, en inglés) sacrificó la semana pasada a una ardilla famosa en Instagram aduciendo precauciones sanitarias y la campaña presidencial de Donald Trump ha aprovechado la situación para generar revuelo.
Ni una gran ciudad capital, ni un imponente estadio. Donald Trump ha elegido una urbe de 195,000 habitantes para finalizar su campaña, Grand Rapids, en Míchigan, un lugar en el que ha cerrado sus tres carreras a la presidencia y que ya ha adquirido el rango de superstición.
Los candidatos a las elecciones presidenciales de EU, Kamala Harris y Donald Trump, llegan a los comicios de mañana empatados en las encuestas y la incertidumbre se dilucidará en siete estados en disputa en los que estarán todas las miradas este martes.
La actriz Julia Louis-Dreyfus, que interpreta a una desastrosa presidenta de EU en la comedia 'Veep' apuró este lunes las últimas horas antes de las elecciones para hacer campaña a favor de la demócrata Kamala Harris en el decisivo estado de Pensilvania y advertir de que no sería nada gracioso.
Un abogado del comité de acción política de Elon Musk dijo a un juez en Filadelfia el lunes que los llamados “ganadores” de su sorteo por un millón de dólares en estados clave no son elegidos por casualidad, sino que son seleccionados para ser “portavoces” pagados por el grupo.
Una campaña presidencial que ha atravesado un juicio por delitos graves, un presidente en funciones apartado de la candidatura y múltiples intentos de asesinato llega a su recta final, la víspera del día de las elecciones. Kamala Harris pasará el lunes en Pensilvania,
Algunos estados liderados por republicanos han declarado que bloquearán a los observadores electorales del Departamento de Justicia de ingresar a los lugares de votación el día de las elecciones, oponiéndose a la práctica de décadas del gobierno federal de supervisar por violaciones a las leyes.
Kamala Harris podría hacer historia como la primera mujer afroamericana y primera persona de origen sudasiático en llegar a la Casa Blanca. Lo hace sin apenas aludir a su género o raza y con la promesa de abrir un "nuevo capítulo" en la política de Estados Unidos.
El gobernador de Minesota, Tim Walz, ha pasado en estos cuatro meses por una vorágine: de ser un desconocido a nivel nacional a convertirse en un crítico de Donald Trump viral, para poco después desdibujarse con el paso de la campaña hasta quedar relegado a un rol estereotípico.
Atacar siempre, nunca disculparse y jamás admitir una derrota. Son las lecciones que Donald Trump aprendió de joven y un manual que ha guiado su vida hasta hoy, cuando este hombre de negocios convertido en político acaricia su objetivo de volver a la Casa Blanca pese a su turbulento primer mandato.
Botones con las siglas de George Washington, botellas de ketchup de George W. Bush, fundas para móvil de Barack Obama o las gorras rojas de Donald Trump son algunos objetos utilizados en las campañas presidenciales de Estados Unidos y que han inmortalizado la historia electoral del país.
El entorno político nacional no es tan propicio para una victoria de Harris como muchos podrían imaginar. Pase lo que pase el martes, es justo decir que esta campaña no ha ido tan bien como esperaban los demócratas.
Un juez de Georgia rechazó el sábado una demanda legal republicana que intentaba impedir que los condados abrieran las casillas electorales el sábado y domingo para permitir que los votantes entregaran sus boletas postales en persona.
Kamala Harris realizó cuatro escalas en el disputado estado de Michigan el domingo sin mencionar el nombre de Trump, mientras instaba a los votantes a no dejarse engañar por el desprecio del republicano hacia el sistema electoral que, según él afirma falsamente, estaría manipulado en su contra.
