Migración
El Salvador lanza patrulla fronteriza
El Salvador desplegará el jueves un contingente de 800 policías y militares para patrullar puntos ciegos de la frontera, prevenir el tráfico ilegal de personas y combatir al crimen transnacional.
El Salvador desplegará el jueves un contingente de 800 policías y militares para patrullar puntos ciegos de la frontera, prevenir el tráfico ilegal de personas y combatir al crimen transnacional.
“Se logró la reducción de un flujo migratorio muy grande, complejo y que ponía en tensión nuestras normas legales y nuestra propia política migratoria”, afirmó el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, quien aseguró que, además, se hizo con respeto a los derechos humanos.
México considera un éxito las medidas puestas en marcha en los últimos tres meses tras un acuerdo con Estados Unidos para frenar el flujo migratorio porque la migración se ha reducido un 56%.
Desde que las primeras caravanas de centroamericanos empezaron a recorrer México el año pasado, las presiones de la administración de Donald Trump crecieron sobre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador para que frenara el flujo de migrantes.
Pese a que el programa conocido como “Permanecer en México” solo está dirigido a quienes solicitan asilo, algunos de los que esperan en las ciudades fronterizas de Matamoros y Nuevo Laredo dicen que nunca lo pidieron.
El gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, dio a conocer el miércoles una regulación que permitirá detener indefinidamente en la frontera a las familias migrantes y reemplazará así un acuerdo de la corte que desde hace décadas impone un límite.
El mayor proveedor de albergues para niños migrantes en Estados Unidos analiza la posibilidad de reabrir dos instalaciones que el gobierno del estado de Arizona le obligó a cerrar el año pasado debido a problemas con la revisión de antecedentes de su personal y acusaciones de maltrato.
Hacinamiento, condiciones similares a las de una cárcel, chinches y enfermedades son algunas de las quejas que se escuchan sobre una estación migratoria de Ciudad de México que alberga a docenas de menores, pese a que hace dos meses un tribunal dictaminó que era inconstitucional.
La patrulla fronteriza de Estados Unidos ha denunciado un ataque de más de 50 disparos provenientes de territorio mexicano en la frontera común entre Texas y Tamaulipas.
La Patrulla Fronteriza estadounidense dijo el viernes que sus agentes en la margen del río Bravo recibieron disparos desde el lado mexicano.
A comienzos de junio, dos hermanos gemelos de Guatemala le avisaron a su hermana en California que iban a cruzar la frontera entre México y Estados Unidos. Y desaparecieron por casi un mes.
La crisis migratoria actual que afecta a Estados Unidos está sobredimensionada y no es ni por asomo la más grave de la historia como lo ha proclamado el presidente Donald Trump, quien según especialistas mexicanos la ha exagerado para promover su reelección.
Durante meses, las autoridades estadounidenses sospecharon que un grupo humanitario albergaba inmigrantes, lo que al final resultó en cargos por delitos graves contra un voluntario que dice que simplemente estaba siendo un buen samaritano, según documentos judiciales recientemente publicados.
Cientos de guatemaltecos participaron en una marcha para protestar contra un acuerdo de “tercer país seguro” que el presidente Morales firmó con Washington, y el cual obliga a los migrantes que llegan al país centroamericano en su travesía hacia EU a solicitar asilo en territorio guatemalteco.
Parecía una labor sencilla: conducir hasta un lugar a unos cuantos kilómetros al norte de la frontera de Estados Unidos con México, recoger a personas, dejarlas en un McDonald’s u otro punto más allá de la ciudad de San Diego, y ganar entre 500 y 1,000 dólares. No había que cruzar a México.
El gobierno del presidente Donald Trump anunció el viernes que llegó a un acuerdo de “tercer país seguro” con Guatemala que ayudará a restringir el número de solicitudes de asilo de migrantes centroamericanos en Estados Unidos.
Una cantidad sin precedente de familias ha estado llegando a la frontera sur de Estados Unidos en el último año, saturando los recursos del gobierno y atiborrando peligrosamente los centros de detención.
Lety Pérez cayó sobre su cadera, una mano apretada cubriendo su cara mientras lloraba, un brazo agarrando a su pequeño hijo de seis años, quien miró desafiante al soldado de la Guardia Nacional mexicana que les impedía cruzar a Estados Unidos.
Un juez federal le ordenó el miércoles al gobierno estadounidense que continúe aceptando solicitudes de asilo de todos los migrantes que llegan a los Estados Unidos y cumplen con los requisitos para solicitar esa medida de protección.
El autobús con docenas de centroamericanos procedentes de la frontera con Texas se detuvo en plena noche a un costado de la terminal de Monterrey. Hombres y mujeres con niños en brazos o pequeños que se tambaleaban somnolientos a su lado, se miraban asustados y sin saber qué hacer.