En la conferencia de prensa se denunció por las autoridades de salud que existen 300 comunidades que rechazan la vacuna para sus habitantes. “Hemos tenido vacunadores, se ha hecho el trabajo de llegar a las comunidades lejanas, pero hemos tenido resistencia”, agregó el ministro Coma.
Desde la semana pasada los médicos y enfermeros del hospital San Juan de Dios se declararon en una asamblea por falta de abastecimiento de medicinas y lamentaron que ni siquiera cuentan con acetaminofén y otros medicamentos básicos para atender pacientes.
Las declaraciones de Etienne en la conferencia de prensa virtual que cada semana ofrece la OPS desde su sede en Washington tienen lugar en momentos en que el Caribe continúa siendo una de las áreas de las Américas más vulnerables al coronavirus, en la que persisten grandes brechas en la vacunación.
Rusia, el país de Europa con más muertos de covid-19, registró 324.060 fallecidos por la enfermedad desde el inicio de la pandemia, según cifras de las autoridades.
Además, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estimó el pasado miércoles que la región tendrá un crecimiento de 2,1% en 2022, muy por debajo del 6,2% del año pasado, afectada por una baja inversión y presiones inflacionarias.
A la fecha en Guatemala, una nación de 16,3 millones de habitantes, se han vacunado 4,7 millones de personas con dos dosis y otras dos millones con al menos una dosis. Las cifras equivalen a uno de los índices más bajos de vacunación en Latinoamérica, según recuentos oficiales.
El caso más extremo es México, donde no hay restricciones ni siquiera para los viajeros que llegan desde el exterior. No se les exige prueba de PCR ni cuarentena. Otros, como Chile, piden en cambio validar ante el Ministerio de Salud las vacunas recibidas en el país de origen y un PCR de 72 horas.
El primer caso importado de covid en las Américas se identificó el 21 de enero de 2020 en Estados Unidos. Desde entonces, más de 98 millones de personas en la región padecieron la enfermedad y más de 2,3 millones murieron, según cifras oficiales recopiladas por la OPS.
La OPS dijo, no obstante, que aunque al menos nueve países han detectado casos —entre ellos Argentina, Chile y Brasil_, se trata de viajeros y no existe aún transmisión comunitaria. Por ahora, delta continúa siendo la variante de preocupación predominante en la región, según la organización.
La medida puede resultar efectiva, dado que un sondeo encargado por el Foro Económico Mundial, realizado entre 14,500 trabajadores de 33 países de todas las regiones, mostró que un 68 % considera que si la vacuna fuera una condición para mantener su empleo se vacunarían sin dudarlo.
En Guatemala, menos del 23% de la gente ha completado su vacunación, según la OPS. En la nación centroamericana, uno de los principales motivos para la falta de vacunación es la falta de acceso a las dosis y la apatía de una parte de la población sobre todo en el área rural.
En el resto de la región aún hay mucho trabajo que hacer por parte de los gobiernos, que van desde promover leyes que protejan los derechos de las infancias enfermas hasta un mayor control de compras de medicamentos que garantice el abasto y buen tratamiento para todos.
Varios países del hemisferio Norte empezaron a tomar medidas luego que este viernes la Organización Mundial de la Salud calificara como “variante preocupante” la nueva versión del coronavirus que se detectó en Sudáfrica. La denominó “ómicron”, como la letra del alfabeto griego.
A pesar de esa noticia, la directora de la OPS subrayó las diferencias existentes entre países en el ritmo de vacunación y recordó que en Guatemala, San Vicente y las Granadinas, Jamaica, Nicaragua y Haití "menos del 20 % de las personas" han sido completamente inmunizadas.
En la región hay varios países, entre ellos Argentina, Uruguay, Ecuador, Guatemala y Paraguay, que reportan un incremento de infecciones resistentes a las medicinas, que probablemente hayan contribuido al alza de la tasa de mortalidad entre los pacientes hospitalizados, dijo Etienne.
Con un puñado de excepciones entre las que aparecen República Dominicana y Belice, en toda la región de las Américas la pandemia ha mejorado y por octava semana consecutiva han disminuido los casos a poco más de 745,000 en los últimos siete días. Las muertes por COVID-19 registradas fueron 18,000.
Su colega Ciro Ugarte, director de emergencias en salud de la OPS, recordó que aún en condiciones de alta vacunación en países europeos, por ejemplo, se ha observado un repunte de casos “debido a ese optimismo mayor de la población” que lleva al relajamiento de las medidas.
Perú, donde tanto los nuevos casos confirmados como los decesos se mantienen estables, superó el fin de semana los 14 millones de personas con la pauta completa y alcanzó así la meta que el Gobierno había fijado para estas fechas de inocular con las dos dosis al 50 % de su población objetivo.
Esperita García de Pérez recibió su primera vacuna contra el COVID-19 en mayo. Eso, junto a su fe católica, la hizo sentirse más protegida contra el coronavirus, y esperaba recibir la segunda dosis de Sputnik V, la fórmula desarrollada por Rusia, unas semanas más tarde.
Gran parte de los obstáculos que han enfrentado los países de Latinoamérica y el Caribe para acceder a las vacunas han sido derivados de la falta de disponibilidad. Las naciones desarrolladas del mundo acapararon dosis con acuerdos bilaterales con las farmacéuticas dejando atrás a las más pobres.
