MENSAJERÍA
Mi querido agnóstico
Santo Tomás empleando un tono sencillo y directo, tan sólo un año antes de morir, al predicar unos sermones de Cuaresma en Nápoles, pone también en evidencia la ignorancia del agnóstico. Al explicar el primer artículo del Credo apelaba al argumento teleológico (finalístico) de este modo: