PANORAMA NORTEAMERICANO
Daño incalculable
Estados Unidos se enfrenta a una de las crisis más graves de las últimas décadas con un sistema político bajo tensión, una sociedad quebrada y el peor presidente imaginable en la Casa Blanca.
Estados Unidos se enfrenta a una de las crisis más graves de las últimas décadas con un sistema político bajo tensión, una sociedad quebrada y el peor presidente imaginable en la Casa Blanca.
El enorme esfuerzo invertido por los negros para refundir su identidad, más allá de las diferencias, con el modelo blanco imperante, sólo ha conseguido transformar la máxima “respeto a las diferencias” en la vacía retórica del politically correct.
Estados Unidos debatía hace una semana el ritmo de la reapertura del país, tras más de dos meses de confinamiento, por la peor pandemia en un siglo. La destrucción de empleo por el parón económico evocaba los peores fantasmas de la Gran Depresión, pero el peligro de rebrote obligaba a calibrar...
Cinco meses antes de las presidenciales en las que el mandatario republicano buscará la reelección, y cuando los actos de campaña están suspendidos por la pandemia del coronavirus, esta controversia le permite a Trump reactivar su base electoral al denunciar lo que considera una injusticia.
En octubre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declara el estado de emergencia en las principales ciudades de los estados que son más disputados en las elecciones, como Milwaukee y Detroit, prohibiendo la apertura de los centros de votación.
El presidente que durante semanas minimizó el riesgo de la covid-19, que no se pone una mascarilla ni por asomo y que ansía reabrir el país cuanto antes, ha sufrido toda su vida de una misofobia confesa. Detesta estrechar las manos, lava las suyas con obsesión,, le saca de quicio los estornudos.
La crisis del coronavirus en Estados Unidos está dejando al aire las heridas políticas del país, acentuadas por la gestión de Donald Trump. Pero si la división entre republicanos y demócratas ha alcanzado niveles inauditos, las medidas sanitarias generan un consenso también raro en estos tiempos.
Con manifestantes reunidos este jueves en Michigan para protestar contra las órdenes de confinamiento por la pandemia y el rechazo de una corte a extender las restricciones en la vecina Wisconsin, los debates en Estados Unidos sobre el encierro se tiñen de un oscuro tono partidista.
Dice la verdad tan pocas veces que, cuando se le oye en sus propios labios —como el 29 de marzo de 2020—, adquiere la fuerza de una revelación: “Ojalá pudiéramos recuperar nuestra vida de antes. Teníamos la mejor economía de la historia, y no teníamos la muerte”.
Es verdad que Estados relativamente ricos como Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut probablemente deberían ayudar a sus vecinos más pobres, pero esos vecinos no tienen derecho a quejarse de los “rescates a los Estados demócratas” en una situación de desastre nacional.
Es probable que el coronavirus ataque con especial fuerza a 60 millones de latinos en el país, y los organizadores políticos enfrentan el doble desafío de comprometerlos a votar y protegerlos.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la congelación de los fondos que su país aporta a la Organización Mundial de la Salud (OMS), equivalentes al 15% de su presupuesto.
En las próximas semanas y meses decenas de millones estadounidenses recibirán un cheque con el nombre del presidente Donald Trump impreso.
En las primarias demócratas y las elecciones presidenciales de 2020, que se celebrarán en noviembre, no solo está en juego el futuro de Estados Unidos, sino también el impacto de su siguiente presidencia en el resto del mundo.
En las primarias demócratas y las elecciones presidenciales de 2020, que se celebrarán en noviembre, no solo está en juego el futuro de Estados Unidos, sino también el impacto de su siguiente presidencia en el resto del mundo.
Exageraciones, gracietas, imprecisiones y, a veces, sencillamente datos falsos. La actitud de Donald Trump al frente de una pandemia agresiva y global como la del coronavirus no se ha desviado del manual político del presidente de Estados Unidos, el manual de un showman.
Nada de su perfil garantiza ganar unas elecciones presidenciales o primarias, pero lo que nadie esperaba es que la senadora no lograse ningún éxito en ninguna de las votaciones que comenzaron el 3 de febrero.
Se espera que los latinos conformen el bloque votante no blanco más grande en 2020. Por todo el país, los demócratas latinos están buscando al candidato que esté en mejor posición para enfrentar al presidente Donald Trump, al cual muchos ven como una amenaza por su retórica antinmigrante.
El martes 3 de marzo es el día más importante del calendario electoral demócrata en Estados Unidos: en una sola jornada se deciden muchos delegados y podría decidir definitivamente la contienda.
Las elecciones están llenas de incertidumbre. Sanders podría ganarlas por muchos motivos. El país está dividido casi por la mitad sea quien sea el candidato, los votantes indecisos son impredecibles, las matemáticas electorales son complicadas, Trump tiene innumerables puntos débiles.