VUELTA AL MUNDO
Las revoluciones no hacen llorar a las madres
Los barbudos que asaltaron el poder en 1959 decidieron perpetuarse en él y para ello engendraron el castrismo, una ideología fundamentalista que arrasó con todo lo que les molestó: homosexuales, religiosos, opositores, artistas, periodistas, en definitiva, gente libre.