MUY OPORTUNO
La terapia de una vida pública
Si Rieff tiene razón -y yo insinúo que la tiene- entonces se sigue que la solución para muchas de nuestras cosas que hoy nos dirigen al diván terapéutico se basa tanto, y quizás más, en una participación más plena y más sana en la vida pública, incluso la vida eclesial, que en la terapia privada.