Reportajes
Hacer fila, limpiar inodoros y no llorar: un día en la detención de menores migrantes
No te portes mal. No te sientes en el suelo. No compartas tu comida. No uses apodos. Y es mejor si no lloras; hacerlo podría afectar tu caso.
No te portes mal. No te sientes en el suelo. No compartas tu comida. No uses apodos. Y es mejor si no lloras; hacerlo podría afectar tu caso.
Yeni González dejó su casa en una zona rural de Guatemala a mediados de mayo. Días después, por la noche, cruzó la frontera sur de Estados Unidos con sus tres pequeños hijos. La Patrulla Fronteriza los recogió, dijo, y los llevó a todos a un centro de detención cerca de Yuma, Arizona.
Herbert Trump no quiso hablar del asunto. Tampoco Ilse Trump. Ursula Trump, propietaria de la panadería Trump en el siguiente pueblo, accedió después de un rato. Hizo un gesto con las palmas hacia arriba y suspiró: "Nadie escoge a sus parientes, ¿o sí?".
Cuarenta días antes, oficiales migratorios en McAllen, Texas, le habían quitado directo de sus brazos a Keyri, la hija de 9 años de Ludin, después que su familia cruzó de manera ilegal la frontera en busca de asilo. Ludin dice que una pandilla había amenazado con matar a su hijo adolescente, Élmer.
Casi inmediatamente después de que el presidente estadounidense Donald Trump asumió el cargo, su gobierno empezó a sopesar una medida que por años se había catalogado como la "alternativa nuclear", para disuadir a los inmigrantes de ingresar ilegalmente a Estados Unidos.
Durante más de dos años Donald Trump ha atacado a México para emocionar a sus partidarios, con amenazas de muros, de deportaciones masivas y de poner fin a un acuerdo comercial de veinticinco años de antigüedad entre los países norteamericanos.
Un año después, el aura alrededor de Ivanka Trump y Jared Kushner se ha difuminado. La hija de Donald Trump y su yerno, ambos asesores de la Casa Blanca y sin ninguna experiencia política previa, han perdido impronta en el segundo año de presidencia acechados por problemas legales.
Las explicaciones que Israel, Irán y Siria han ofrecido sobre su tenso enfrentamiento del 10 de mayo han sido muy diferentes. Mientras Tel Aviv acusa a "las fuerzas iraníes" de haber sido los primeros en atacar, Teherán rechaza estas acusaciones.
Durante tres minutos, Iván abrazó a su familia, se olvidó del miedo, acortó las distancias y venció el muro entre México y Estados Unidos que tanto promueve el presidente Donald Trump.
El teatro se llenó de gente joven. El gobierno de Mauricio Macri ha multiplicado en pocos meses el precio de las tarifas del agua, el gas y la luz. Ya no hay nadie en Buenos Aires que niegue la corrupción de los Kirchner, pero el neoliberalismo violento no parece la mejor alternativa.
Los inmigrantes, las mujeres, la comunidad homosexual... Todos tienen en común el haber sido atacados por Donald Trump. Ahora, una vela con el rostro del presidente pretende materializar el debate en torno a su figura y, de paso, ayudar a los colectivos atacados por el mandatario.
Hace toda una vida, la familia de Ana Frank solicitó visas estadounidenses para escapar de Hitler, pero rechazamos a los Frank y a otros refugiados judíos desesperados. Pensamos: "Es problema de Europa, no nuestro, y no queremos que nos invada esa gente'".
Las calles estaban llenas de gente que hacía sus cosas, empujando carritos de fruta por estrechas calles laterales, recorriendo las explanadas iluminadas por el sol, esperando impacientemente en los cruces peatonales de transitadas intersecciones.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los victoriosos países de Occidente forjaron instituciones -la OTAN, la Unión Europea y la Organización Mundial del Comercio- que tenían como objetivo mantener la paz por medio del poderío militar colectivo y la prosperidad compartida.
Y en la crisis política más reciente, Pedro Pablo Kuczynski, antes de cumplir dos años en la presidencia, se vio obligado a renunciar el miércoles 21 de marzo. Es hasta ahora la víctima de más alto perfil en la interminable progresión de escándalos que se ha extendido por toda América Latina.
A finales de la década de los noventa, escribí mi primera novela, I'jaam: An Iraqi Rhapsody, sobre la vida cotidiana bajo el régimen autoritario de Sadam. Su narrador, Furat, se parecía a mi: era un joven universitario que estudiaba Literatura Inglesa en la Universidad de Bagdad.
Cerca de 400,000 personas todavía no tenían servicio de electricidad. Cuatro días antes de mi arribo, una explosión en una planta eléctrica había dejado brevemente en la oscuridad a quienes sí tenían y ya nadie sabía cuánto se tardarían los esfuerzos de recuperación, de por sí lentos.
La victoria del presidente Donald Trump lo asombró. Para mal. Y fue así como Hagerman desarrolló su propio experimento, que por un lado era una protesta silenciosa, por otro un mecanismo para sobrellevar la situación y finalmente una especie de plan de autocuidado extremo.
Tres millones de migrantes mexicanos repatriados de Estados Unidos desde los tiempos del ex presidente Barak Obama están la deriva y son vistos con suspicacia por sus propios compatriotas bajo la sospecha de que tienen antecedentes criminales.
"En esta 'única Democracia de Oriente Medio', los palestinos son ciudadanos de segunda o tercera clase", acusa, y agrega que el Ministerio del Interior les pone tantos obstáculos que para ellos conseguir la ciudadanía, con los derechos civiles que conlleva "es casi imposible".