TRASCENDENTAL
¡Tú no puedes demostrar la existencia de Dios!
Por tanto, es claro que el comentarista cae en una falacia de falso dilema: opone “pensar” a “creer” cuando lo que nos enseña aquí la Biblia es que el pensamiento (“reflexión sobre las cosas visibles”) puede llevarnos a la fe (“creer en el Dios invisible”)