PAN Y CIRCO
El PAN: nueva oposición
El Partido Acción Nacional intenta convertirse en la única rabiosa oposición al gobierno de López Obrador.
El Partido Acción Nacional intenta convertirse en la única rabiosa oposición al gobierno de López Obrador.
No hay fecha que no se cumpla, plazo que no se venza, ni deuda que no se pague, y Donald Trump lo sabe a querer y no se tuvo que enfrentar a las elecciones de mitad de término, sin embargo, contrario a lo que se piensa, no perdió.
Si Platón nos hubiera visto, no habría entendido por qué los más estuvimos tan inclinados a la servidumbre voluntaria, mientras los menos mezclaron sin mesura su placer personal y familiar con las finanzas públicas.
Los procesos de cambio y su lenguaje tienen su propia temporalidad política. Su contexto no es nada más el inmediatamente visible, sino los procesos de cambio previos.
No se limita a un sueldo vitalicio o al servicio de decenas de servidores públicos, sino que incluye guardias para ellos y sus familias, igual que el pago de telefonía, autos, atención médica privada y gastos de oficina, entre otros, todo ello sin fundamento en la ley.
Entre las ruinas de la revolución sandinista se levanta hoy desafiante y temible, la figura de la esposa de Daniel Ortega, Rosario Murillo, que es también vicepresidenta, cargo al que fue elegida en 2016 cuando acompañó a su marido en la fórmula que ganó ese año las elecciones presidenciales.
¿En qué queda la protesta de cumplir la Norma Suprema, la del Ejecutivo chiapaneco de 2012 y la de los senadores del 2018? No estamos ante una situación de gran ingenio en el diseño del orden normativo, sino al menos ante tres conductas viciadas de inconstitucionalidad:
La primera imagen, en agosto de 2015, es de una noticia de cuando el entonces candidato republicano amenazó a los activistas de Black Lives Matters con que, si se subían al escenario, él pelearía físicamente contra ellos.
En uno de los capítulos de El Aprendiz, el concurso televisivo sobre negocios que Donald Trump presentó durante once años, la combativa Omarosa Manigault Newman exclama: "Tengo el derecho a luchar por mi vida en este juego como todo el resto de vosotros".
El interés que despierta el más leve gesto, comentario o posicionamiento público del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, tiene como consecuencia un registro extraordinario anulatorio del largo historial de agravios pendientes que poco a poco, siendo presente, parecen asumirse como pasado
Hormigas en una vitrina. Los grupos de poder y sus esfuerzos por reacomodarse ante el tsunami político que vive México me hace recordar los hormigueros en aparador que alguna vez vi en un museo de ciencias naturales.
En términos de porcentaje de participación con respecto a la lista nominal de electores, la afluencia a las urnas fue muy similar a la de las últimas tres elecciones presidenciales: en 2000 fue de 63.92% de la lista nominal; en 2006, 58.55%; en 2012, 63.08, y en esta elección, 63.42.
Los problemas estructurales que deberá afrontar el nuevo presidente de México son tan profundos que el populismo del favorito en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), es casi terapéutico, entendible en una sociedad mayoritariamente harta y necesitada.
El Mundial de Fútbol Rusia 2018 será un poderoso tema de distracción de los ciudadanos hastiados de las controversias y la violencia verbal que ha marcado la campaña con vistas a las presidenciales del 1 de julio.
Muy probablemente dentro de tres semanas muchos latinoamericanos estaremos maldiciendo nuestra suerte, injuriando al pobre desempeño de nuestros seleccionados, clamando contra la perfidia de un rival o la ceguera de un árbitro.
Un político melancólico. Un candidato que no ha logrado encender los ánimos, conectar con los indignados, convencer de manera entusiasta a panistas, a perredistas, a los miembros de un Frente que no entienden con claridad para qué se formó.
Considero que José Antonio Meade es un hombre decente. Un hombre decente que, todo indica, está dispuesto a hacer indecencias impensables en nombre de la decencia.
Kemper y Collins consolidaron la importancia sociológica que tienen cuestiones emocionales como el miedo, el enojo, la alegría, en distintas asuntos colectivos. Desde entonces fenómenos sociales como los procesos electorales han estado íntimamente ligados a tratar de explotar estos sentimientos.
Con las elecciones presidenciales que Nicolás Maduro ha organizado a su medida para hoy se culmina el desmantelamiento de la institucionalidad democrática venezolana.
Como si no tuviera ya suficientes problemas, el 20 de mayo Venezuela celebrará unas elecciones que no deberían suceder y que no detendrán la crisis económica catastrófica que ha empujado a la población al límite.