ECOLOGÍA
Amazonia, centro del mundo
Los movimientos sociales de la región se unieron a los indígenas, ribereños y quilombolas para declarar que, en época de emergencia climática, la Amazonia es el centro del mundo.
Los movimientos sociales de la región se unieron a los indígenas, ribereños y quilombolas para declarar que, en época de emergencia climática, la Amazonia es el centro del mundo.
El Amazonas es el pulmón del mundo y no podemos permitir que se destruya. Los incendios que arrasaron la selva este año conmocionaron al mundo. Fueron un ejemplo terrible y elocuente de los peligros que plantea la deforestación y que pueden agravar los riesgos del cambio climático.
El discurso del presidente, Jair Bolsonaro, que minusvalora el cambio climático, odia a las ONG y quiere autorizar explotaciones mineras en tierras indígenas, han colocado la destrucción de los bosques en el centro del debate político local e internacional.
Los incendios y la deforestación en la Amazonia han reabierto el debate sobre los límites de la soberanía nacional y la protección global del medioambiente. La región es el mayor bosque tropical del planeta; actúa como sumidero de CO2 y regulador de temperatura.
La Amazonia está en llamas. A juzgar por la alarma mediática y social, lo está sobre todo en Brasil y este mes. Sin embargo, la realidad es algo más compleja.
El fuego devasta la Amazonia. No es nada nuevo, por desgracia, pues cada año llegan de manera puntual las noticias de incendios que arrasan miles y miles de hectáreas.
São Paulo siempre ha visto mal tiempo. Pero el pasado lunes las nubes oscurecieron el cielo y se hizo de noche a las tres de la tarde. Poco después, los paulistas se enteraron de que, además de la lluvia, había humo. Lo suficiente para generar un efecto óptico que dejaba el cielo casi negro.
La Amazonia brasileña arde como nunca. En los casi ocho primeros meses del año se han producido casi un 84% más de incendios que en el mismo periodo —entre enero y el pasado lunes— de 2018, el ritmo más alto desde que el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales comenzó la medición en 2013.