Reportajes
Las herramientas de los asesinos y los espías
Trotski huyó al exilio y terminó en una colonia pintoresca de Ciudad de México en 1940, donde un agente de Stalin, Ramón Mercader, entró a su estudio con un piolet escondido entre su ropa. Cuando Trostki le dio la espalda, Mercader se lo encajó en el cráneo. El ruso murió al otro día.