VALORES MORALES
Generosidad
En esta época nuestra, que exalta como valores supremos la comodidad, el éxito personal y la riqueza material, la generosidad parece ser lo único que verdaderamente vale la pena en esta vida.
En esta época nuestra, que exalta como valores supremos la comodidad, el éxito personal y la riqueza material, la generosidad parece ser lo único que verdaderamente vale la pena en esta vida.
Tenía veintitrés años cuando dejó casa y familia para entrar al monasterio de Nuestra Señora de Mayfouk de la orden maronita libanesa. Al recibir el hábito de novicio cambió su nombre por el de Chárbel, nombre de un mártir de la iglesia de Antioquía que murió en el año 107 bajo el imperio de Trajano.
Creer en el “destino” consiste en afirmar que el futuro humano está determinado, decidido o fijado desde toda la eternidad. En el mundo homérico se afirmaba la existencia de un poder que actuaba sobre hombres y dioses, personificado en la Moira.
El relato de san Lucas introduce a esta mujer en la historia de los hombres y ya estará en ella hasta el fin; de no ser por los Evangelios y por lo que Jesús hizo con ella, nadie la recordaría hoy; su vida habría pasado como un anónimo de baja calidad olvidado por todos.
Santa Brígida, religiosa, nacida en Suecia, que contrajo matrimonio con el noble Ulfo, del que tuvo ocho hijos, a los cuales educó piadosamente, consiguiendo al mismo tiempo con sus consejos y con su ejemplo que su esposo llevase una vida de piedad.
María Magdalena, así, con su nombre completo, aparece en varias escenas evangélicas. Ocupa el primer lugar entre las mujeres que acompañan a Jesús; está presente durante la Pasión y al pie de la cruz con la Madre de Jesús; observa cómo sepultan al Señor; llega antes que Pedro y Juan al sepulcro.
Un informe sobre el bienestar de los niños, publicado el 14 de febrero por el Centro de Investigación Innocenti de UNICEF, ha provocado un examen de conciencia.
En estos días en que nuestros hijos están de vacaciones es muy común que pasen muchas horas en las redes sociales y que tengan acceso a diversas páginas de internet.
En el monasterio de Annesis, Macrina, hermana de los santos Basilio Magno, Gregorio de Nisa y Pedro de Sebaste, se distinguió por ser una gran conocedora de las Sagradas Escrituras. Se retiró a la vida solitaria y fue ejemplo admirable de amor a Dios y de alejamiento de las vanidades del mundo.
En Metz, ciudad de Austrasia, en lo que hoy es Francia, san Arnulfo, obispo, consejero de Dagoberto, rey de Austrasia, cargo al que renunció para abrazar la vida eremítica en los Vosgos.
El victimista difunde con enorme intensidad algo que podríamos llamar cultura de la queja, una mentalidad que —de modo más o menos directo— intenta convencernos de que somos unos desgraciados que, en nuestra ingenuidad, no tenemos conciencia de hasta qué punto nos están tomando el pelo.
Un laico escribió: «¿Qué sentido y qué valor tiene nuestro trabajo de laicos ante Dios? Es verdad que los laicos nos dedicamos también a muchas obras de bien; pero la mayor parte del tiempo y de las energías de nuestra vida tenemos que dedicarlas al trabajo.
Simone Weil comentó una vez que hoy no vale ser simplemente santo; más bien “debemos profesar la santidad que demanda el momento presente”.
En Roma, en la basílica situada en el monte Aventino, se celebra con el nombre de Alejo a un hombre de Dios que, como cuenta la tradición, dejó su opulenta casa para vivir como un pobre mendigo pidiendo limosna (s. IV).
Uno de sus discípulos le pidió a Jesús que los enseñara a orar y Él lo hizo, enseñándoles la oración del Padrenuestro. Es así como Jesús nos regaló esta oración siendo la oración cristiana fundamental, la que todos nos sabemos, grandes y chicos, la que rezamos en la casa, en el colegio, en la Misa.
La desintegración familiar, los divorcios cada día van en aumento porque el egoísmo y la soberbia crece. Todo mundo busca, vivir “feliz”, se esfuerza al máximo por crear, cuidar y vivir en su zona de confort.
Si se hiciera una encuesta nos encontraríamos con que hay mucha gente que cree en Dios, pero también con otros que dicen no creer o que "pasan".
Para educar integralmente no basta saber como funciona el cerebro ni cual es la estructura y la dinámica de las emociones. Es preciso conocer dónde está el bien y tratar de ponerlo en práctica. Muchas veces -afirma el autor- se pretenden poner remedios psiquiátricos a lo que son problemas morales.
Desde los antiguos ermitaños que se establecieron en el Monte Carmelo, kos Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada.
Después del fin del mundo, Nuestro Señor realizará la resurrección de los muertos. Los elegidos brillarán por su pulcritud, mientras que los precitos serán asquerosos.