VALORES MORALES
¿Por qué somos cristianos?
Ese don, lo sabemos, es una Persona concreta: el Hijo del Padre hecho Hombre en el seno de la Virgen María; el Maestro de Nazaret que muere y resucita por todos.
Ese don, lo sabemos, es una Persona concreta: el Hijo del Padre hecho Hombre en el seno de la Virgen María; el Maestro de Nazaret que muere y resucita por todos.
Su padre iba a estar a su lado siempre, animándola y ayudándola en sus iniciativas apostólicas hasta el fin de sus días. Él mismo fue impulsor de importantes obras de acción social. De tres de los hijos habidos en el matrimonio: Augusto, Dulce y María Rita, se hicieron cargo sus tías.
«No os estiméis en más de lo que conviene, sino estimaos moderadamente, según la medida de la fe que Dios otorgó a cada cual. [ ] Tened la misma consideración y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniéndoos al nivel de la gente humilde. No os tengáis por sabios» (Rom 12, 3.16)
«Padre de los pobres e insigne bienhechor de la humanidad dolorida y desamparada», y Juan Pablo II al canonizarlo ensalzó su vida diciendo que fue «una maravillosa y genial expresión de caridad cristiana» al tiempo que lo calificaba como «estratega» de la misma.
Ssan Sofronio, obispo, que tuvo como maestro y amigo a Juan Mosco, con quien visitó diversos lugares monásticos. Fue elegido, a la muerte de Modesto, para la sede de la Ciudad Santa, y en ella, cuando cayó en manos de los sarracenos, defendió valientemente la fe y la seguridad del pueblo.
Asistió al Concilio de Nicea, y vale mencionar aquí dos conjeturas relacionadas con el papel que desempeñó en dicho concilio. La primera es que hubo un forcejeo entre él y su obispo metropolitano Eusebio de Cesarea, en cuanto a los derechos de sus respectivas sedes.
Sabía que estaba en el lugar en el que cumpliría su más ferviente anhelo: «¡Yo quiero hacerme santo!», aunque su camino hacia los altares había comenzado ya con una presencia de Dios constante en su mente y actos cotidianos de amor.
Una mujer de principios se caracteriza por tener convicciones profundas, que no ceden ante la moda o presión de la sociedad en la que se mueve. Un ejemplo de la conducta de estas mujeres fueron las vidas de Juana de Arco, Teresa de Ávila, Drothy Grey, Edith Stein y, nuestra contemporánea.
Si no, pregunto, ¿quién puede negar la admiración, justamente expresada, ante la grandeza que representa tener madres trabajadoras en casa y en el campo laboral, donde se desgastan por sus familias, donde se acaban procurando que sus hijos tengan un mejor porvenir?
Se trata de Juan Ciudad Duarte, un hombre nacido año 1495 en el pueblo portugués de Montemor o Novo, del obispado de Évora, Portugal y que muere en Granada, España, el año 1550 a la edad de 55 años, siendo considerado uno de los tesoros de la ciudad. Para todos es conocido como "el santo".
Cuando llega una enfermedad a la propia vida, los resultados pueden ser muy variados. Hay quien se entristece, o quien se angustia, o quien cambia de ritmo, o quien la afronta estoicamente, o quien la ofrece por los demás.
Compartimos el mundo con más de siete mil millones y medio de personas, y cada uno de nosotros tiene el indomable e innato sentimiento de que somos especiales y destinados de una manera única. Esto no es sorprendente, ya que cada uno de nosotros es verdaderamente único y especial.
Se ha dicho de ella que pertenece «a la progenie espiritual sanjuanista más pura. La llama oscura del amor infuso que la abrasa y la consume, ilumina y dirige toda la vida, haciéndole tocar las cumbres de la vida trinitaria, desde donde se abre al más ardiente apostolado contemplativo».
Que el alma purísima de San José se juntó nuevamente a su cuerpo, es decir que él resucitó, es algo sustentado por innúmeros santos, doctores y teólogos. Para defender esa tesis se basan en el Evangelio de San Mateo que narra los acontecimientos que siguieron a la muerte del Redentor.
Esto sucede si, por ejemplo, se considera a una persona educada, solo por el hecho de ostentar 3 o 4 títulos académicos que "certifican" su poderoso "quilate intelectual", indiferentemente de su comportamiento, religión, filosofía, visión, costumbres y en fin... alcance cultural.
La población estaba amedrentada por la violencia ejercida contra ella por el emperador Federico II, que había sido doblemente excomulgado por Gregorio IX, pero que respondió imponiéndose por la fuerza en todos los estados que permanecían fieles al pontífice.
Si Dios existiese, nos dicen algunos, sería bueno y sería inteligente. Por lo mismo, ¿por qué no hizo un mundo sin tanto dolor, sin tantas injusticias, sin tantas imperfecciones?
Él, que ya estaba habituado a la vida de entrega en la que se hallaba inmerso, cuando vio las virtudes de las que estaba adornado el franciscano no tuvo duda de que quería abrazarse a ese carisma. Se dirigió a Nápoles, al convento de Santa Lucía del Monte, donde fue admitido.
Catalina tuvo la suerte de haber venido al mundo en un hogar conformado por personas generosísimas, y la extraordinaria pedagogía que recibió en él, no solo teórica sino práctica, con especial énfasis en la virtud del desprendimiento, marcó su existencia.
En estas palabras con las cuales Jesucristo cierra la acción de los viñadores sobre el hijo y, sobre todo, lo que el dueño de la viña había proyectado respecto a este terreno, también está encerrando qué es lo que sucede en los corazones de los viñadores.