No hay manera de saber si la Selección Mexicana cometerá errores en la cancha al jugar en el Mundial de Futbol después de la eufórica victoria ante Alemania, pero el equipo remedió un error antes de jugar su primer partido. Las playeras de la selección, por fin, son ortográficamente correctas.
Hoy es el día de la resaca -o si acaso guayabo, cruda, goma-: ayer la Argentina sufrió uno de los grandes cachetazos de su historia futbolera y todavía no nos levantamos.
Así somos: parece que así somos. En el mundo dicen -los que dicen algo sobre el tema- que lo que hacemos los argentinos es exactamente eso: sobrar, hacernos los vivos, simular que podemos lo que no podemos, creerlo incluso.
Aunque me atrevo a especular que ningún resultado del Mundial influirá en la elección del próximo presidente en Brasil, es inevitable ver la influencia del deporte más popular del país en su política.
Paolo Guerrero había empezado a pelear consigo mismo -sabe Dios si lo que le molesta es perder tontamente el primer balón que toca o levantarse de la cama con el pie que no debe o el color de la camiseta del rival-, pero a ese capitán lo conocíamos y nos habíamos olvidado de que existía.
La Federación Mexicana de Fútbol (Femexfut) y por lo menos dos de sus jugadores estrella retomaron este jueves una campaña para poner fin a un grito homófobo que algunos aficionados han lanzado desde hace años.
Márquez, está en la lista negra del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de personas que según la institución han ayudado a lavar dinero a los cárteles de la droga. Su inclusión en la lista prohíbe a los ciudadanos, empresas y bancos estadounidenses tener cualquier tipo de relación con él.
Cantaban el himno con tal brío -no es fácil pronunciar "oh gloria inmarcesible" con fiereza- que se veía que estaban por comerse el mundo. Quizá querían compensar la ausencia de su estrella, James Rodríguez, en el banco con un músculo intrincado.
Al que madruga Dios le ayuda, dice el dicho. Pero la gran verdad es que, entre quienes madrugan, algunos se encuentran el botín y otros lo pierden. Hoy el partido Colombia-Japón se sentenció tempranísimo: a los tres minutos.
Llevan días jugando este partido. Lo repitieron varias veces, cada quien a su modo, pero en el fondo es siempre el mismo: Portugal se atrincheró contra España, Islandia contra la Argentina, México con Alemania, Suiza con Brasil, Túnez con Inglaterra y siguen firmas.
Después del silbatazo final, los hogares mexicanos estallaron en alegría; la gente salió a las calles a celebrar; los desconocidos se abrazaban. Todavía horas después del partido, en la capital mexicana resonaban las bocinas de los autos, los fanáticos fueron a celebrar a las plazas.
Los aficionados se quejan de que es demasiado analítico, lo llaman "Profesor", y no de manera respetuosa. Hacen menos a los equipos que ha vencido Osorio, pues los califican de segunda categoría, y se quedan fijos en el los de partidos que ha perdido. Más que nada, su queja es que no sea mexicano.
Tanto tiempo había pasado desde nuestra última vez, que nadie esperaba cantar el himno: había que gritarlo. La larga espera terminó por fin y al despertar de la pesadilla esta tarde luminosa en las orillas del Volga, esas estrofas fueron, para el hincha de Perú, explosión, desborde, fuga.
A unas horas de debutar en el Mundial, la expectativa por el primer partido todavía es baja en Brasil. Es el interés es más bajo desde que la selección brasileña disputó la Copa del Mundo de Estados Unidos 94, según el instituto de investigaciones de mayor credibilidad en el país.
La Argentina, la orgullosa patria del mejor del mundo, la supuesta potencia futbolera, chocó contra el equipo de un país que nunca antes había estado en un Mundial: Islandia. Messi lamentó que le "duele haber errado el penalti", que le habría dado la victoria a su equipo.
La pregunta de si lo más correcto es hablar de "fútbol" con acento, como en España o en Argentina, o "futbol" sin acento como en México, encendió la polémica entre los estudiosos del lenguaje y expertos en literatura en coincidencia con el inicio del Mundial Rusia 2018.
España jugaba contra Portugal: muchos anunciaban un empate y, oh sorpresa, sucedió. Nada de lo que sucede en España en estos días era lo anunciado: cayó un gobierno, el nuevo tiene dos tercios de mujeres y acoge refugiados, el presidente echa en doce horas a un ministro por un fraude fiscal.
Los mundiales son, al fin y al cabo, mojones que te van marcando la vida: yo no sé bien dónde estaba en junio de 2005 o 2007, pero sé dónde en junio de 2006, porque había un mundial en Alemania, el primero de Messi, y lo recuerdo y recuerdo tanto alrededor.
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, dijo este miércoles que México, Estados Unidos y Canadá están "profundamente unidos", al celebrar que la FIFA concedió a los tres países ser sede de la Copa Mundial de Fútbol en 2026.
No era que Ibrahimovic necesitara contener el movimiento de sus pechos, sino que estaba usando un dispositivo para medir su rendimiento físico durante los entrenamientos y los partidos, un geolocalizador de la empresa GP Sports.
