CABALÍSTICO
Herido en mi vanidad
Alguien sabio me enseñó alguna vez que cuando nos hieran en nuestro interior hasta hacernos conmover, sonrojar, indignar, llorar o quizás simplemente enfurecer, debemos detener el mundo a nuestro alrededor y hacer un rápido análisis de qué parte nuestra fue ofendida, motivo de semejante reacción.