Editoriales
La ‘amenaza socialista’ que invoca Trump
En 1961, Estados Unidos enfrentó lo que para los conservadores fue una amenaza mortal: llamados para la creación de un programa nacional de seguro médico con cobertura para los adultos mayores.
En 1961, Estados Unidos enfrentó lo que para los conservadores fue una amenaza mortal: llamados para la creación de un programa nacional de seguro médico con cobertura para los adultos mayores.
Una vez superada la emergencia humanitaria y las decenas de obstáculos complejos requeridos para erradicar al Estado criminal del chavismo, conviene alertar prontamente sobre las organizaciones políticas que vendrán a frenar la fuerza de cambio liberal que ya es nítida.
Conforme la crisis venezolana empeora, casi todos los países que respaldan a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela están de acuerdo con que la renuncia de Nicolás Maduro es el primer paso para cualquier tipo de negociación.
Si el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador llega a fracasar (a dos meses de su arranque es imposible decirlo aún, pero podría suceder, desde luego) sus detractores tendrán que reivindicar el título de videntes. Porque lo han tundido desde el momento en que ganó las elecciones.
El miércoles 23 de enero por la mañana, frente a decenas de miles de venezolanos decepcionados, Juan Guaidó tomó la Constitución y se juramentó como presidente encargado.
La voz se corrió con rapidez: gasolina gratis. El combustible salía a raudales desde la perforación que los contrabandistas de gasolina habían hecho en un oleoducto. La gente, unas novecientas personas según algunos cálculos, llegó corriendo con envases.
La semana pasada, López Obrador apuntó a los últimos presidentes, Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón y Vicente Fox, por hacer caso omiso del problema. "Era una especie de tolerancia, estaba pactado o se daba por hecho". Se sabía y no se hacía nada para evitarlo.
Aunque Theresa May superó ayer una moción de confianza planteada por el líder laborista Jeremy Corbyn, eso en nada alivia la catástrofe de su plan del Brexit, de su gestión política y del horizonte del país que aún finge dirigir.
Pemex se encuentra en dos vértices de la actividad política de los últimos días. Por un lado, su Chief Financial Officer, Alberto Velázquez García, acompañó al secretario de Hacienda en su roadshow en Nueva York, la semana pasada.
El presidente López Obrador está estableciendo con prisa los cimientos políticos, fiscales y administrativos de su gobierno. Se observan ya en el primer mes de gestión, tanto las limitaciones internas de su proyecto como el conjunto de conflictos políticos que genera su implantación.
Donald Trump quiere más que un muro. Una vez más, el presidente de Estados Unidos ha creado su propia realidad, ha fabricado una crisis, ha inventado una invasión, ha criminalizado a los inmigrantes, ha tergiversado los hechos.
Poco antes de asumir el cargo, López Obrador sugirió que México debía olvidarse de enjuiciar a los corruptos porque a) son demasiados, b) no hay tantos jueces, c) las cárceles no alcanzarían y d) él no podría gobernar porque la oposición le haría la vida imposible.
Durante su discurso de toma de posesión el 1 de diciembre, el nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) pronunció la siguiente frase: “Nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes y de la pequeña minoría que se ha lucrado con el influyentismo.
Más de 2,3 millones de personas han sido asesinadas en lo que va del siglo. Sin embargo, a diferencia de una guerra, la violencia que vemos en América Latina no arrasa las grandes ciudades, no genera protestas públicas masivas y tampoco se investiga para llevar a los culpables ante la justicia.
Punto de inflexión: La política migratoria de tolerancia cero del gobierno de Donald Trump, la cual exige que cualquier persona que cruce la frontera ilegalmente sea procesada, provoca la separación de miles de niños de sus familias.
Los dos referendos provocan escepticismo. López Obrador dice querer consultar a la sociedad como prueba de su fe democrática para decidir gastos por miles de millones de dólares que impactan en la vida de decenas de millones de personas, pero acepta como legítimo un porcentaje de votos ínfimo.
Fue un terremoto. Una auténtica sacudida que termina, de un golpe, con el régimen político de la transición, donde todo pertenecía a tres partidos, con el PRI y el PAN como grandes socios y el PRD como un invitado menor al banquete.
El 1 de diciembre se inicia el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, dirigente de izquierda que arrasó en las elecciones presidenciales mexicanas del 1 de julio al obtener más del 50 por ciento de la votación nacional.
El gobierno que comienza el 1 de diciembre tiene un pesado reto en materia de finanzas públicas: cómo dar recursos a los extensos programas sociales, que Andrés Manuel López Obrador prometió como candidato y confirmó como presidente electo.
Donald Trump es el líder populista de una democracia minoritaria. Nunca ganó el voto de la mayoría del pueblo. Parece una paradoja o un oxímoron si consideramos que la democracia es el gobierno de la mayoría electoral, y sin embargo esta es la situación en la que se encuentra hoy Estados Unidos.