VALORES MORALES
Adulterio: infidelidad de corazón
El pecado de adulterio: Se comete cuando un hombre y una mujer, de los cuales, al menos uno está casado, establecen una relación sexual, aunque sea ocasional
El pecado de adulterio: Se comete cuando un hombre y una mujer, de los cuales, al menos uno está casado, establecen una relación sexual, aunque sea ocasional
Un joven fue a solicitar un puesto importante en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial e… iba a conocer al director para la entrevista final. El director vio su CV, era excelente. Y le preguntó: ” ¿Recibió alguna beca en la escuela?” el joven respondió “no”.
Leonardo Murialdo no es un hombre lejano: nace en Turín el 26 de octubre de 1828 y muere en la misma ciudad el 30 de marzo de 1900. Es una persona dulce y noble, un hermano que se entrega todo a otros hermanos que no tienen casa y familia, que están solos y sin cariño, que no conocen a Dios.
En el Nuevo Testamento, San Pablo, en el libro de la “Carta a los Romanos” encontramos las siguientes citaciones que resultan oportunas mencionar en el contexto de la época actual que estamos viviendo, para encontrar respuesta a las múltiples calamidades que el mundo está padeciendo.
Santa Gladys, Reina de Gales. Fue una santa que al enviudar, decidiría dedicar todas sus riquezas al pueblo, principalmente a los marginados, para finalmente retirarse y seguir una vida dedicada a la penitencia y oración, viviendo en la soledad de una ermita en el sur de Gales.
Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado». Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!».
Nació en 1296 en Suabia, Alemania. A los 15 años fue admitido como religioso en el convento de los Padres Dominicos en Constanza. Su apellido era Von Berg, pero como su padre era descuidado borrachín y en cambio la mamá era una santa, el joven tomó el apellido materno que era Susso.
Muchos entre la gente, que habían escuchado a Jesús, decían: «Éste es verdaderamente el profeta». Otros decían: «Éste es el Cristo». Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén».
La aparición de una nueva epidemia o el estallamiento de una nueva guerra a veces suele provocar en la gente la idea de que «ahora sí» el final ya está aquí. Pero esos cuatro signos mencionados por Jesús, que son los cuatro jinetes del Apocalipsis, son plagas generales que afligen a buenos y malos.
La pandemia causada por el nuevo coronavirus (covid-19) favorece reflexiones sobre varios aspectos de nuestra vida cotidiana, como el tema del aislamiento social, ya destacado por la prensa.
Nada hay más tortuoso que el corazón humano, lejos de todo remedio: ¿Quién es capaz de entenderlo? El profeta Jeremías escribió esas palabras hace más de 25 siglos, y todo el que luche con las complejidades del amor y las relaciones humanas enseguida sabrá de lo que habla.
Hay varios pasajes de la Biblia que nos hablan sobre las diferentes señales que veremos al final de los tiempos. De hecho, hay un libro profético en la Biblia, el Apocalipsis, que habla con detalle sobre este tema. En Mateo 24:1-14 Jesús está hablando con sus discípulos sobre las señales del fin.
Sus primeros pasos del monarca no fueron los de un santo precisamente. Repudió a su primera esposa, Veneranda, luego de haberle dado sólo un heredero que murió a edad temprana. La segunda esposa, Merestrude no tuvo mejor suerte, murió poco después de su parto junto con el niño.
Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que me envió el que es veraz; pero vosotros no le conocéis. Yo le conozco, porque vengo de Él y Él es el que me ha enviado».
Cuando observo una colmena, mi capacidad para aprender puede llevarme a una conclusión nueva, a un aprendizaje, sobre el modo de trabajar de las obreras en la entrada o sobre el sistema de vuelo de las abejas destinadas a la vigilancia.
Casi todas las verdades que conocemos – nuestros criterios de vida, valores, ideas, datos, conocimientos prácticos – provienen de lo que hemos oído y leído, es decir, de lo que hemos recibido de otros a través del lenguaje.
Durante el reinado de Diocleciano, Cástulo albergó a los cristianos en su propia casa, adjunta al palacio y les procuró un lugar para sus reuniones. No contento con servir así; a la Iglesia, él y su amigo Tiburcio recorrieron Roma convirtiendo hombres y mujeres al cristianismo y fueran bautizados.
«Las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro»,
La cuestión es muy pertinente, pues la soledad es calificada por algunos estudiosos como la epidemia más grave de nuestros días. La soledad, de hecho, está en la raíz de los problemas de salud más dañinos, como el riesgo de ataque cardíaco, presión arterial alta, depresión y tasas de suicidio.
Nada se sabía de la Madre de Jesús. Vivía en Nazaret. Oculta a los ojos de los hombres, pero no a los ojos de Dios. Más adelante contará Ella misma los hechos que la llevan a la maternidad, y a descubrir su vocación y su misión en la vida y en los planes de Dios.