El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, intervino esta semana en la carrera cada vez más conflictiva para sucederlo, una medida que, según expertos del partido, tenía como objetivo evitar posibles divisiones y proteger la base de poder político dominante que ha construido.
El mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho que los aspirantes de Morena a la candidatura presidencial deben separarse de sus cargos públicos para poder participar en la encuesta con la que se definirá quién abanderará al partido en los comicios de 2024.
“Esta es una final y ayer jugamos el partido de ida, perdimos 2-0″, comenzó diciendo. “En este partido de ida, cometimos muchos errores”, agregó, entre los que señaló que no lograron generar entusiasmo en la gente. “Ahora necesitamos que los entrenadores pongan la mejor alineación”.
En un evento en un hotel, rodeado de varias decenas de congresistas del oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), agradeció al presidente mexicano su respaldo y cercanía y dijo que espera continuar su buena relación con el López Obrador en los años por venir.
López Obrador dijo que Ebrard, Sheinbaum y el secretario de Gobernación (Interior), Adán Augusto López, otro aspirante, estuvieron en la cena, donde los líderes de Morena felicitaron a su compañera de partido Delfina Gómez por ganar el domingo las elecciones para gobernadora del Estado de México.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, llamó el martes a la unidad entre los potenciales contendientes del partido gubernamental Morena a la elección presidencial de 2024 de la que saldrá su sucesor, tras reunirse con ellos un una cena en la víspera.
El partido gobernante de México capturó cómodamente un importante bastión histórico de la oposición en las elecciones del domingo, consolidando el control del poder del presidente Andrés Manuel López Obrador antes de la batalla para sucederlo el próximo año.
El partido del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, Morena, se hizo de uno de los últimos bastiones de poder de la oposición en las elecciones del domingo, al asegurar una gobernatura que podría representarle una ventaja antes de las elecciones presidenciales de 2024.
Morena, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, se consolidó como principal fuerza política del país al ganar el domingo la gubernatura del Estado de México, una victoria que ponía fin a casi un siglo de gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la entidad.
México celebraba el domingo unas votaciones que lucían encaminadas a reforzar al presidente Andrés Manuel López Obrador antes de la elección de su sucesor el próximo año dado que se prevé que su partido capture el último bastión importante de los antiguos gobernantes del país.
Más de 14 millones de mexicanos están llamados a las urnas el domingo en dos estados donde no ha habido alternancia política porque llevan casi un siglo gobernados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y donde se pondrá a prueba el avance de Morena, la agrupación de López Obrador.
El Estado de México es la entidad federativa con el mayor número de habitantes del país, 16,9 millones, según cifras de 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Con un padrón electoral de 12,6 millones, el peso de la votación en el Estado de México es significativa.
La próxima gobernadora del estado de México, el más poblado del país, saldrá de la pugna electoral entre dos mujeres y el hartazgo de muchos votantes. Una de las candidatas es Alejandra del Moral, que representa a la fuerza política que gobernó ese estado durante casi un siglo.
La dinámica de la carrera en el Estado de México se aprecia especialmente bien cuando nos fijamos en cómo ha evolucionado la ventaja de Gómez, medida como la diferencia porcentual entre ella y Del Moral en el promedio de voto efectivo de las encuestas, sin contar a los indecisos.
El viejo partido gobernante de México podría enfrentarse prácticamente a su extinción en las elecciones del próximo domingo a la gubernatura del Estado de México, la entidad más poblada del país y el último de los estados de importancia bajo gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
A fuerza de repetir que el Estado de México es todo un símbolo para la política del país, la entidad corre el riesgo de no ser más que eso, un símbolo. Nada de lo que ocurra en las elecciones del 4 de junio parece ya tener fuerza real en el resto de la República.
Envuelto en escándalos de corrupción, notoriamente fragmentado, lejos de sus bases, arrastrando los peores resultados de su historia y bajo el cuestionado liderazgo de Alejandro Alito Moreno, el antiguo partido hegemónico sale a defender dos feudos en los que nunca ha perdido.
Las modificaciones legislativas, aprobadas por el Congreso de mayoría oficialista e impulsadas por el mandatario, eran una alternativa a otra reforma constitucional planteada por AMLO que fracasó en su intento de reorganizar y delimitar las tareas administrativas del árbitro de los comicios, el INE
López Obrador ha mantenido en las últimas semanas una cruzada contra el órgano autónomo del Gobierno, tildándolo como un gasto “oneroso, opaco e innecesario” que defienden “aquellos que aman la simulación”. El pasado mes de diciembre, y en entrevista con EL PAÍS
Entre el 24 y 26 de abril pasados, el Congreso de México se abocó a trastocar leyes y reglamentos para desaparecer instituciones incómodas y modificar presupuestos con el objeto de facilitar el manejo del último tercio del sexenio de AMLO.
