La nueva normalidad es el regreso a la vieja. Y ese es el programa electoral con el que Donald Trump pretende ganar en las urnas. El presidente de los Estados Unidos lleva tiempo dándole vueltas, pero al final se ha decidido. El virus no le interesa.
Lo que da rabia es tanto esfuerzo perdido. Ocupamos un continente y medio, desde el desierto que abraza a Ciudad Juárez en la frontera con Estados Unidos hasta la neblinosa Ushuaia, que de todo el mundo es el poblado más próximo a la Antártida.
El presidente que en medio de la crisis por la pandemia se lamenta porque Thalía, Eugenio Derbez o el Chicharito Hernández hablen en su contra, no es el mismo presidente que el día de su toma de posesión convocó a todo el país a una enorme cruzada para cambiar México.
No se trata de un ministro cualquiera, sino el de Educación, Abraham Weintraub, que lleva sobre sus hombros la enorme responsabilidad de formar millones de niños y jóvenes para el futuro de la nación brasileña.
