CALAMIDADES
Los límites de los autócratas: no se puede arrestar a un virus
Los líderes autoritarios del mundo están recurriendo a sus estrategias habituales para proyectar control. La jugada es arriesgada en una crisis tan caótica.
Los líderes autoritarios del mundo están recurriendo a sus estrategias habituales para proyectar control. La jugada es arriesgada en una crisis tan caótica.
El esfuerzo por afrontar la crisis del Covid-19 en Venezuela es inseparable de la lucha en contra de la dictadura. No son, como intenta promover el régimen, ámbitos que puedan resolverse separadamente.
La pandemia de coronavirus ha sumido al mundo en un territorio inexplorado y dejado a la gente con un sentimiento de indefensión ante una amenaza de duración desconocida que podría infectar a cualquiera.
Al principio fue el virus. Coronavirus. En menos de dos meses después de la primera muerte, cruzó el mundo a bordo de nuestros cuerpos que vuelan en aviones. Se ha vuelto omnipresente en el planeta, pero tan invisible como ciertos dioses para los ojos humanos.
La pandemia del Covid-19 constituye, primero que nada, una tragedia humana que se ha cobrado decenas de miles de vidas y que tristemente serán muchas más. La crisis de salud resultará también en una fuerte contracción económica.
Quizá su temor sea exagerado, pero conviene recordar que los miedos de los demás siempre parecen más irracionales que los nuestros. Puede ser un mecanismo de defensa: nos da miedo el miedo de los otros por si pudiera convertirse en el nuestro.
García Luna vive preso en Estados Unidos desde diciembre y a la espera de su próxima vista judicial, agendada previamente a la crisis del coronavirus para el 2 de marzo.
Hace un mes Roma, Milán, Florencia, Nápoles o Bérgamo derrochaban vida. Todo marchaba con normalidad, y el país, de hecho, se preparaba para celebrar el quinto aniversario de la muerte de su gran pintor, Rafael. Italia miraba con preocupación a China, epicentro de la pandemia, pero con la...
América Latina es la región con la mayor frecuencia de crisis económicas. Si bien factores externos juegan siempre algún papel, las fallas de política económica internas tienden a ser sus causas principales. Este no es el caso con la crisis que se avecina como consecuencia del impacto económico...
En cuestión de días, millones de estadounidenses han visto como sus vidas daban un vuelco por las medidas para frenar la propagación del nuevo coronavirus. Calles normalmente bulliciosas están desiertas y las familias se atrincheran en sus casas.
A medida que el coronavirus comenzó a extenderse, Pekín desperdició el recurso más importante para combatirlo: la confianza. Xi Jinping afronta ahora una crisis existencial.
Las escuelas cerraron en buena parte de Europa. Se cancelaron o prohibieron concentraciones desde California hasta Alemania. Y el coronavirus impactó directamente los centros de poder de todo el mundo el jueves, cuando políticos de Canadá, Brasil, España y otros países resultaron positivo al virus.
El gobierno federal perdió varias oportunidades de garantizar pruebas más generalizadas durante los primeros días del brote, cuando contener el virus habría sido más sencillo.
Tras su difusión en las redes, un vídeo de la directora de Salud de Santa Clara, California, lamiéndose el dedo para mejor pasar las páginas de su discurso, y en el que conminaba a no tocarse nariz ni boca a fin de no propagar el coronavirus, puede convertirse en icono de la improvisación...
El coronavirus y otras amenazas sanitarias pueden derrotarse, pero la solidaridad, tan poco de moda, debe enfrentarse a un virus más insidioso: la mezcla de miedo y racismo.
La gestión del coronavirus revela la fortaleza y la debilidad del modelo chino, la cara y la cruz del dragón. A diferencia de lo que suele temerse en las cancillerías de las naciones libres, y alabarse en los Gobiernos más oscuros del planeta, el secreto del milagro chino...
El 70% de la población del mundo vive en países, ricos y pobres, en los que la desigualdad ha aumentado en las últimas tres décadas. El progreso económico, las nuevas tecnologías, el cambio climático, la creciente urbanización y las migraciones tienen un impacto en la lucha contra este problema.
Las buenas conciencias se tranquilizaron; nunca se esperaba llegar a esta situación; y si los policías y sus perros revisan las mochilas de los niños tampoco se volverá a producir.
Veinticinco mil manifestantes, judíos y no judíos, cruzaron el domingo 5 de enero el puente de Brooklyn de Nueva York. Esto simbolizó que el antisemitismo no conoce barreras. Ataca lo mismo a seculares que a ultraortodoxos y agrede cualquier comunidad religiosa, étnica o racial.
Protestas de todo tipo y olas de calor excepcionales, pero también el Brexit o el procedimiento de destitución contra Trump, formaron parte de la lista de acontecimientos destacados de 2019 en el mundo.